Sólo por detrás de Singapur y Japón.
En la última edición del Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes (más conocido por sus siglas, Pisa), una prueba trienal realizada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Estonia obtuvo el tercer puesto.
Eso significa que la pequeña república bañada por el mar Báltico tiene la mejor educación de Europa o, incluso, la mejor de Occidente.
La ministra de Educación e Investigación del país, Mailis Reps, le contó a BBC News Brasil que «el éxito de la educación en Estonia se basa en tres pilares»:
- La educación es valorada por la sociedad
- El acceso es universal y gratuito
- Hay amplia autonomía (de profesores y escuelas)
«Los estonios realmente creen que la educación abre una amplia gama de posibilidades», subrayó la ministra.
En Estonia la educación es gratuita e inclusiva en todos los niveles, explicó Reps, lo que significa que todos tienen las mismas posibilidades de inserción.
«También ofrecemos acceso igualitario a varios servicios de apoyo, según las necesidades, como comidas gratuitas en la escuela, suministro de materiales didácticos, servicios de asesoramiento, además de subsidios en transporte y, a partir de la enseñanza secundaria, alojamiento».
Amor por las letras e inversión
Durante siglos, el pueblo estonio fue dominado por otras naciones, principalmente Suecia y Rusia. El país obtuvo su autonomía apenas en 1917.
De 1940 a 1991 se convirtió en un Estado miembro de la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
Por este motivo,Estonia es un joven país de solo 27 años. Pero hay algo que nunca cambió en la historia estonia: el aprecio de la población por las letras y la cultura.
Un ejemplo de ello son los registros históricos de hace 150 años que muestran que ya en esa época el índice de alfabetización de la población alcanzaba el 94%.
Cuando el país se modernizó e independizó, el gobierno decidió priorizar las inversiones en educación. Actualmente el Estado invierte el 6% de su Producto Interno Bruto (PIB) en la enseñanza.
En la práctica, significa que invierte unos US$7.400 por alumno al año en la enseñanza básica.
Si bien es una cifra alta comparada, por ejemplo, con lo que invierten los países latinoamericanos, contrastada con los otros países europeos no impresiona. La media de la Unión Europea (UE) —bloque que incluye a Estonia desde 2004—, es de unos US$10.800 por alumno al año.
Profesores valorados
Tal vez la respuesta a la eficiencia estonia, por lo tanto, esté en una mezcla de buenas inversiones y eficiencia en el uso de ese dinero. «Nos esforzamos por la excelencia en la educación porque creemos que cada persona debe tener la oportunidad de desarrollar y usar su mayor potencial», dijo la ministra.
«La educación siempre ha sido una prioridad para las inversiones, ya sea los salarios de profesores, la red de escuelas o la infraestructura digital», resaltó Reps.
«El aumento salarial de los profesores estonios también se destaca a nivel internacional», señaló. En la última década, Estonia incrementó los ingresos docentes en un 80%.
Hoy el salario base de los docentes es de 1.150 euros (US$1330). «El año que viene el piso de la categoría será de 1.250 euros, y el promedio será de 1.500 euros», afirmó la ministra.
«Considerando el estándar general de vida, la educación es un área en el que se invierte un porcentaje considerable del presupuesto«.
«La clave está en el acuerdo con la sociedad. Todos deben entender la necesidad de la educación, solo así es posible obtener resultados», aseguró.
Autonomía y libertad en el aula
Las directrices de la enseñanza están en el currículo nacional. Pero cómo aplicarlas queda, en gran parte, a criterio de cada escuela.
«El currículo determina los resultados generales. La manera de alcanzarlos es elegida por los profesores», dice la ministra.
Además el currículo se actualiza constantemente.
«En Estonia, las escuelas y los profesores disfrutan de un alto grado de autonomía en la toma de decisiones en todos los aspectos del aprendizaje y la enseñanza», completa.
Esta descentralización se volvió norma tras la disolución de la Unión Soviética. Fue cuando el gobierno decidió dar libertad a las escuelas, exigiendo de ellas, por otro lado, la responsabilidad en cuanto a las directrices.
En general, las materias se enseñan de forma integrada, es decir, sin la división clásica entre las disciplinas. Las competencias más valoradas son «aprender a aprender», ética, emprendimiento y educación digital.
Todos los profesores deben tener maestrías en sus áreas de actuación.
Durante el período escolar los alumnos deben aprender idiomas y literatura estonios, primera y segunda lengua extranjera, matemáticas, biología, geografía, física, química, humanidades, historia, civismo, música, arte, artesanía, tecnología y educación física.
Pero también son comunes las clases de historia de las religiones, diseño y economía.
En el contraturno —período del día en que los alumnos no tienen clases— todas las escuelas ofrecen clases de deporte, música, artes y talleres de tecnologías.
Es cuando también se solucionan los problemas individuales de los alumnos con bajo rendimiento. En el sistema educativo estonio, buenos y malos alumnos no están separados en clases diferentes.
Pero aquellos con más dificultad reciben ayuda, fuera del horario de las clases, de profesores particulares, psicólogos y psicopedagogos, según la necesidad.
Éxito
Los buenos resultados se ven no solo en el lugar obtenido en el ranking Pisa, sino también analizando los índices de alumnos en el nivel más bajo de aprendizaje.
Solo el 8% de los jóvenes estonios de 15 años —la edad de los evaluados por Pisa— están en el nivel más bajo (por ejemplo, tienen dificultades para relacionar entre sí diferentes partes de un mismo texto).
La media de los países de la UE en esta categoría es del 15%.
«Claro que nos sentimos orgullosos de nuestras conquistas, de nuestra evaluación en Pisa», comentó Reps. «Pero el objetivo es la educación y no la puntuación en pruebas«.
Los candidatos a directores de escuelas son entrevistados por un consejo formado por padres, profesores y representantes del gobierno municipal. A la hora de contratar a un profesor, la responsabilidad le corresponde al director de la escuela.
¿Sirve para otros países?
Replicar un modelo de un país a otro, en opinión de la ministra estonia, no es algo tan factible.
«Cada país es diferente y no existe una receta o un modelo secreto que pueda ser usado solo copiando todo», señaló.
Las salvedades son obvias: discrepancias en el tamaño de la población, problemas históricos aún no resueltos o incluso diferencias culturales.
«El modelo de Estonia fue formulado considerando a un país pequeño», destacó Reps.
Sin embargo, la funcionaria reconoció la importancia de formar alianzas entre naciones. En el caso de Estonia, con la igualmente exitosa Finlandia, que actualmente ocupa el quinto lugar en el ranking Pisa.
«Finlandia es nuestro principal socio cuando tratamos de mejorar nuestras prácticas educativas, siempre hay algo que aprender de los vecinos», subrayó.
«En cuanto a la formulación de políticas públicas en el campo de la educación estamos siempre abiertos a cambios y la innovación, pero al mismo tiempo valoramos y preservamos enfoques tradicionales que han funcionado bien», dijo la ministra.
«El futuro seguramente seguirá trayendo nuevos desafíos, principalmente con el desarrollo de nuevas tecnologías. Creemos que necesitamos aprender unos con otros y enfrentar los desafíos juntos», concluyó.
Fuente: bbc.com
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