“He quedado para estudiar en la biblioteca”: aunque sea inevitable el escepticismo al escuchar una frase de este estilo pronunciada por un adolescente, lo cierto es que estudiar con amigos puede ser no sólo más entretenido, sino más provechoso.
De hecho, el silencio y la accesibilidad a los recursos de trabajo, como internet, ordenadores o libros de consulta, son solo parte del motivo por el que los estudiantes acuden a las bibliotecas. Muchos lo hacen, aunque tengan un espacio de estudio perfecto en su casa o en su residencia, porque se concentran mejor rodeados de otras personas que hacen lo mismo, incluso aunque no se establezca ninguna comunicación entre ellos.
Compartir la materia de estudio con otras personas y preguntarse mutuamente puede ser todavía más beneficioso. Se está observando, además, un trasvase del estudio en grupo presencial al ciberestudio grupal. Ambas fórmulas pueden ser positivas, siempre que se tengan en cuenta algunas pautas.
Apoyo y perspectiva
Aunque es obvio que en momentos de estudio es conveniente estar a solas para memorizar, fijar conceptos o realizar el último repaso antes del examen, el estudio en grupo enriquece el proceso de aprendizaje. Ofrecer apoyo y recibirlo permite afianzar y reforzar el aprendizaje propio y el de los demás.
El grupo enriquece el conocimiento y provoca una comprensión más completa de los conceptos: se pasa de una perspectiva individual a una perspectiva colectiva del tema que se estudia.
Para que esto ocurra, es importante que previamente se haya trabajado el tema individualmente, puesto que ello nos va a posibilitar discutir y ampliar los conceptos con los compañeros y compañeras.
El hecho de tener que explicar y discutir lo estudiado conlleva un proceso de análisis, comprensión y relación de conceptos, que provoca un aprendizaje de mayor significatividad. Al reflexionar en conjunto e intercambiar ideas, se internaliza mejor el conocimiento.
Compromiso y motivación
Otro beneficio es el compromiso con el grupo: el hecho de tener una cita concertada para estudiar va a forzarnos a cumplir un horario, aprovechar mejor el tiempo y realizar un preestudio de los conceptos que compartiremos con los compañeros. El compromiso pasa de ser con uno mismo a ser con el grupo.
La motivación aumenta al estudiar en grupo: el estudiante se siente más acompañado y menos aislado en el proceso. Esto se debe a que los compañeros se dan ánimos para continuar y, si alguno pierde el entusiasmo, los demás estarán allí para apoyarle.
Incluso, se ha comprobado que el grupo de iguales puede ser un factor importante a la hora de que un alumno se plantee abandonar o continuar con los estudios.
Ciberestudio grupal
El confinamiento y la interrupción de la enseñanza presencial provocó que la utilización de las tecnologías de la información y la comunicación se hicieran imprescindibles; los nativos digitales hicieron el trasvase del estudio en grupo al ciberestudio grupal a través de diferentes plataformas de un modo fácil y natural, puesto que los adolescentes contemporáneos tienen la capacidad de relacionarse por igual tanto en los entornos analógicos como en los digitales.
Esta opción de trabajo en grupo puede ser adecuada y tiene algunos beneficios, como el no necesitar desplazarse, y la posibilidad de realizarla en periodos de aislamiento o en momentos en los que se está fuera de la residencia habitual. Pero también tiene ciertos riesgos si no se tiene en cuenta algunos aspectos específicos.
Más distracciones
El mayor riesgo del ciberestudio grupal es el propio instrumento con el que se lleva a cabo: un ordenador, tableta o teléfono móvil con conexión a internet, ya que también sirven para actividades como jugar en línea, participar en redes sociales o ver contenido audiovisual.
Por este motivo la probabilidad de que la atención se disperse debido al efecto “doble pantalla” es mayor. La multitarea, con varias pestañas abiertas, divide y dificulta la atención plena y sostenida en cada una de ellas.
Pautas para que sea efectivo
- Elegir el grupo de estudio teniendo en cuenta aspectos como el compromiso y la responsabilidad. En ocasiones hay que dejar en un segundo plano el divertimento o la amistad para que el grupo funcione.
- Tener un objetivo común que haga que todos los miembros del grupo se comprometan y se muestren dispuestos a trabajar para conseguirlo.
- El número de personas del grupo no deberá ser muy grande: esto posibilitará que el proceso de organización sea más ágil y evitará demasiadas distracciones.
- Realizar un trabajo previo individual que permitirá aportar conocimiento al grupo.
- En el caso del estudio presencial se debe encontrar un lugar adecuado que sea tranquilo, cómodo y espacioso.
- En el caso del ciberestudio, todos los miembros del grupo deberán conectarse en un lugar tranquilo que les permita estar concentrados e interaccionar sin molestar y ser molestados. Además, se debe tener el compromiso de no estar realizando ninguna actividad en paralelo durante el ciberestudio grupal.
- Planificación previa: es necesario tener claro el contenido de estudio, el reparto de tareas, la metodología para las intervenciones, los descansos, etc. Esto va a garantizar el aprovechamiento del tiempo.
- En ciertos momentos, algunos miembros del grupo serán los encargados de presentar y explicar el contenido y otros de plantear las cuestiones poco claras y realizar preguntas sobre el mismo. Lo conveniente es que estos roles vayan rotando.
- Los debates son una excelente oportunidad para aprender.
- Ser conscientes de que el estudio en grupo debe ser complementado con el trabajo individual.
Tener en cuenta todos estos consejos permitirá que estudiar con amigos deje de ser una frase poco realista para convertirse en una actividad útil y una sana alternativa al estudio en solitario.
Fuente: Theconvesation.com