El fin del auge minero ha destacado la urgente necesidad de Chile de diversificar su economía más allá de los sectores intensivos en materias primas. Esto se concluye en un nuevo informe de la OCDE presentado el día de hoy por su Secretario General Angel Gurría.
Chile ha logrado avances sociales y económicos significativos durante las últimas dos décadas, señala el informe. Desde mediados de la década de los noventa, el ingreso familiar disponible promedio per cápita aumentó más del doble y se convirtió en el más alto de América Latina. Al mismo tiempo, las tasas de pobreza absoluta se redujeron en más del 40% (bajando al 7.8%), y la pobreza relativa bajó con más rapidez que en cualquier otro país de la OCDE.
‘El reto más importante hacia adelante es continuar profundizando el crecimiento incluyente para reducir las desigualdades y mejorar la productividad’, señaló el Secretario General de la OCDE Angel Gurría. ‘Alcanzar estos objetivos se ha vuelto más difícil por la coyuntura económica actual, pero el gobierno está embarcado en la senda adecuada de reformas’.
En el informe, que forma parte de la serie Mejores Políticas de la OCDE, se afirma que el gobierno ya ha tomado medidas importantes para mejorar el nivel de vida, a pesar de las menores tasas de crecimiento. Estas medidas incluyen las dirigidas a mejorar la calidad y la equidad del sistema escolar, así como reformas para aumentar la equidad e ingresos tributarios, haciendo posible un mayor gasto en educación y servicios de salud.
Para complementar estas reformas, la OCDE hace hincapié en la necesidad de apoyar la innovación y garantizar que la población cuente con las competencias adecuadas para el desarrollo de la economía fuera de los sectores relacionados con materias primas.
Si bien el gasto en I+D aumentó ligeramente en años recientes, alcanzando 0.4% del PIB en 2013, es aún el más bajo de la OCDE. Asimismo, el nivel educativo de los jóvenes de 15 años de edad sigue atrasado respecto al de otros países de la OCDE; en matemáticas la brecha respecto al promedio de la OCDE equivale a 1.7 años de educación secundaria.
En el informe también se plantean medidas para reducir la desigualdad en el nivel de vida y amortiguar los efectos de un menor crecimiento para los grupos vulnerables. El país sufre fuertes desigualdades en el mercado laboral. La tasa de participación femenina en la fuerza laboral es una de las menores de la OCDE, y los jóvenes afrontan serias dificultades para encontrar empleo.
Ampliar las políticas de salud y sociales, y fortalecer el efecto redistributivo de su sistema tributario y de transferencias, ayudará a reducir la desigualdad, dice la OCDE.
En el informe se añade que las reformas de descentralización del gobierno ayudarían a luchar contra el alto nivel de desigualdad regional de Chile, pero se requieren medidas complementarias para garantizar su eficacia. Se requiere reforzar los mecanismos de homologación tributaria para cerciorarse de que la descentralización no ocasione crecientes disparidades en el acceso a servicios públicos de calidad.
Según la OCDE, si bien el gobierno chileno ha tomado medidas importantes para reducir el impacto ambiental del crecimiento, es necesario avanzar más en áreas como la tributación ambiental y la gestión de residuos y agua.