Los sistemas educativos reconocen que los docentes son el elemento más importante para el éxito de todo el proceso. Por ello, formulan políticas efectivas para reclutar a los mejores candidatos, desarrollar profesores de excelencia y motivarlos para que mejoren su desempeño. Sin embargo, la evidencia muestra consistentemente que la carrera docente, si bien cuenta con una convocatoria y matrícula alta en gran parte de América Latina y el Caribe, todavía enfrenta el reto de atraer a los mejores candidatos. ¿Qué nos falta en la región para que los mejores estudiantes quieran ser docentes?
Una de las fuentes de información más importantes sobre este tema son los resultados de las pruebas PISA. Aparte de evaluar lo que los jóvenes de 15 años saben y pueden hacer en ciencias, matemáticas y lectura, PISA también provee datos acerca de la autopercepción de estos jóvenes sobre la ocupación que tendrán a los 30 años. De acuerdo con los resultados de 2015, el 8 por ciento de los jóvenes mexicanos y el 7 por ciento de los uruguayos se pueden visualizar en la carrera docente. Ese porcentaje es de 5 por ciento para Chile y 4 por ciento para Colombia y Brasil. En todos los países de la región, los porcentajes de 2015 mostraron una reducción del número reportado en la edición 2006.
En un claro contraste, en Corea del Sur, cerca del 14 por ciento se “ven” siendo docentes, una proporción superior incluso a la observada en otros países de alto rendimiento como Finlandia (6 por ciento) y Estados Unidos (4 por ciento). Al igual que en América Latina, estos países registraron una disminución con relación al 2006. Sin embargo, esta tendencia tiene mayores repercusiones en nuestra región dada la urgente necesidad de mejorar la calidad de los aprendizajes y la mayor demanda de derivada de las tendencias demográficas.
Además del bajo interés en ingresar a la carrera docente, PISA también revela que aquellos estudiantes que sí están interesados en la carrera docente muestran bajo desempeño. Tanto en el 2006 como en 2015, para todos los países en América Latina que participaron en PISA, el puntaje promedio de los jóvenes que se ven como maestros a los 30 años fue inferior al promedio de su país. Esta situación es completamente inversa en los sistemas educativos de Corea del Sur y Finlandia, por ejemplo. Las buenas noticias es que los puntajes de los que se ven como docentes en el futuro se ha ido acercando al promedio nacional. El trabajo debe continuar para poder cerrar las brechas importantes que existen en comparación a los niveles de calidad de países de alto desempeño.
Los datos que obtenemos de PISA son un llamado para que los países de la región continúen trabajando e invirtiendo en el proceso de revalorización de la carrera docente. Esto implica profundizar los diversos programas que ya están siendo implementados para atraer a los jóvenes hacia la docencia como “Ser Pilo Paga Docente” (Colombia), “Beca Vocación de Profesor” (Chile), “Becas Vocación Maestro” (Perú) o “Becas para Formación Docente” (Argentina). Si bien estos programas son relativamente nuevos, existe evidencia de su impacto positivo en los logros académicos de los que aspiran a ser docentes.
Del mismo modo, un elemento clave para mejorar es continuar conociendo y compartiendo las experiencias de otros países, tanto de América Latina y el Caribe, como de otras regiones para entender mejor el impacto y efectividad de diversas opciones de política docente.
Fuente: iadb.org