La oferta de formación ‘online’ seguirá aumentando, mientras, los expertos recomiendan reforzar la enseñanza presencial en las escuelas con recursos digitales, aumentar la implicación de los padres y trabajar para disminuir las desigualdades entre el alumnado.
Lo que Nanda echaba más de menos era a sus compañeros, hablarles frente a frente, asistir juntos a clase, pero también la rutina de la escuela e, incluso, preocuparse por las tareas. Este testimonio de una adolescente indonesia, compartido en una reciente campaña de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), podría atribuirse a millones de estudiantes durante los confinamientos vividos en 2020 y los que siguen imponiéndose en países como Alemania. La crisis sanitaria causada por la Covid-19 dejó sin clases a 1.200 millones de escolares de 186 países de todo el mundo, que vieron sus centros cerrados y su educación limitada.
La joven Nanda se mostraba optimista. “Creo que lograremos superar esta situación”, afirmaba. La realidad es que la pandemia ha puesto en relieve las grandes ventajas de las nuevas tecnologías, que permiten seguir con la educación a distancia, pero también ha evidenciado la vulnerabilidad de muchas familias. Ahora, con gran parte de las aulas abiertas, siguiendo unas obligadas medidas sanitarias con grupos burbuja e integrando las clases virtuales, la educación no volverá a ser lo que era. El sistema educativo mundial se enfrenta a grandes desafíos.
“La educación ha cambiado drásticamente con el distintivo aumento del ‘e-learning’, por el cual la enseñanza se llevará a cabo a distancia y en plataformas digitales”, destaca el Foro Económico Mundial.
Apoyar a los alumnos con menos posibilidades
Garantizar la educación para todos y evitar el abandono escolar son dos de los grandes retos. El último informe Seguimiento de la Educación en el Mundo de la UNESCO señala que las desigualdades educativas han aumentado durante la pandemia hasta el punto de que el 40% de los países de todo el mundo no han apoyado al alumnado más vulnerable. Para este organismo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), las inversiones en educación deben protegerse, a la vez que los gobiernos y las comunidades han de estar unidos para salvar la brecha digital y reducir esas distancias que se han visto, por ejemplo, entre escuelas públicas y privadas.
De hecho, aunque la tecnología juega un papel crucial en la innovación educativa y su aportación es indiscutible, siguiendo las advertencias de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), “no siempre más tecnología es mejor”. Es decir: las tecnologías por sí mismas no son las responsables de las mejoras en los procesos de aprendizaje y de los resultados de los alumnos, sino que es la forma en la que se integran en los procesos de enseñanza, es decir, la concepción e implementación de metodologías didácticas adecuadas.
Aprovechar las grandes posibilidades de la enseñanza virtual
La Covid-19 ha demostrado que la digitalización educativa no es solo un recurso temporal. “La educación ha cambiado drásticamente, con el distintivo aumento del e-learning, por el cual la enseñanza se llevará a cabo a distancia y en plataformas digitales”, señalan a futuro desde el Foro Económico Mundial, también llamado Foro de Davos. “Las investigaciones sugieren que el aprendizaje online aumenta la retención de la información y conlleva menos tiempo”, destacan los expertos del Foro Económico Mundial, quienes también insisten en que las clases virtuales deben recaer en un alumnado de mayor edad, siendo la presencialidad imprescindible en etapas como Infantil y Primaria.
“Hay que aprovechar las ventajas de la formación online como la posibilidad de personalizarla y reforzar los puntos débiles de cada alumno”, defienden los investigadores del estudio Efecto del Coronavirus en la educación publicado por la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI). Es más, los autores del informe destacan al profesor Antonio Cabrales, del University College de Londres, para quien “la enseñanza virtual puede ser mejor que la presencial”. «El problema es que tener el curso grabado hace que nos confiemos en que ‘ya veremos la clase’. Y el resultado se resiente”, matiza el docente.
Los padres, los primeros comprometidos
La disciplina del propio alumno resultará clave. Sin embargo, para algunas de las voces recogidas en el estudio de la OEI, el aprendizaje online no debe sustituir las clases presenciales, sobre todo para los alumnos más rezagados, aunque reconocen que con el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) se les puede ofrecer un refuerzo personal e individualizado más intenso. Para ello, la interacción con los alumnos y el seguimiento de sus evaluaciones han de ser continuos si se quiere avanzar con éxito en este formato educativo. Las familias, además, deberán tener un papel cada vez más activo.
“Resulta fundamental que los padres sean los primeros comprometidos con la educación de sus hijos en estas circunstancias extraordinarias y les ayuden a adaptarse a la educación a distancia. Es realmente importante que se involucren ahora más en su formación, independientemente de su propio nivel educativo”, insisten los especialistas de la OEI. “Son medidas que no solo recaen en los responsables políticos o en los directores y profesores de los centros escolares, sino también en los propios padres”, insisten.
La inevitable educación ‘online’ como complemento
Para la OCDE, la pandemia ha hecho que se deba trabajar en muchos otros aspectos. Destinar más fondos públicos a la educación, mejorar la formación digital de todo el profesorado y reforzar la Formación Profesional (FP) para ayudar a la empleabilidad son algunas de las recomendaciones de este organismo internacional para el futuro del sistema educativo español. Un sistema que ha visto cómo se han reducido las inscripciones de estudiantes internacionales a las universidades, la cual podría afectar a sus servicios y a sus actividades de investigación.
Las desigualdades educativas han aumentado durante la pandemia hasta el punto de que el 40% de los países de todo el mundo no han apoyado al alumnado más vulnerable, denuncia la UNESCO
El organismo ha pedido a las instituciones universitarias y formativas que sean capaces de reinventar sus entornos de aprendizaje expandiendo la digitalización de su oferta académica y que la educación online complemente, pero no sustituya, las relaciones entre el propio alumnado y entre los estudiantes y el profesorado. No siempre más tecnología es mejor. Y es que, para algunos expertos, la inevitable tecnología nunca reemplazará a un gran maestro ni tampoco al aprendizaje socioemocional que proporciona el contacto humano. Quien sabe si el verdadero desafío del aprendizaje digital pase por todo ello.
Fuente: lavanguardia.com