Los afectados representan entre un 4.9 y el 8,8 por ciento de la población
Se les tacha de «vagos», de «no tener interés por nada», de «no querer esforzarse», de «despistados»… Cuando la realidad es que detrás de estos alumnos que no son capaces de seguir con el ritmo académico hay lo que los médicos denominan Trastorno por Déficit de Atención (con o sin Hiperactividad), más conocido por sus siglas TDAH .
Se estima que los afectados representan entre un 4.9 y el 8,8 por ciento de la población y tienen muchas más posibilidades que cualquier otro estudiante de ser víctimas de fracaso escolar y del posterior abandono en los estudios.
Cuando este tipo de niños tiene un nivel de inteligencia normal o alto, es posible que en su etapa de primaria no se vea tan afectado, pues suplen con su intelecto lo que no pueden hacer a través de su propio esfuerzo.
Sin embargo, los problemas surgen cuando acceden a estudios más avanzados, como es el caso de la ESO, donde ya el nivel de exigencia de deberes y de esfuerzo continuado que se les pide a los alumnos es mayor y los chicos con este Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad empiezan a tener más dificultades.
En esta etapa, apunta Carlos González, director del Colegio Nuevo Velázquez, especializado en este tipo de dificultades, «es fundamental una comprensión real y un plan individualizado para cada alumno. Porque diagnósticos como el déficit de atención o la dislexia son sacos enormes en los que caben perfiles muy distintos: lo que vale para uno, casi nunca vale para el otro. Es por ello por lo que tenemos que tender a la especialización, a crear espacios en los que los alumnos puedan desarrollarse y llegar a ser, realmente, los que son. Es absolutamente imprescindible que no se margine al diferente sino que se comprenda que cada alumno tiene una manera distinta de aprender».
Otra forma de trabajar
En este centro, de hecho, el programa y el currículo es el mismo. «Sencillamente –añade González–, se trata de alcanzar los mismos objetivos pero por caminos diferentes». Pero para ello, añade, es necesario «un profesorado formado en este trastorno es esencial, que sepa ayudar en la asimilación de conceptos, que les ayude a comprenderlos y a saber expresarlos».
Lo primero que mejora, continúa el director del Colegio Nuevo Velázquez, es «la autoestima de los chicos». Por este motivo, explicia Ángela Martín, orientadora del centro, «trabajar la motivación de estos chicos es fundamental, porque la mayoría llegan mermados de otros centros. Hay que trabajar mucho para capacitar a estos alumnos en la resolución de dificultades».
De hecho, desde el Colegio Nuevo Velázquez también han constatado que «cuanto mayor es la comunicación con los padres y los profesionales de la psicología que trabajan con muchos de nuestros alumnos, mucho mejores son los resultados». La importancia de las familias, de los centros educativos que elijan y de los profesionales que dan apoyo generalmente desde casa, es inmensa para los chavales con TDAH. «Si estas tres patas forman un triángulo equilibrado, compensado, perfecto, las mejoras en los estudios no tardan en aparecer», concluye Carlos González.
Fuente: Carlota Fominaya / abc.es