En 2022 los libros de texto de Historia de los institutos sufrieron una importante reorganización debido a la introducción de la Historia Integral, asignatura que integra la historia de Japón y la universal para conectarla con la solución de problemas contemporáneos.
¿Qué es eso de la “Historia integral”?
En abril de 2022 comenzó a implementarse en los institutos japoneses una nueva guía de enseñanza, según la cual el aprendizaje de los alumnos debe basarse en tres pilares fundamentales de disposición y capacidad: 1) el estudio de aquellos conocimientos y técnicas necesarios para trabajar en la vida, 2) el entrenamiento del pensamiento, el juicio y la capacidad de expresión para hacer frente a situaciones desconocidas, y 3) el cultivo de la fuerza y la personalidad necesarias para aprender aquello que pueda ser de provecho en la vida y en la sociedad.
Para poder obtener estas disposiciones y capacidades se busca la mejora de las clases de cara a realizar un aprendizaje profundo tanto subjetivo como interactivo, dando una prioridad aún mayor que hasta ahora a la cuestión de cómo aprender. La nueva guía docente también menciona la “perfección de la evaluación del aprendizaje”, haciendo referencia en particular a una “evaluación según distintos puntos de vista”, también en el caso de los institutos. No se trata solo de evaluar la capacidad de estudio por medio de exámenes periódicos, sino también de hacerlo en base a los tres pilares de “conocimientos y técnicas”, “pensamiento, juicio y expresión”, y “aptitud para aprender subjetivamente”, para conseguir con ello una capacidad académica equilibrada. La educación en los institutos está cambiando en gran medida.
En consonancia con las revisiones, se han establecido como asignaturas obligatorias, en los departamentos de Geografía e Historia, las llamadas Historia Integral y Geografía Integral. La primera comprende exclusivamente la historia universal y de Japón a partir del siglo XVIII, lejos de ser una fusión de las anteriores Historia del Mundo A e Historia de Japón A (ambas asignaturas se centraban hasta ahora en la Historia Moderna y Contemporánea).
La Historia desde el siglo XVIII se clasifica en tres fases: Modernización, Transformación y Popularización del orden internacional, y Globalización. A partir de estos tres aspectos se va explorando la formación y resolución de diversas cuestiones contemporáneas, como los problemas medioambientales, los recursos, la pobreza, los conflictos y el género. La asignatura trata de captar las diferentes dificultades a las que nos enfrentamos, y que deben ser resueltas a escala global, de una forma mucho más esencial y personal.
Un estilo de aprendizaje en constante cambio
Este nuevo método de aprendizaje no pretende que se estudien de forma integral los acontecimientos históricos en su orden cronológico. La guía docente estipula, por ejemplo, que los estudiantes “deben centrarse en ciertos periodos o transiciones y tratar de establecer relaciones de causalidad”, o que “tienen que intentar pensar en función de diversos puntos de vista”; se debe “animar a los estudiantes a conceptualizar los conocimientos que van adquiriendo”.
En el apartado de la Modernización, por ejemplo, se fomenta un estilo activo de aprendizaje, haciendo que los estudiantes expresen sus dudas o intereses académicos según lo ya aprendido y los materiales del curso. Las clases se estructuran de modo que cada estudiante pueda seguir esos intereses por su cuenta. De este modo los alumnos aprenden sobre la Modernización por medio de la reflexión sobre temas contemporáneos, como los problemas medioambientales relacionados con el propio fenómeno de la Modernización, considerándolos desde múltiples puntos de vista basados en los materiales.
Si bien los docentes han expresado diversas dudas e inquietudes sobre estos cambios en el proceso de aprendizaje, también han contribuido con diversas propuestas con clara visión de futuro. En Japón son muchos los grupos de investigación formados por académicos y profesores, alertados por la gran cantidad de estudiantes que realizan comentarios como “La Historia es una asignatura de memorizar; por eso se me da tan mal”, o “No tengo ningún interés en la Historia”; dichos grupos buscan una reforma en la enseñanza de esta asignatura, y han publicado varios libros al respecto. Se han creado también diversas páginas web con materiales que compartir con los estudiantes.
El Ministerio de Educación, Cultura, Deporte, Ciencia y Tecnología también ha trabajado para tratar de dar a conocer el nuevo método de enseñanza de la Historia Integral, y los gobiernos locales brindan capacitación a docentes de cada región para que puedan preparar y usar los materiales pertinentes, así como sobre la formulación de preguntas en el curso. No obstante, dos años antes de que diera comienzo la implementación de la nueva asignatura, el sistema educativo quedó a merced de la pandemia del coronavirus, y el año anterior de la fecha establecida los organismos relacionados con la implementación se hallaban saturados de trabajo para preparar la introducción de un nuevo sistema de evaluación desde diferentes puntos de vista, de modo que cuando llegó la hora señalada ninguno de los centros educativos o los docentes parecía realmente preparado para el cambio.
Debates sobre los materiales
En los institutos la puesta en marcha de las revisiones a la guía docente se realiza por ejercicio académico, por lo que los alumnos de primer curso están estudiando este año la nueva asignatura de Historia Integral, mientras que los estudiantes de segundo y tercer curso continúan con las asignaturas convencionales. Muchos centros parecen tener a los maestros más jóvenes, o quienes se han preparado de forma más ambiciosa, a cargo de las nuevas asignaturas, mientras los profesores más veteranos siguen enseñando las materias del antiguo plan de estudios. Como resultado, este año los docentes encargados de Historia Integral son aquellos con una actitud más positiva hacia la asignatura, y el nuevo sistema parece haber comenzado sin problemas.
Mediante un método de prueba y error los profesores proceden con lecciones que permiten a los estudiantes leer y discutir información en grupos, utilizando los materiales. Al tratar la Revolución Industrial, por ejemplo, los alumnos leen sobre las mujeres que trabajaban en fábricas o los niños que lo hacían en las minas de carbón, y se plantean las preguntas pertinentes: ¿por qué eran las mujeres o los niños quienes trabajaban? ¿No tenían que ir a la escuela, esos niños? ¿Qué hacían los hombres?
Además, los estudiantes recurren a otras fuentes para tratar de responder a sus propias preguntas, al tiempo que debaten y consideran temas como qué es la Industrialización, o cómo ha afectado a la sociedad, y van comprendiendo. El profesor va comprobando el estado de la clase y corrige los puntos incorrectos del proceso, con cuidado de que no disminuya la curiosidad de los alumnos.
Se han creado también muchos libros de texto que incluyen materiales adecuados para el aprendizaje y útiles para fomentar esas preguntas de los estudiantes: documentos históricos, mapas, ilustraciones, datos estadísticos… Entre esos volúmenes se encuentran algunos que han eliminado la negrita del texto principal, u otros que no cuentan con explicaciones a pie de foto o material insertado, sino que muestran la perspectiva de la lectura.
También se cuenta que el uso de estos libros de texto y páginas web para compartir material educativo ha permitido una transición relativamente fluida al nuevo método de enseñanza. En los últimos años los estudiantes de instituto están más acostumbrados al aprendizaje interactivo porque las actividades de ese tipo, como la investigación y el debate en grupos, han sido ampliamente adoptadas en las escuelas primarias y secundarias, y parecen sentir dificultades en las clases que se imparten mediante lectura.
Cuando se leen materiales de Historia, si se explica que tal cosa es la respuesta correcta, los estudiantes tienden a pensar que solo deben escribir lo que el profesor ha dicho al final, y tienden a permanecer inactivos en la clase. Resulta bastante difícil para los docentes lograr un equilibrio en la clase.
En la clase de Historia Integral, sin embargo, parece haber muchos estudiantes que trabajan con los materiales y debaten con entusiasmo y alegría. A partir del próximo año académico, si hay más docentes a cargo de esa asignatura obligatoria y las materias optativas Investigación de la Historia de Japón e Investigación de la Historia Universal, se compartirán prácticas ambiciosas en cada escuela, y se irá propagando esta nueva forma de enseñar la Historia.
La entrada a la universidad
En lo que atañe a los exámenes de acceso a la universidad, no obstante, todavía son muchos quienes opinan que es necesario memorizar todo lo que está escrito en los libros de texto. En marzo de 2021, el Centro de Instituciones Administrativas Independientes para los Exámenes de Ingreso a la Universidad anunció que serían tres las asignaturas de Geografía e Historia necesarias para el Examen Común de Ingreso a la Universidad del ejercicio 2025: Geografía Integral e Investigación Geográfica, Historia Integral e Investigación de la Historia de Japón e Historia Integral e Investigación de la Historia Universal.
Por lo que se puede ver en las preguntas de muestra para Historia Integral, publicadas en la página web del Centro de Exámenes de Ingreso a la Universidad, es posible que haya una cierta tendencia a cuestionar las actitudes al interpretar los materiales de temas como la Modernización, la Transformación y Popularización del orden internacional o la Globalización.
Sin embargo, crear ese tipo de preguntas cada año requeriría mucho esfuerzo. Las evaluaciones del primer trimestre de Historia Integral ya se han publicado, los docentes que se habían preparado con más entusiasmo para la asignatura trataron de crear preguntas de examen que responder en relación con los elementos estudiados, en este caso leyendo materiales sobre la Modernización. Y no obstante ha habido comentarios como “Es difícil crear opciones que prueben si los estudiantes han podido comprender conceptualmente y aplicar lo que han aprendido, y si tienen la capacidad de pensar y tomar decisiones. Es muy difícil puntuar un informe”.
Seguramente habrá muchos profesores que, al darse cuenta de la dificultad de crear preguntas y evaluarlas, empezarán a sentir un cierto pesimismo sobre los cambios en los exámenes de ingreso a la universidad, incluidos los exámenes individuales de ingreso a universidades privadas, y no tendrán más remedio que orientar sus clases a una enseñanza de los contenidos tal y como aparecen en el libro de texto.
Y lo que es más, para mejorar la evaluación es necesario monitorizar el proceso de aprendizaje de los estudiantes. Se requiere evaluar las preguntas de los estudiantes, las reflexiones que hayan realizado tras leer y debatir la información de los materiales, y las respuestas en sus hojas de trabajo. Esto no solo es necesario para comprobar la “actitud de aprendizaje activo” del estudiante, sino también para evaluar sus procesos intelectuales y su “capacidad de pensamiento, juicio y expresión”.
Además de la preparación de las clases, la carga de dichas evaluaciones también va en aumento, y en el campo docente existe una sensación de agotamiento. A partir del próximo año académico, cuando se implementen también las asignaturas de Investigación sobre la Historia de Japón e Investigación sobre la Historia Universal, el hecho de que se puedan o no establecer nuevos métodos de aprendizaje y evaluación no dependerá de preguntas de memorización, sino de si se puede desarrollar realmente un nuevo método de evaluación que sea menos oneroso.
(Artículo traducido al español del original en japonés).
Fuente: Tamatani Naoko/ nippon.com