Los humanos gesticulamos de manera espontánea mientras hablamos, y estos movimientos que hacemos con nuestro cuerpo no son ni casuales ni banales: tienen mucha importancia para comunicarnos socialmente los unos con los otros. De hecho, algunas evidencias científicas recientes parecen indicar que los gestos podrían formar parte de un único sistema comunicativo de los hablantes o, como mínimo, que lenguaje y gestualidad van de la mano.
Si yo digo “¡esto!”, la forma de entender a qué me refiero con esta simple expresión de la persona a la que me dirijo será fijándose en las pistas visuales que utilizo para acompañar esta palabra: ¿estoy haciendo alguna expresión facial que indique, por ejemplo, sorpresa? ¿Estoy señalando algún objeto o evento de mi alrededor? ¿Estoy indicando con mis hombros y mi boca que no sé de qué me estás hablando?
Lo que expresamos va mucho más allá de las palabras que utilizamos (el vocabulario) o de la manera como combinamos estas palabras (la sintaxis). La gestualidad de nuestro cuerpo y también las inflexiones de nuestra voz forman parte de la manera en que lo expresamos y contribuyen al mensaje que transmitimos.
Los gestos y el aprendizaje de los bebés
A lo largo de su desarrollo, los niños y las niñas aprenden que los gestos del cuerpo sirven para comunicarse y aprenden que se deben fijar en los gestos de sus interlocutores si quieren participar de manera satisfactoria en las conversaciones de su alrededor.
Este proceso empieza ya en los primeros meses de vida de los bebés. Un estudio muy influyente elaborado en los años 90 del siglo pasado demostró que a los cinco meses los bebés ya reaccionan al “efecto McGurk”. El efecto McGurk es una ilusión perceptiva por la cual imaginamos que estamos escuchando /da/ cuando en realidad estamos escuchando /ba/, y esto es por el hecho de que la persona que habla mueve la boca como si dijera /ga/.
Es decir, lo que vemos influye en la manera en la que oímos, porque acústicamente se oye /ba/, pero visualmente se ve /ga/, lo que hace que nuestro cerebro piense que ha escuchado /da/. Parece que los bebés, antes siquiera de producir sus primeras palabras, ya perciben el lenguaje influidos por la manera como los adultos mueven sus labios.
Unos meses más tarde, alrededor del primer aniversario, aparece en la comunicación de los bebés uno de los gestos más cruciales para su desarrollo lingüístico, cognitivo y social: el gesto de señalamiento. Entre los 10 y los 13 meses, los bebés empiezan a señalar las cosas que les interesan o sorprenden de su alrededor y nos indican mediante este gesto el juguete que quieren y que les deberíamos dar. Todavía no hacen frases con el lenguaje oral, pero mediante este simple gesto ya están elaborando una primera frase declarativa (¡mira esto!) o una primera frase imperativa (¡dame lo otro!).
La importancia de señalar
A las familias y a los educadores interesados en saber si un niño o una niña de 13 o 14 meses está desarrollando sus habilidades comunicativas de manera típica les decimos: ¡fijaos en sus gestos de señalamiento! ¿Señala aquello que le interesa? ¿Señala para indicar algo que le gusta? ¿Señala para pediros que le acerquéis algún objeto de su interés?
Empezar a señalar con intenciones distintas es un hito importantísimo en el desarrollo lingüístico, comunicativo y cognitivo de los bebés. Algunos de los estudios más influyentes sobre este tema han sido liderados por la investigadora Susan Goldin-Meadow, de la Universidad de Chicago. Estos estudios han relacionado la cantidad y calidad de gestos de señalamiento con la cantidad de vocabulario unos meses más tarde, y con sus habilidades sintácticas luego.
Detectar los trastornos del neurodesarrollo
Si a diferencia de los bebés de su alrededor, nuestro hijo o hija de 14 meses todavía no produce sus primeras palabras, nuestra preocupación debería ser menor si utiliza de manera comunicativa y referencial los gestos de señalamiento. Por el contrario, si el bebé no produce gestos de señalamiento o los utiliza solo con valor imperativo (para pedir) pero no para indicar información relevante o que le interese de su alrededor (para declarar), puede ser un signo de alerta de retraso o alteraciones con el desarrollo del lenguaje o incluso de trastornos como el autismo.
La importancia de los gestos es también muy evidente cuando nos fijamos en el desarrollo lingüístico y comunicativo de los niños y niñas con algún trastorno del neurodesarrollo.
Algunos estudios muestran que los niños y niñas con Trastorno del Desarrollo del Lenguaje (un trastorno que afecta alrededor del 7 % de la población infantil y que todavía está infradiagnosticado) producen más gestos que sus pares con desarrollo típico. En un estudio que hemos llevado a cabo recientemente en nuestro grupo de investigación también hemos observado que la presencia de gestos, acompañados de una modulación de la voz más marcada, puede compensar algunas de las dificultades de estos niños y niñas en la comprensión del lenguaje oral.
El lenguaje de signos
El caso de los niños y niñas sordos también es paradigmático: los niños que crecen en familias con padres sordos y que utilizan con ellos la lengua de signos suelen aprender la lengua de signos como su lengua materna y al mismo ritmo que los niños no sordos: con las primeras producciones de signos alrededor del año de vida y las primeras combinaciones de signos (equivalente a la combinación de dos palabras) entre los 16 y los 22 meses de edad. De hecho, se sabe que hay niños sordos que han crecido en comunidades donde no han estado expuestos a la lengua de signos ni al lenguaje oral y que sin embargo desarrollan su propia lengua de signos a partir de los gestos, usándolos como modo de comunicación principal en la interacción con su familia u otros niños.
La modalidad visual es pues su principal forma de comunicación con sus interlocutores y, por lo tanto, su sistema lingüístico se basa en los movimientos del cuerpo.
La importancia de los gestos
En definitiva, los estudios realizados sobre la relación entre los gestos y el lenguaje oral en niños y niñas nos remarcan, entre otras muchas cosas, la importancia de observar de cerca el desarrollo gestual en edades tempranas, de incitar a que los bebés señalen para comunicarse y de usar gestos cuando hablamos con un niño o niña con déficit auditivo o con trastorno del desarrollo del lenguaje.
Fuente: Núria Esteve-Gibert y Albert Giberga / theconversation.com