Los pokemones vuelven, pero esta vez se trata de los originales. Hace pocos meses hizo su estreno en ese país un juego con gran impacto en la mayor parte de los lugares donde se ha presentado a nivel mundial. Se trata de Pokémon Go, una aplicación que puede ser descargada en smartphones y que permite atrapar a las criaturas de la serie sólo usando la cámara o la pantalla del celular.
La plataforma indica el lugar donde se encuentran, supuestamente, y sólo hay que apuntarlas para apropiarse de estas.
El experto informático de la Universidad de Santiago, Manuel Manríquez, es enfático en señalar que este videojuego no aporta mayores novedades en cuanto a tecnologías. No obstante, afirma que se trata del impulso definitivo a la realidad aumentada. “Creo que sí. Esta tecnología se va a hacer mucho más conocida y la gente buscará más aplicaciones de ese tipo”, asegura.
¿Por qué? Según el académico del Departamento de Ingeniería Informática, “es la primera aplicación de realidad aumentada con este tipo de impacto. Si bien este tipo de aplicaciones ya estaban funcionando hace un par de años, el fenómeno de este juego es inesperado”.
Para el miembro del Centro de Innovación en Tecnologías de la Información para Aplicaciones Sociales (Citiaps) –laboratorio interdisciplinario que desarrolla productos y aplicaciones para una mejor calidad de vida- “la gran diferencia con otros juegos de realidad aumentada es su historia. Pokémon estuvo rondando la mente de las personas por muchos años”.
El ingeniero civil informático destaca el aporte del juego en cuanto acerca el significado de la realidad aumentada a la población. “El concepto no era tan conocido por la masa, pero ahora los usuarios de celulares buscarán más este tipo de aplicaciones, lo encontrarán más entretenido y probarán más este mercado”, proyecta.
El especialista explica que la realidad aumentada se basa en tomar un elemento de la vida real para agregarle tecnología. “En el caso del juego es mi posición y a ese concepto real le agrego pokemones, que son virtuales y que también están en una posición geolocalizada. Ahí se conecta la realidad con la virtualidad”, indica.
El especialista informático del Centro de Innovación en Tecnologías de la Información para Aplicaciones Sociales (Citiaps), Manuel Manríquez. (Foto: DICYT)
“Este tipo de aplicaciones de realidad aumentada ya existían”, recalca. “Por ejemplo, aplicaciones que permiten traducir textos en tiempo real, utilizando la cámara y enfocando ese texto para traducirlo. Eso es ya realidad aumentada, porque toma un concepto de la realidad y le agrega tecnología”, aclara.
De todas maneras, insiste en que el principal logro del juego es que consiguió masificar el concepto. “La empresa que lo hizo es Niantic, que ya había hecho un juego de realidad aumentada que se llama Ingress, y ya tenían la tecnología, pero ello no fue tan masivo. El solo hecho de cambiar el enfoque a algo conocido como Pokémon si tuvo impacto”.
Manríquez explica que el juego captura la posición que entrega el celular a través de su GPS. Pese a que la aplicación solicita un permiso antes de acceder a la ubicación del usuario, además de a datos de contacto, como su e-mail, el especialista advierte que esto puede generar un problema en cuanto al resguardo de la privacidad.
“El hecho de indicar dónde estoy es una información sensible que no todos están dispuestos a compartir. Tampoco queda claro cómo la empresa maneja esos datos, si se almacenan de forma segura o si se venden. Es peligroso”, sostiene.
Por eso, señala que el videojuego plantea un desafío para el ordenamiento jurídico nacional. “Chile está atrasado en cuanto a la legalidad de los datos de las personas. Debería estudiarse lo que se hace en otras partes y ver si eso se aplica al país, pero se requiere hacer algo urgente. Estamos atrasados en cuanto a la legislación sobre tecnologías y privacidad de datos”, reconoce.
“En el juego, uno puede decir ‘aquí estoy yo’, y la gente que participa puede ver tu localización. Eso puede funcionar como un cebo de delincuentes que lo utilicen para robar celulares”, advierte.
Por ello, plantea que una forma de reducir este riesgo es salir en grupos o que los padres se involucren en el juego junto a sus hijos. “Con este videojuego, los padres tienen la oportunidad de jugar junto a sus hijos. Así, no solo comparte con el niño, sino que también le ofrece seguridad”, indica. (Fuente: USACH/DICYT)