Marina Guillen Bernal
Consultora REDEM – México
Desgraciadamente en la actualidad los jóvenes, adultos y profesionales de todas las disciplinas, requieren aprender diariamente mayor cantidad de información. La tecnología, el crecimiento del conocimiento y los cambios en la cultura y la economía exigen continuamente mayor capacidad para aprender de manera efectiva y en muy poco tiempo. Sin embargo, a pesar de esta necesidad de dominar nueva información, es común encontrar que una gran mayoría de personas no poseen habilidades para aprender de manera rápida y efectiva, resultando esto una tarea ardua y no pocas veces frustrante y estéril. El no contar con estrategias apropiadas para la adquisición y retención de la información lleva a que las personas tengan un desempeño limitado en su campo profesional y personal. Partiendo así de tan desolador panorama, entonces habrá que preguntarse cómo aprendieron a leer en la escuela. Y es que los maestros de lengua nos preguntamos a su vez ¿Cómo conseguir meterles entre oreja y oreja el amor por la lectura?” o “¿Cómo es posible que no entiendan este texto?
A los jóvenes de hoy lo que les gusta es que la lectura sea ágil, rápida, sin un lenguaje complicado. Les gusta leer lo que está de moda. Y habrá que saber utilizar ese interés para que se acerquen más a la lectura, de esta forma lograr que se desarrollen las habilidades comunicativas.
Lectura es una actividad múltiple. Cuando leemos, y comprendemos lo que leemos, nuestro sistema cognitivo identifica las letras, realiza una transformación de letras en sonidos, construye una representación fonológica de las palabras, accede a los múltiples significados de ésta, selecciona un significado apropiado al contexto, asigna un valor sintáctico a cada palabra, construye el significado de la frase para elaborar el sentido global del texto y realiza inferencias basadas en su conocimiento del mundo. La mayoría de estos procesos ocurren sin que el lector sea consciente de ellos; éstos son muy veloces, pues la comprensión del texto tiene lugar casi al mismo tiempo que el lector desplaza su vista sobre las palabras.
Ante este panorama es necesario promover en el estudiante habilidades de comprensión de lectura, a través de lo que se denomina metacognición que es: “El conocimiento de la distintas operaciones mentales que promueven la comprensión, y saber cómo, cuándo y para qué debemos usarlas”.
Es el control de los propios procesos de pensamiento. Cuando se dice “control” se refiere al conocimiento que tiene el lector de sus destrezas o procesos cognitivos y de aprendizaje y de la habilidad para dar y darse cuenta de estos. Los procesos metacognitivos son actividades de autorregulación del sistema mental ligadas más a la estrategia que al problema del control consciente; es decir el uso de estrategias para controlar el aprendizaje y la comprensión en lugar del control consciente de como hace la mente para captar conocimientos y retenerlos en la memoria.
La metacognición ayuda al lector a reconocer si lo que hace está bien o si tiene dificultad para comprender la lectura. Cuando vigila sus acciones, detecta la necesidad de usar una estrategia simple o compleja dependiendo del problema por ejemplo hacer una pausa, volver a empezar, o buscar ayuda de otro texto o de otra persona etc. Las estrategias lectoras son planes que se utilizan para orientar el aprendizaje, planteando objetivos, o criterios para juzgar su desempeño frente a un texto.
El aprendizaje de la lectura es complejo y establece ciertas exigencias como son, un determinado nivel mental, buena capacidad para la organización perceptivo-espacial y personal. En este sentido, leer implica el desarrollo de aptitudes y habilidades que pueden potenciar la facultad de síntesis para aplicar las adquisiciones culturales y está considerada como el instrumento más eficaz para la apropiación del acervo cultural, siendo de fundamental relevancia para la integración del hombre a las exigencias del mundo moderno.
Desde esta perspectiva, leer tiene como finalidad adquirir aprendizajes sea cual fuere el tipo de lectura que ejercitemos (en voz alta, en silencio, dirigida, lenta, profunda o rápida), se han de llevar a la práctica estrategias que permitan y hagan posible un aprendizaje y por lo tanto, un desarrollo personal.
En este aparente sencillo acto de leer se realizan las siguientes operaciones: primero reconocer es decir, comprender el significado de cada uno de los términos empleados por el autor dentro de un contexto determinado, segundo se organiza el significado de cada palabra aislada, lo cual requiere identificar la combinación de éstas en frases, párrafos, etc., para conocer el contenido, el mensaje o la idea del escrito. Ya que al leer no sólo se entiende lo que dice el autor, sino que además surgen pensamientos e ideas propias en el lector, por último se debe de evaluar, puesto que cuando se capta lo que quiere decir el autor, ese contenido pasa por la opinión del lector, quien lo aceptará o rechazará.
Resumiendo la lectura es un proceso continuo de comunicación entre el autor del texto y el lector; es expresado a través de una variedad de signos y códigos convencionales que nos sirven para interpretar las emociones, sentimientos impresiones, ideas y pensamientos. Como resultado de esta interacción, el lector, que asume un rol activo, descubre y elabora respuestas, formula nuevas preguntas, acepta, disiente o simplemente ignora; esto es, construye el sentido de los mensajes, el sentido válido para sí.