En 2024 se cumplen 30 años de la aprobación de la Declaración de Salamanca sobre la Inclusión en la Educación. Esta semana, la UNESCO celebra este aniversario en su Sede mediante una ceremonia oficial a la que seguirá un foro de dos días sobre las escuelas inclusivas mundiales. Pero, ¿qué significa realmente la educación inclusiva y en qué consiste la Declaración de Salamanca? Esto es lo que necesita saber.
¿Qué es la Declaración de Salamanca sobre la Inclusión en la Educación?
La Declaración de Salamanca sobre la Inclusión en la Educación fue aprobada durante la Conferencia Mundial sobre Necesidades Educativas Especiales celebrada conjuntamente por la UNESCO y el Ministerio de Educación de España en Salamanca, España, en 1994. La Declaración y el marco de acción que la acompaña representan un consenso mundial sobre la futura orientación de la educación de los niños con necesidades especiales. Se considera que ha proporcionado el impulso para la educación inclusiva en todo el mundo.
La Declaración de Salamanca hizo hincapié en el principio de la educación inclusiva, que aboga por la educación de todos los niños, independientemente de sus condiciones físicas, intelectuales, sociales, emocionales, lingüísticas o de otro tipo, en las escuelas. Llamó a los gobiernos a que adoptaran políticas inclusivas e hizo hincapié en la importancia de adaptar los métodos de enseñanza, los planes de estudio y los entornos para dar cabida a las necesidades de todos los educandos. Puso de relieve la necesidad de una formación y un apoyo adecuados para los docentes, con el objetivo de que puedan atender eficazmente las diversas necesidades de los educandos, y subrayó la importancia de la colaboración entre los gobiernos, las organizaciones no gubernamentales, las comunidades y las familias para promover la educación inclusiva.
¿Qué ha ocurrido desde que se aprobó esta Declaración?
Desde que se aprobó la Declaración de Salamanca, los esfuerzos en favor de la educación inclusiva han continuado. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible adoptados en 2015 y, en concreto, el Objetivo 4, reconocen la urgente necesidad de proporcionar una educación equitativa, inclusiva y de calidad para todos los educandos, desde los primeros años hasta la escolarización obligatoria, la enseñanza y formación técnica y profesional, la enseñanza superior y el aprendizaje a lo largo de toda la vida. Se ha pedido a los gobiernos que redoblen sus esfuerzos para lograr la inclusión en la educación, haciendo especial hincapié en el papel que desempeña de la sociedad civil y la participación de los grupos marginados. También se puso de relieve en la Cumbre sobre la Transformación de la Educación (TES) de las Naciones Unidas celebrada en 2022, en la que se recordó el punto de partida del Objetivo de Desarrollo Sostenible: que nadie quede rezagado.
Muchos países han promulgado leyes y políticas para promover la educación inclusiva. De los 133 compromisos nacionales para transformar la educación contraídos por los países en la TES, el 87% reconoció la importancia de garantizar sistemas educativos más integradores que atiendan las necesidades de los alumnos y las comunidades más vulnerables.
A pesar de los progresos realizados desde que se aprobó la Declaración de Salamanca, persisten profundas disparidades. Millones de niños y jóvenes siguen privados de su derecho a la educación. Más de 7 millones de niños refugiados no están escolarizados. La pobreza, la ubicación geográfica, el sexo, la lengua, la discapacidad, el origen étnico, las migraciones o la condición de desplazado siguen dictando y limitando las oportunidades de educación.
Ha ocurrido un cambio gradual en los comportamientos en lo relativo a la inclusión en la educación. Cada vez son más las partes interesadas, incluidos los docentes, los encargados de la formulación de políticas, los padres y las comunidades, que reconocen el valor de la educación inclusiva para promover la diversidad, la equidad y la cohesión social. Los datos muestran que cuando los niños tienen al menos una dificultad sensorial, tienen menos probabilidades de finalizar la escuela primaria que los niños que no tienen dificultades sensoriales.
¿Cuáles son las tendencias positivas para garantizar una educación inclusiva?
Cada vez se hace más hincapié en proporcionar a los docentes la formación y las oportunidades de desarrollo profesional que les permiten apoyar eficazmente las prácticas inclusivas en el aula. Los docentes están aprendiendo estrategias para llevar a cabo una enseñanza diferenciada, fomentar los entornos inclusivos en las aulas y colaborar con profesionales de la educación especial y el personal de apoyo. Sin embargo, cerca del 40% de los países aún no proporciona formación a los docentes en materia de inclusión.
El desarrollo y la incorporación de tecnologías de apoyo han ampliado las oportunidades de los estudiantes con discapacidades para acceder a materiales educativos y participar en actividades de aprendizaje junto a sus compañeros. Sin embargo, las leyes del 25% de los países prevén separar a los niños con discapacidades durante su educación, una cifra que supera el 40% en Asia, así como en América Latina y el Caribe.
Cada vez se reconoce más la interseccionalidad de las identidades y experiencias de los educandos. Los esfuerzos en materia de educación inclusiva están evolucionando para abordar las necesidades y los desafíos únicos a los que hacen frente los educandos de diferentes grupos marginados, como los estudiantes con discapacidades que también pertenecen a minorías étnicas o lingüísticas. En al menos 20 países, casi ninguna joven rural pobre logra finalizar el segundo ciclo de enseñanza secundaria.
En general, la evolución de la inclusión en la educación desde la Declaración de Salamanca y la aprobación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en 2015 reflejan un compromiso cada vez mayor con la creación de entornos de aprendizaje equitativos, diversos e inclusivos en los que cada alumno importa, e importa por igual. Entre los obstáculos a la inclusión figuran los comportamientos deficientes, los entornos de aprendizaje inaccesibles e inseguros, los planes de estudios rígidos, la formación ineficaz de los docentes, el desconocimiento de la lengua de enseñanza, las barreras socioeconómicas a la educación y la carencia de voluntad política y de financiación.
¿Cómo apoya la UNESCO la inclusión en la educación?
La UNESCO desempeña un papel significativo en la promoción de la educación inclusiva en todo el mundo mediante diversas iniciativas, programas y esfuerzos de promoción. La UNESCO apoya a los diferentes gobiernos para que adopten marcos de educación inclusiva, proporciona asistencia técnica y fomenta la capacidad de los gobiernos, las partes interesadas en la educación y las instituciones para desarrollar sistemas educativos inclusivos. Las bases de datos SCOPE y VIEW del Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo hacen un seguimiento de los indicadores relacionados con el acceso, la participación, la calidad y la equidad en la educación, incluida la inclusión de las poblaciones marginadas y vulnerables.
Queda mucho por hacer. La UNESCO hace un llamamiento a los gobiernos y los asociados para que apoyen la educación integradora mediante:
- ayudas económicas dirigidas a los grupos desfavorecidos y la eliminación de las tasas escolares directas e indirectas en la educación básica;
- el suministro de programas y formas de reincorporación al sistema educativo, programas de equivalencia, programas de formación continua y aprendizaje a lo largo de toda la vida, tanto en los sistemas de educación formal como no formal;
- la creación de un enfoque holístico de la educación desde la primera infancia para incorporar las preocupaciones de los grupos marginados y excluidos en todos los niveles educativos y en todos los ámbitos de la enseñanza;
- el desarrollo de capacidades para la elaboración de políticas y la gestión de sistemas en apoyo de estrategias en favor de una educación inclusiva de calidad; y
- la realización de investigaciones sobre las políticas inclusivas y la mejora de la calidad del aprendizaje para crear prácticas idóneas basadas en la evidencia de lo que funciona.
Fuente: unesco.org