El reciente informe publicado por UNICEF El Estado Mundial de la Infancia 2016, sostiene que el progreso para los niños más desfavorecidos no sólo es un imperativo moral, sino también estratégico. La decisión que tienen que tomar las partes interesadas es clara: invertir en un progreso acelerado para los niños que han quedado atrás, o enfrentarse a las consecuencias de un mundo mucho más dividido en 2030.
El capítulo 2 del informe, dedicado a la educación advierte que los progresos relacionados con la ampliación del acceso a la enseñanza se han estancado. Si no tomamos medidas ahora, más de 60 millones de niños en edad de asistir a la escuela primaria estarán desescolarizados en 2030, y más de la mitad vivirán en África subsahariana.
La educación de calidad puede poner fin a los ciclos intergeneracionales de inequidad, mejorando la vida de los niños y las sociedades en que viven. La educación puede aportar a los niños los conocimientos y las habilidades que precisan para tener éxito en la vida. Se asocia a un mayor nivel de ingresos, a una disminución de la pobreza y a una mejor salud. Pero para que la educación cumpla esta función, debe comenzar en la primera infancia y continuar con unas posibilidades de aprendizaje de calidad que brinden a todos los niños y niñas una oportunidad justa de salir adelante en la vida, en especial a los más desfavorecidos. En los próximos 15 años, la población mundial de 15 a 24 años aumentará casi en 100 millones de personas. La mayoría de estos jóvenes vivirán en Asia y África. Ellos serán los padres y las madres que educarán a los niños del mañana, los trabajadores que harán funcionar la economía mundial y los dirigentes que determinarán en qué clase de mundo viviremos.
Hoy, ellos son niños. Necesitan urgentemente la educación de calidad a la cual tienen derecho, y el mundo necesita urgentemente que cada uno de esos niños y niñas obtenga esa clase de educación.
Descargue aquí, el Informe Estado Mundial de la Infancia 2016