UNESCO, UNICEF, El Programa Mundial de Alimentos y el Banco Mundial explicaron que el cierre de las escuelas afecta a cerca de 1,300 millones de estudiantes a nivel global. Ante esta situación plantean una conjunto de directrices que guíen a los Gobiernos a recibir nuevamente a los menores en las instituciones educativas, una vez hayan garantías de que la enfermedad no representa riesgos.
La UNESCO, UNICEF, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el Banco Mundial publicaron este jueves un conjunto de nuevas directrices enfocadas a la reapertura de las escuelas en condiciones de seguridad, luego de que se levanten las medidas de aislamiento por la COVID-19.
En un comunicado explicaron que el cierre de los centros educativos afecta a cerca de 1,300 millones de estudiantes a nivel global, lo cual plantea un riesgo sin precedentes para la educación y el bienestar de los niños, sobre todo los que se encuentran en sectores más vulnerables de la sociedad.
Al respecto, la directora ejecutiva de UNICEF, Henrietta Fore, consideró que cuanto más tiempo pasan los menores de estos sectores sin ir a sus colegios, existen menos posibilidades de que regresen. En esa línea, dijo que es necesario priorizar la reapertura de las escuelas para no atestiguar un retroceso en materia de educación.
Estas nuevas directrices sostienen, que si bien no existen pruebas para determinar el impacto del cierre de los colegios sobre las tasas de contagios de la COVID-19, los efectos adversos respecto de la seguridad y educación de los niños sí está bien documentado. Advierten también que los avances en la ampliación del acceso a educación podrían revertirse por completo en los peores casos.
Alimentación y salud de los estudiantes
Otro punto crucial por el cual es necesario priorizar el regreso a las escuelas es la nutrición, pues 370 millones de niños en situación de pobreza no reciben las comidas escolares, debido al cierre de las escuelas, según dijo David Beasley, director ejecutivo del PMA. Por su parte, Audrey Azoulay, directora general de la UNESCO, dijo que las directrices tienen una guía completa para que los Gobiernos y aliados faciliten la reapertura de las escuelas a estudiantes, maestros y familias.
Jaime Saavedra, director mundial de Educación del Banco Mundial, manifestó que al momento de abrir, las escuelas deben contar con planes específicos para que los estudiantes más desfavorecidos logren retomar el ritmo de su aprendizaje.
Las directrices también indican que las autoridades nacionales y locales deben priorizar el interés superior de los niños y las consideraciones generales en materia de salud pública al momento de reabrir las escuelas. Además, las escuelas deben ofrecer una asistencia más completa a los menores en todo lo relacionado a salud, nutrición, apoyo social e instalaciones de agua, saneamiento e higiene.
- Una reforma de las políticas: las implicaciones en materia de políticas abordan todas las dimensiones de las directrices, entre las que cabe destacar la elaboración de políticas claras para la apertura y el cierre de las escuelas durante emergencias de la salud pública y el fomento de reformas necesarias para ampliar el acceso equitativo de los niños marginados y los que no van a la escuela, así como el fortalecimiento y la normalización de las prácticas de aprendizaje remoto.
- Requisitos de financiación: abordar los efectos de la COVID-19 sobre la educación e invertir en fortalecer los sistemas educativos para la recuperación y la resiliencia.
- Funcionamiento seguro: garantizar condiciones que reduzcan la transmisión de la enfermedad, salvaguardar servicios y suministros esenciales y promover un comportamiento saludable. Esto incluye el acceso a jabón y agua limpia para lavarse las manos en condiciones de seguridad, procedimientos de actuación en caso de que algún miembro del personal o algún estudiante se encuentre indispuesto, protocolos de distanciamiento social y prácticas adecuadas de higiene.
- Compensar el aprendizaje: centrarse en prácticas que compensen el tiempo de instrucción perdido, fortalecer la pedagogía y utilizar modelos híbridos de aprendizaje tales como integrar los enfoques basados en la educación remota y a distancia. Esto debe incluir conocimientos sobre la transmisión y la prevención de enfermedades.
- Bienestar y protección: hacer hincapié en el bienestar de los estudiantes y reforzar la protección de los niños a través de mecanismos mejorados de remisión y la prestación de servicios esenciales en la escuela, como la atención de la salud y la alimentación escolar.
- Llegar a los más marginados: adaptar las políticas y las prácticas de apertura de las escuelas para ampliar el acceso a los grupos marginados, como los niños que ya habían abandonado la escuela, los niños desplazados y migrantes y las minorías. Diversificar las comunicaciones y las actividades de divulgación más importantes poniéndolas a su disposición en los idiomas pertinentes y en formatos accesibles.
1 comentario
Pingback: Nuevos Desafíos en la Era de la Transformación Tecnológica – REDEM