En diciembre 2021, UNESCO (The United Nations Educational, Scientific ande Cultural Organization), en conjunto con varias organizaciones internacionales que comparten la preocupación por el futuro de la educación a nivel mundial, firmaron la Declaración sobre la Conectividad en la Educación. El documento, además de compartir nuevas directrices en el proceso de aprendizaje, comenta la inquietud del cambio de enfoque de los ampliamente conocidos pilares de la educación que plantean las preguntas: dónde, cuándo, qué, cómo y porqué, a raíz de la interconectada tecnología.
La pandemia COVID-19 y sus variantes, modificaron la vida como se conocía; se movieron las estimadas inamovibles bases de la existencia cotidiana, forzando a un reenfoque vital en la totalidad de los procesos básicos y complejos, iniciando en el hogar, los cuidados en la salud, costumbres de prevención, extendiéndose a la fuerza laboral en todos sus aspectos, y al proceso del aprendizaje por medio de una educación estructurada. Cada persona inició su travesía personal, para luego encontrar su norte, y aplicarlo en la travesía colectiva construyendo nuevas rutas.
El uso de la tecnología se profundizó. Rápidamente se ampliaron redes, se fortalecieran los sistemas de conectividad, en el sostenido esfuerzo de mantener la comunicación, local, comunitaria y global, para asegurar la continuidad de vida, procesos reactivos ante una situación inconcebible. Todos los procesos sufrieron modificación, y la educación no fue la excepción.
Las pantallas se convirtieron en canales de aprendizaje, moderados por docentes quienes aprendieron a la par de sus alumnos. No todos gozaron de plataformas educativas, ni aulas virtuales mediante Zoom u otro medio; hubo buen uso de plataformas de mensajería, televisión, radio, y el envío de material físico, en dinámicas creativas según cada sistema educativo.
No todos los sistemas fueron exitosos, y ahora, aún no estando en pos-pandemia, pero si con mejores herramientas de convivencia de ésta dentro del aula, se medirán el efecto en la adquisición del aprendizaje, el desarrollo de las destrezas, el crecimiento en las competencias, las carencias y los beneficios de una educación mediada con la tecnología.
Con el fin de establecer un futuro positivo de la educación aprovechando la tecnología como herramienta permanente, observando las carencias evidentes, y la necesidad de un reenfoque de los procesos, UNESCO presentó “Connectivity Declaration. Steering the Digital Transformation” proponiendo principios y acuerdos para “…asegurar que las interconectadas tecnologías promuevan avances en una educación inclusiva, basada en los principios de justicia, igualdad, y el respeto por los derechos humanos”…
La declaración goza de tres ejes principales, estableciendo compromisos profundos: Primero, ubicar a los más marginalizados en el centro del proceso educativo, con el compromiso de asegurar que la conectividad llegue a cada uno de los estudiantes; de apoyar una conectividad económica para la educación y que la educación a través de la tecnología complemente a la educación presencial, no que la reemplace. Segundo, aumentar las inversiones en contenido académico digital de alta calidad, sin costo, por medio del desarrollo de opciones robustas de conectividad para los sistemas de educación pública; de proveer diversidad de contenidos y un monitoreo permanente del mismo proceso educativo digital; Tercero, implementar los necesarios cambios pedagógicos y metodológicos; se comprometen al buen uso de los espacios digitales para el avance en las posibilidades de aprendizaje; la aplicación de la tecnología para fortalecer las dimensiones cívicas de aprendizaje; proteger la información personal de la comunidad educativa y promover el uso seguro de la internet en la educación.
En momentos previos, en otros términos, se ha comentado, recomendado, dinámicas semejantes para el sistema educativo nacional: buscar opciones económicas, si no gratuitas, a que la educación llegue a toda la nación por medio de la conectividad; si no hay fluido eléctrico, hay opciones solares, el costo financiero de esta introducción es nada en contraposición al costo de la falta de educación; instarles a las universidades a establecer nuevos pensum en la formación inicial docente, a que se incluyan las dinámicas docentes de una educación virtual de calidad, las experiencias mundiales se comparten con generosidad, un beneficio de la pandemia, y apoyar a los docentes que están en servicio con capacitación en la alfabetización digital; velar a que haya un retorno presencial a las aulas, combinado con tecnología/ virtualidad, se conocen los efectos socioemocionales negativos del aislamiento el retorno, regresar con protocolos, es urgente. Y mas…
Las últimas mediciones de “calidad educativa” recién publicados demostraron que en 2019, se seguía a la deriva. Después de dos años de pandemia y la educación a distancia en modalidades variadas, qué resultados se podría esperar? No es necesario que una autoridad externa confirme lo que debe hacer, la ruta es clara.
Fuente: Diana Brown/ republica.gt
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