Expertos recomiendan priorizar actividades en exteriores y abrir ventanas aunque toque abrigarse.
Los colegios del país se preparan para el regreso a clases presenciales mediante alternancia, y algunos incluso ya se encuentran adelantando pilotos basados en los protocolos emitidos por los ministerios de Salud y Educación.
Sin embargo, como ya han indicado autoridades sanitarias nacionales e internacionales, el riesgo de contagio en las aulas siempre estará presente, como sucede con cualquier actividad cotidiana, como tomar un bus, ir a un supermercado o hacer reuniones familiares.
Ante esto, varias organizaciones se han propuesto a estudiar qué tanto se propaga la covid-19 en los salones y qué hacer para minimizar al máximo ese riesgo. Tal es el caso del instituto IDAEA, en España, que junto a la asociación Mesura y el Ministerio de Ciencia e Innovación de ese país elaboraron una guía con medidas de bioseguridad que da recomendaciones que pueden ser aplicadas en colegios de todas partes del mundo, incluyendo Colombia.
Sus consejos para reducir las partículas o aerosoles que viajan por el aire, susceptibles de llevar el coronavirus, se pueden aplicar también a otros espacios interiores como edificios públicos, así como en aquellas oficinas en las que sea necesaria la presencialidad de los trabajadores.
¿Cómo se reduce la transmisión del virus en espacios cerrados?
Para minimizar la emisión del SARS-CoV-2, se debe disminuir el número de personas en la habitación, permanecer en silencio o bajar la voz (al hablar fuerte o gritar la expulsión de partículas es 30 veces superior), desarrollar una actividad física relajada (si se aumenta, también lo hacen las exhalaciones) y ajustarse bien la mascarilla.
Por su parte, para minimizar la exposición al virus, además de aplicar medidas de higiene como lavarse las manos o el uso de gel antibacterial, se debe usar el tapabocas bien ajustada, estar el mínimo tiempo posible expuesto y aumentar la distancia interpersonal, así como ventilar y purificar el aire para eliminar el mayor número de virus posible. En este último punto es en el que se centra la guía.
¿Es lo mismo ventilar que purificar el aire?
No. La ventilación consiste en sustituir el aire interior del aula potencialmente contaminado con virus por otro limpio del exterior. En este contexto un ventilador no hace esa función, ya que solo mezcla o remueve el aire dentro de la sala, por lo que no sería recomendable.
La purificación consiste en eliminar las partículas en suspensión que hay en el aire, susceptibles de transportar el patógeno. Esto se realiza mediante los filtros que incorporan diversos dispositivos, como los limpiadores de aire portátiles, aunque también los llevan los sistemas de calefacción y aire acondicionado.
¿Cuál es el mejor modo de ventilación?
Los protocolos emitidos por el Gobierno para la alternancia no prohiben el uso de aire acondicionado, por lo que pueden seguir usándose, como ocurre en especial en zonas cálidas del país.
Sin embargo, priorizan la ventilación con aire exterior, evitando el uso de dispositivos que lo que hagan es recircular el aire interior. De igual forma, es necesario hacer una constante limpieza de los filtros de estos aparatos.
La recomendación de los expertos es sobre todo, abrir las ventanas, y también se recomienda hacer lo mismo con las puertas que dan a los pasillos (indicando a los alumnos que reduzcan el ruido al pasar por ellos) para que haya ventilación cruzada.
Existen diversos estudios que lo demuestran, el último, publicado esta misma semana en la revista Physics of Fluids. En él, investigadores de la Universidad de Nuevo México, utilizando modelos computacionales de fluidos, han comprobado que la apertura de ventanas en el aula aumenta las partículas que salen del sistema en casi un 40 por ciento, al tiempo que reduce la transmisión de aerosoles entre las personas que se encuentran dentro.
Este equipo también ha observado que el aire acondicionado elimina hasta el 50 por ciento de las partículas liberadas durante la exhalación y el habla, pero que el resto se deposita en las superficies dentro de la habitación y puede volver a entrar en el aire. Si hubiera estudiantes con mayor riesgo de complicaciones por covid-19 deberían sentarse donde lleguen menos partículas, lo que dependerá de la distribución del aire dentro de la sala.
¿Con qué frecuencia hay que ventilar?
Depende del volumen del aula, el número y la edad de los ocupantes y la actividad realizada, así como la incidencia en la región y el riesgo que se quiera asumir.
Una guía de cinco pasos de la Universidad de Harvard recomienda entre 5 y 6 renovaciones de aire por hora (ACH, por sus siglas en inglés, dentro de una escala donde menos de 3 es un valor bajo y 6 lo ideal) para aulas de 100 m2, con 25 estudiantes de 5 a 8 años.
Como se ha visto, en Colombia las aulas suelen ser más pequeñas y el modelo de alternancia implica menos niños por salón para conservar la distancia física, aspectos que se deben tener en cuenta en materia de ventilación Los protocolos en el país señalan que la ventilación debe ser permanente.
Los investigadores recomiendan además mantener ventiladas las aulas al menos 10 o 15 minutos antes del inicio de clases y al final de la jornada, durante el recreo, y siempre que sea posible entre clases manteniéndose las ventanas abiertas todo el tiempo que sea posible y con las medidas de prevención de accidentes necesarias. Se debe aumentar el suministro de aire fresco y no utilizar la función de recirculación del aire acondicionado.
¿Mantener las ventanas abiertas pese a la temporada de lluvias?
Mientras dure la pandemia, habrá que elegir entre reducción de riesgos sanitarios y confort térmico, sostienen los expertos. No hay que descartar usar ropa de abrigo dentro de las salas. Disponer de ella en interiores permitirá no abusar de la calefacción (cuando la hay) con ventanas parcialmente abiertas.
De todas formas, si la ventilación natural no es viable debido a condiciones meteorológicas adversas o a otros factores, se puede recurrir a la ventilación artificial o forzada, que se realiza mediante extractores, impulsores del aire y otros elementos mecánicos.
En caso de disponer de sistemas centralizados de ventilación, la tasa de aire exterior se debe incrementar lo máximo posible y la recirculación se debe reducir al mínimo. Y si no se pudiera recurrir a ninguna medida de ventilación, que sería lo más deseable, al menos se debe purificar el aire con equipos provistos de filtros.
Claro está, no todas las instituciones del país cuentan con estos elementos, por lo que lo recomendable es seguir con las puertas y ventanas abiertas el mayor tiempo posible.
¿Dar clases al aire libre?
Los expertos insisten en que las actividades en exterior son siempre preferibles a las de interior. Los profesores y los directivos de las instituciones tendrán que valorar las que se puedan realizar fuera y las que no, sobre todo durante los meses fríos.
En el siglo pasado, cuando no era posible la educación a distancia, tanto en Europa como en EE UU se llegaron a impartir clases fuera del aula en pleno invierno debido a epidemias de tuberculosis y pandemias como la gripe española.*Con información de la agencia SINC
Fuente: Eltiempo.com