Un exhaustivo informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), realizado en 2021, cuyo tema central fue la importancia de las habilidades socioemocionales, busca responder algunas preguntas clave relacionadas con la creatividad de los adolescentes y el impacto que esto tiene para su futuro.
Una de las principales interrogantes que abordó el estudio fue por qué los jóvenes de 15 años se sienten menos ingeniosos, constantes y responsables que los niños de 10.
Datos del estudio
Para elaborar el informe, titulado Más allá del aprendizaje académico. Primeros resultados de la Evaluación de competencias socioemocionales, los expertos de la OCDE realizaron una encuesta en 10 ciudades de distintos continentes: Helsinki (Finlandia), Estambul (Turquía), Sintra (Portugal), Moscú (Rusia), Bogotá y Manizales (Colombia), Houston (Estados Unidos), Daegu (Corea del Sur), Ottawa (Canadá) y Suzhou (China).
Estudiantes de 10 y 15 años respondieron a cuestionarios sobre sus actitudes, comportamientos y preferencias. La intención era saber si creían que ellos poseían una serie de habilidades socioemocionales, como la tolerancia, el autocontrol, la curiosidad, la perseverancia, la inventiva y algunas más.
Los investigadores se sorprendieron al percatarse de que, en general, los mayores las tenían menos desarrolladas. Eso podría significar que estas capacidades van decayendo a medida que llegan a la adolescencia.
La autopercepción es clave
Si bien las chicas mostraron una mayor responsabilidad, empatía y cooperación, los chicos tuvieron mayor dominio propio, energía y fueron más sociables.
“Esta caída es muy clara en lo que respecta a la creatividad, que aparece en niveles mucho más bajos entre los jóvenes de 15”, dice el director de Educación y Competencias de la OCDE, Andreas Schleicher, a BBC Mundo.
“Puede ser que los mayores sean más inseguros y tímidos, pero también es posible que nuestros sistemas educativos no estén incentivando suficientemente la imaginación”.
El docente asegura que estas actitudes tienen una gran importancia para el comportamiento de los ciudadanos y su éxito en el ámbito laboral. Explica que la capacidad de crear es lo que nos diferencia de las máquinas y de la inteligencia artificial.
Cómo cambiamos al crecer
Susan Rivers, experta en destrezas socioemocionales, advierte que el informe de la OCDE no aborda el rol de la pubertad y el desarrollo cerebral a través del tiempo.
“Vivimos una época magnífica, rica y desafiante, así que no es sorprendente que nuestros hijos necesiten habilidades más fuertes para navegar por estas aguas”, menciona.
Los chicos se suelen sentir confundidos cuando llegan a la adolescencia. Tienen presión por las expectativas de la gente, e incluso pueden verse a sí mismos como menos capaces. Lo normal es que esta fase se supere con el paso del tiempo.
Aquí lo realmente importante es el impacto que tendrá en el futuro de los chicos lo que piensen de sí mismos. “Si una niña de 15 años se percibe a sí misma como menos creativa o no tan dotada como los varones, esto influirá en las decisiones que tomará, incluyendo la carrera que estudiará”, menciona Schleicher.
La autopercepción tiene una gran influencia en nuestra vida, por eso debemos ayudar a nuestros hijos en esta etapa tan crucial y fortalecer su autoestima.
Enemigos que debemos vencer
El documento de la OCDE indica que el éxito de la educación no es tanto el desarrollo cognitivo como la formación del carácter. Por eso invita a los colegios a intentar abrir las mentes y los corazones de los estudiantes, además de ayudarles a fortalecerse internamente. Para ello se debe luchar contra el odio, el miedo y la ignorancia.
El informe también asegura que los chicos con mejores habilidades suelen destacar en sus instituciones académicas con notas más altas. “Ser intelectualmente curioso y persistente son las herramientas más relacionadas con las buenas calificaciones escolares, tanto para los de 10 años como los mayores de 15, en cuanto a lectura, matemáticas y artes”, se lee en el informe.
Se necesita un cambio
Posiblemente, sea necesario que los colegios se planteen un rediseño de sus estrategias educativas para dar mayor preponderancia al desarrollo de estas actitudes.
“Algunos planes de estudio se están redefiniendo radicalmente, como en Singapur, ya no con las asignaturas desempeñando un papel central, sino dando más relevancia al aspecto humano”, agrega Schleicher.
Por ejemplo, las clases de educación física en ese país asiático no se enfocan en que el joven sea más atlético, sino en cómo mejorar su carácter, ser más empático y responsable. De hecho, las asignaturas deportivas y relacionadas con el arte permiten que los niños pongan en práctica la creatividad y la curiosidad.
Por otro lado, cuando existe un ambiente sano en las escuelas, es más probable que prosperen los sentimientos positivos, el dominio propio y el cariño hacia los demás.
La mayoría de los alumnos encuestados aseguraron que les gusta su colegio. No obstante, una cuarta parte de ellos dijo no sentirse parte de la institución y que les cuesta crear nuevas amistades.
El estrés se contagia
Por otra parte, se ha demostrado que la ansiedad y la preocupación que tengan los alumnos y los docentes se transmiten como si fuese una epidemia. Así lo asegura a BBC Mundo Kimberly Schonert-Reichl, experta en la materia de la Universidad de Illinois.
“Una investigación determinó que cuando los maestros estaban estresados y agotados, los niveles de cortisol revelaban altos grados de estrés en muchas personas dentro de la institución”, comenta.
Para finalizar, la OCDE afirma que las desigualdades sociales tienen un impacto en el desarrollo del aspecto humano. Acota que los jóvenes de entornos menos favorecidos deben superar más obstáculos para lograr superarse como personas.
Por el contrario, aquellos que demostraron ser más organizados y constantes, y que además tenían una mayor confianza en sí mismos, fueron quienes provenían de familias más acomodadas.
Por esa razón, los gobiernos y las autoridades locales deberían enfocarse aún más en los chicos de las clases sociales humildes. Una manera sería brindarles las mismas herramientas y oportunidades que tienen los de mayor poder adquisitivo.
Cuando una sociedad lleva a cabo planes efectivos que potencian las habilidades emocionales de las personas menos favorecidas por la vida, la ciudadanía se ve beneficiada en el ámbito educativo, laboral y familiar.
Fuente: saposyprincesas.elmundo.es