En la actualidad, el acceso a la información se da a través de múltiples dispositivos y de manera constante. Convertir esa información en conocimiento es el desafío de los educadores que implementan el “ubiquitous learning” (aprendizaje ubicuo) en el aula para repensar el proceso de enseñanza y aprendizaje.
Los cambios sociales, culturales, tecnológicos e institucionales que se vienen gestando desde hace años han propiciado que el aprendizaje se presente como una posibilidad continua para cada estudiante. Dentro de este marco, el u-learning fomenta una enseñanza ubicua, donde no existen límites ni fronteras, ya que los alumnos tienen acceso a ilimitados contenidos en sus dispositivos digitales de manera omnipresente.
Esto implica un proceso de adaptación por parte del alumnado a esta instancia formativa, en la cual a través de la mediación del docente, se pretende que el alumno sea realmente consciente de su aprendizaje, una ardua tarea para el educador moderno, que bien sabe que los lectores del siglo XXI tienen como bandera el multitasking y una atención bastante dispersa. Es por ello que se están modificando los propios conceptos de aprendizaje y de memoria, dado que es cada vez más notorio que los jóvenes necesitan en menor medida tener en la cabeza toda la información que precisan para desenvolverse con éxito en lo cotidiano, debido a que si se requieren algo, siempre existe la forma de buscarlo.
Lo mencionado anteriormente instaura ciertas reconfiguraciones conductuales, ya que los dispositivos portátiles se pueden llevar siempre con uno, lo que pareciera establecer y reforzar la expectativa social de que “siempre deberían estar con nosotros’’, como una especie de extensión de nuestro cuerpo. La portabilidad de los mismos, a su vez, genera nuevos tipos de prácticas sociales, como por ejemplo, el hecho de que muchos adolescentes ya no utilizan más relojes pulsera y ven sus celulares para consultar la hora; o el uso de los mensajes de texto que se envían con la expectativa de que los interlocutores siempre van a estar conectados y disponibles.
Dentro de este marco, surge la interconexión (hoy en día todo está interconectado), que llevada al ámbito educativo, le permite al alumnado generar una “inteligencia extensible” en dos sentidos intrínsecamente vinculados: por un lado, el tecnológico, donde el conocimiento, la memoria y el poder de procesamiento de cada persona que se ven optimizadas al tener dispositivos disponibles que pueden suplementar lo que somos capaces de hacer en nuestro cerebro y, por el otro, el social, dado que las personas se encuentran en asiduo contacto con otras que saben cosas o realizan tareas que nosotros no podemos.
Las ventajas que presenta el u-learning:
– Ubicuidad e inmediatez: Los estudiantes pueden acceder a la información cuando lo deseen, en cualquier momento y lugar. Los archivos se almacenan en su propio dispositivo, en los de la red o en la nube, con lo cual los alumnos pueden acceder a internet rápidamente.
– Interactividad: Los estudiantes pueden comunicarse e interactuar con diversos agentes educativos, como son sus educadores, expertos en diversas temáticas, sus pares, entre otros. Dicha interactividad puede ser sincrónica, en tiempo real, cuando participan en una sala de chat o conversación por video o, asincrónica, cuando se les solicita que vean un video en sus hogares o se deja un mensaje en el foro para que respondan.
– Accesibilidad y permanencia: El acceso a los materiales de las clases (videos, lecturas, tareas, etc.) es permanente, por lo cual los estudiantes tienen acceso a ellos de manera constante.
– Adaptabilidad: Los avances tecnológicos evalúan las preferencias de los alumnos y permiten definir diseños personalizados para las aplicaciones que cada uno de ellos utiliza. De hecho, muchos softwares LMS posibilitan que la interfaz mostrada al estudiante se pueda editar para que solamente visualice en la pantalla principal la información que le interesa.
Los desafíos que plantea el aprendizaje ubicuo radican en que la obligatoriedad de una conexión a Internet puede ser una limitante para aquellos estudiantes que no tienen la posibilidad económica de pagar por ello y que se requieren dispositivos inteligentes para aprovechar el u-learning (aunque el uso del smartphone es común hoy en día, lo cierto es que no todas las personas cuentan con uno).
Cabe destacar que un alumno puede desplegar su potencial intelectual porque tiene acceso a una inteligencia en red, ya sea tecnológica, socialmente distribuida, o ambas. En un mundo educativo tan vertiginoso y cambiante, los saberes, habilidades y capacidades que los seres humanos necesitan potenciar van variando de acuerdo a las demandas y requerimientos de las transformaciones sociales, educativas, económicas y culturales. Es por ello que los educadores tendremos que reflexionar acerca de la (r)evolución del conocimiento y considerar qué es pertinente enseñar en nuestras clases (y de qué modo lo hacemos) para que las futuras generaciones puedan sentirse formadas integralmente para afrontar un mundo profesional exigente y culturalmente diverso. ¿Estaremos preparados realmente para semejante desafío cotidiano?
Fuente: Cecilia Frontera/infobae.com