El desarrollo de la inteligencia no verbal resulta de enorme importancia en la infancia de los pequeños del hogar, ya que permite enriquecer la interpretación de una situación y así a tener más conciencia de ellos mismos y su entorno.
«Una imagen o un gesto valen más que mil palabras», «tanto si hablas como si no lo haces, tu comportamiento está comunicando algo». En definitiva, estas frases pueden servir de síntesis para aquello que se denomina inteligencia no verbal.
Es decir, es aquel tipo de inteligencia que es capaz de comunicar algo, a través de gestos, de señales, de movimientos, de la postura. Es algo que se expresa más allá de las palabras. Entonces, veamos de qué se trata la inteligencia no verbal y por qué es importante para los niños.
Sobre la inteligencia y los tipos propuestos
La inteligencia es un constructo que ha llamado la atención de distintas disciplinas y que se ha ido reformulando con el tiempo. Así, de una inteligencia «dura y racional», más basada en un tipo de pensamiento lógico y «cuantitativo», pasamos a otro planteo como la inteligencia emocional, la cual trata de aprender a identificar y gestionar nuestras emociones y el modo en que nos sentimos.
En la actualidad, no tenemos un único criterio de lo que es la inteligencia. No aceptamos un solo concepto, unívoco o unidimensional, pero sí sabemos que no es una sola. También resulta conocida la Teoría de las Inteligencias Múltiples de H. Gardner, que refiere la existencia de distintos tipos de inteligencia:
- Naturalista.
- Interpersonal.
- Intrapersonal.
- Musical.
- Corporal-cinestésica.
- Espacial.
- Lógico-matemática.
- Lingüístico-verbal.
Según Gardner, cada individuo posee una combinación única de estas inteligencias, que se manifiestan de diferentes maneras en diferentes contextos.
¿Qué es la inteligencia no verbal?
¿Te enterneces cuando observas que un niño le tiende una mano a su compañero, al ver que no puede caminar solo? Quizás no sabe hablar, no puede darle alguna indicación sobre cómo hacerlo, pero es capaz de empatizar con su situación y de hacer algo. Un gesto de apoyo, una mirada cómplice, un caminar a un ritmo lento.
Es la capacidad para percibir e interpretar el comportamiento no verbal de las personas y la habilidad para responder y actuar no verbalmente en cada contexto, según los objetivos que se quieran obtener
Teresa Baró
Teresa Baró, especialista en comunicación personal en el ámbito profesional, señala también que la inteligencia y el comportamiento no verbal son omnipresentes. A su vez, agrega que, si bien puede tener una connotación universal, también puede variar de cultura en cultura. De allí su importancia de conocer sobre el tema.
¿Por qué es importante la inteligencia no verbal en niños?
Distintos expertos abocados al estudio del desarrollo de los niños destacan la importancia de la inteligencia no verbal como una precursora de la inteligencia verbal y con una clara intencionalidad comunicativa.
Los gestos, las posturas, las señas y los movimientos corporales sustituyen al lenguaje verbal
Pandolfi y Herrera (1992)
Pandolfi y Herrera, autoras del proyecto de investigación «Comunicación no verbal en niños menores de tres años», señalan que la comunicación no verbal tiene las siguientes funciones.
- Informativa: expresar emociones, intenciones, deseos.
- Reguladora de la interacción: para expresar duda, sorpresa, contento, etc.
- Función de control social: hace que el comportamiento del otro sea previsible, lo anticipa.
Por eso, el uso de la inteligencia no verbal permite completar o enriquecer aquello que se dice. Es una forma de comunicar sin hablar, de reaccionar, de entender el ámbito en el que nos encontramos…
¿Cómo estimular o fortalecer la inteligencia no verbal?
A continuación, algunas recomendaciones para que tu hijo pueda desarrollar su inteligencia no verbal.
Habla sobre su comportamiento no verbal
Haz una referencia explícita a sus gestos, a su postura. «Noto que tienes el ceño fruncido, ¿te sucede algo?». Esta puede ser una forma de llamar la atención sobre todo aquello que está diciendo a través de la comunicación no verbal.
Permite que tu hijo tenga distintas experiencias a través de los sentidos
Por ejemplo, a través del uso de sonidos, jugando con los distintos tonos de voz, a través de la imitación. De esta manera, aprenderá poco a poco a interpretar gestos y señales y a otorgarles un sentido en función del contexto.
Emplea la comunicación no verbal para expresarte
Ya sea como un modo «exclusivo» o como un refuerzo de aquello que señalas con tus palabras. Por ejemplo, si le dices a tu hijo que lo amas, puedes valerte también de un gesto de afecto o de un abrazo.
Señala aquel comportamiento que se contradice
Por ejemplo, si tu hijo te dice que no está enojado, pero se encuentra de brazos cruzados y con la mandíbula tensa, puedes indicarle que sus palabras indican algo que su cuerpo contradice. Invítalo a verse en el espejo. Incluso tú mismo puedes representarlo. También funciona jugar a interpretar o analizar gestos de otras personas o de sus personajes favoritos.
Juega con las frases, sus entonaciones y gestos
Por ejemplo, para demostrar la importancia del comportamiento no verbal como complemento de lo verbal, pueden elegir una frase e ir diciéndola a medida que cambian los tonos de voz y los gestos, al tiempo que notan la diferencia.
Es decir, no es lo mismo preguntar «¿te pasa algo?» Con un tono de voz afectuoso y un tipo de mirada, que preguntarlo de manera brusca y evitando la mirada.
Apostar por todas las inteligencias
Todos los tipos de inteligencia resultan importantes. Es necesario evitar desarrollar solo una u otra, si no todas en simultáneo. Asimismo, como adultos y como educadores, es relevante reconocer cómo se manejan los chicos.
De esta manera, es posible adaptar técnicas de aprendizaje a aquella inteligencia con las que les resulta más cómodo aprender. De este modo, dicha experiencia será mucho más agradable y memorable.
Desarrollar la inteligencia no verbal en niños les permitirá hacer un análisis global y más complejo del entorno y la situación, evitando considerar solo los signos verbales.
Fuente: Maria Fátima Seppi Vinuales / eresmama.com