Los adolescentes víctimas de bullying o cyberbullying que son resilientes han demostrado tener un funcionamiento mejor de lo que se podría esperar ante el acoso escolar y tienen menores riesgos de experimentar dificultades de ajuste psicológico y problemas emocionales, así como problemas conductuales y psicosociales. Esta es una de las principales conclusiones de la tesis doctoral, recientemente defendida por Yolanda Martínez en la Universidad de Deusto bajo la dirección de la profesora Esther Calvete, en España.
Los resultados de la investigación titulada «La resiliencia en adolescentes víctimas de bullying como factor protector ante los trastornos internalizantes y externalizantes» aportan evidencia empírica sobre los factores de resiliencia que pueden proteger directamente contra los efectos negativos del bullying y cyberbullying o moderar sus consecuencias.
Así, la tesis estudia los efectos principales y de moderación de factores de resiliencia individuales (optimismo, satisfacción vital, inteligencia emocional, autoeficacia percibida, capacidad de recuperación tras sucesos estresantes, ego-resiliencia y estrategias de afrontamiento), familiares (apoyo parental) y comunitarios (apoyo social de iguales, de profesores y de otras personas significativas) sobre los síntomas internalizantes y externalizantes del bullying y cyberbullying, así como otros indicadores de ajuste (la autovaloración de la imagen corporal y el rendimiento académico).
Los resultados empíricos de la investigación permiten concluir que mientras la victimización por bullying (directo e indirecto) y cyberbullying se asocia positivamente a problemas psicológicos internalizantes (ansiedad y depresión, aislamiento, somatización) y a problemas psicológicos externalizantes que se manifiestan en conductas agresivas y delincuencia, así como a una peor autovaloración de la imagen corporal y rendimiento escolar, los factores de resiliencia evaluados se asocian significativamente, en su conjunto, a menos síntomas internalizantes y externalizantes, así como a mejor imagen y rendimiento, y tienen un efecto protector moderando transversalmente (y en el caso de algunas variables, también longitudinalmente) la relación entre la victimización por bullying y cyberbullying y sus consecuencias emocionales y conductuales.
La resiliencia o la capacidad del ser humano de «resistir y rehacerse» ante las adversidades ha dado origen a una gran número de investigaciones en otros ámbitos como el maltrato infantil o desastres naturales, entre otros, pero no hay muchos estudios aplicándola al contexto del bullying y la victimización entre iguales. De ahí, que esta investigación abre la puerta a futuros programas preventivos universales eficaces y de intervención para la reducción del bullying y de los problemas internalizantes y externalizantes asociados.
El objetivo de estos programas sería desarrollar en los niños y adolescentes recursos de resiliencia, ajuste y competencia; programas que conviertan el sistema escolar en un contexto protector y que puedan facilitar las distintas trayectorias de desarrollo de sus alumnas y alumnos desde los planteamientos más genuinos de la Psicología Positiva, para hacerles, en definitiva, personas más felices. Y es que, según la investigadora, «la resiliencia puede aprenderse y servir de «vacuna» ya que tiene un efecto fortalecedor y de ayuda ante situaciones difíciles de la vida». «Eso es lo positivo y esperanzador», ha señalado.
La investigación consta de un estudio cualitativo previo mediante grupo focal y de un estudio cuantitativo prospectivo en dos tiempos con una muestra global de 800 alumnos/as de edades comprendidas entre los 10 y los 14 años. (Fuente: U. Deusto)