¿Qué hace que un docente sea recordado por sus estudiantes?
Un profesor es recordado cuando influye en la forma en cómo pensamos y sentimos. Nos acordamos de aquellos docentes que nos ayudan a percibir el mundo de manera distinta y muestran a sus estudiantes el camino para que lo puedan cambiar.
¿Existe la receta o fórmula para ser un buen profesor?
No existe ninguna fórmula o receta secreta, pero sí una serie de factores que coinciden en los buenos profesores. Deben comprender en profundidad lo que significa aprender y tener una idea clara del significado de entender. Básicamente hay que alejarse de la visión tradicional de la enseñanza, para crear un entorno en el que los estudiantes desarrollen todo su potencial para aprender.
La docencia puede aprenderse. ¿La buena docencia también?
La buena enseñanza se puede aprender y, a veces, es un proceso muy complejo, pero, como cualquier otro tipo de aprendizaje. Aprender a ser profesor es conocer lo que significa realmente la comprensión. Si por ejemplo quisiéramos dedicarnos a la pintura, tendríamos que estudiar los trazos de Rembrandt, pero saber reproducir su estilo no nos convertiría en buenos artistas. En el caso de la enseñanza ocurre algo similar. Para poder llegar a entender la naturaleza del aprendizaje, no es suficiente con el dominio de una determinada materia, los profesores deben aprender a conocer todos los factores que lo influyen y lo condicionan.
¿Cómo pueden los profesores fomentar el aprendizaje crítico en sus alumnos?
En primer lugar es fundamental conocer detalladamente qué significa el pensamiento crítico. Los profesores deben sugerir preguntas provocativas e interesantes, y que su resolución necesite de la aplicación del pensamiento crítico. Es más probable que los alumnos piensen críticamente si intentan responder preguntas o resolver problemas que consideran importantes. Las cuestiones no pueden plantearse simplemente para que sean resueltas con la simple aportación de información objetiva, más bien al contrario, deben ser capaces de provocar que se remueva algo en la mente y el estómago de los estudiantes.
¿Cuál es la diferencia entre aprendizaje y aprendizaje profundo?
Es un tema muy complejo, que tiene que ver con las intenciones. Los estudiantes que utilizan el aprendizaje sin profundidad, son los que únicamente tienen la intención de aprobar el curso u obtener una buena nota. Pero los alumnos que utilicen el aprendizaje profundo intentarán comprender y reflexionar sobre las implicaciones de lo que están aprendiendo, para poder aplicar el conocimiento adquirido. El profesor debe ayudar a sus estudiantes a desarrollar ese tipo de intención.
En su libro clasifica a los estudiantes según su aprendizaje. ¿Qué diferencia existe entre los surface learners, los strategic learners y los deep learners?
Va en la línea de lo que comentaba anteriormente. A los estudiantes que clasificamos como “surface learners” les interesa únicamente pasar de curso. Piensan que la educación consiste en recordar cosas y su único objetivo es sobrevivir en la escuela. Por otra parte, los “strategic learners” buscan calificaciones altas y tratan de averiguar qué les preguntará el profesor para aprobar el examen, pero su aprendizaje no tendrá influencia en la forma en la que pensarán y sentirán. En cambio, los “deep learner” están interesados en ideas, en preguntas, en problemas y en obtener soluciones para todo ello. Estos estudiantes quieren salir de la cáscara en la que viven e imaginar y construir un mundo mejor.
¿Me podría poner un ejemplo?
Un buen ejemplo es la película “El Show de Truman”. El personaje que la protagoniza vive en un estudio de televisión, que identifica como su mundo. Para él, la vida transcurre en este entorno. Pero a través de la imaginación descubre que puede crear otros “tipos de mundo” y enfoques que le permiten inventar, crear y hacer cosas diferentes. Truman no cabe duda de que es un “deep learner”.
¿Esta clasificación motiva y puede hacer reflexionar a los estudiantes?
Es cierto que si soy un “surface learner” no me gusta que nadie me lo recuerde. Todos somos “surface” en algunas etapas de nuestra escolarización, y también somos profundos en algunas otras. Como profesores tenemos que ayudar a los alumnos a comprender la naturaleza del aprendizaje profundo, cambiar sus actitudes, sentimientos, emociones y formas de pensar. El objetivo de esta clasificación es hacer reflexionar a los estudiantes sobre la posición en que se encuentra su aprendizaje, para que sean conscientes y puedan mejorarla. Quizás en un primer momento no puedan cambiarlo, pero reflexionarán sobre la posibilidad de intentar hacerlo.
De pequeños lo queremos saber y aprender todo… ¿La escuela destruye nuestra curiosidad?
Cuando somos pequeños tenemos muchísima información, por parte de la escuela, de amigos, del entorno, de la naturaleza… Recibimos tantas evidencias que nuestra atención disminuye en todos los sentidos y, en contrapartida, nos rebelamos contra esa misma información y dejamos de escuchar y de interesarnos por aquello que no resulta relevante para nosotros. La escuela tiene el reto de fomentar y motivar la curiosidad de los estudiantes ya que si no, puede llegar a destruirla.
¿El sistema actual de calificaciones mide el aprendizaje de los alumnos?
Por lo general, pienso que sí. Las calificaciones son importantes para pasar de un curso a otro, pero fuera del colegio no tienen mucho sentido. Más allá del entorno escolar, nadie va preguntando ¿qué notas obtuviste en primaria? Pero en el colegio, las notas pueden mostrarnos el aprendizaje de nuestros alumnos. Este sistema surgió durante la revolución industrial y creó una nueva responsabilidad para los profesores: ayudar a los jóvenes a aprender pero, al mismo tiempo, certificar el aprendizaje de cada uno de los alumnos a ojos de los propios estudiantes, los padres y la sociedad.
¿Existe alguna característica común que defina a los buenos alumnos?
En mi libro aparecen unas cuantas pero las más importantes son la curiosidad, la habilidad de pensamiento crítico y la sabiduría e inteligencia natural que reside en las mentes de los estudiantes.
Los estudiantes sienten que pasan por la escuela o universidad por obligación. ¿Qué pueden hacer los profesores para remediarlo?
Hay distintas herramientas que pueden ayudar a los maestros a pensar y a reflexionar sobre la desmotivación de sus alumnos. En cuanto a la escuela, se trata de ser honesta consigo misma y fomentar conversaciones críticas y sinceras con sus profesores. Los docentes pueden autoevaluarse para conocer sus errores y corregirlos y, para ello, deben preguntarse continuamente: ¿cómo puedo mejorar esta situación? ¿qué puedo hacer para incidir en los estudiantes y estimular su pensamiento?
¿La buena docencia y el buen aprendizaje es una cuestión de pasión?
La pasión es necesaria en todo lo que hacemos, pero a veces no es suficiente. Se debe enseñar con pasión pero sin olvidar cómo funciona el cerebro de los estudiantes. Los docentes deben informarse sobre todos las elementos y factores que influyen en el aprendizaje para dar la mejor respuesta a todo ello. La docencia y el aprendizaje empiezan con pasión y continúan con una comprensión profunda.
Fuente: Tiching.com
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