Un estudio dirigido por investigadores de CREAL, centro aliado de ISGlobal, y publicado en la revista Environmental Health Perspectives ha explorado el papel que las fuentes de materia particulada del aire de las escuelas tienen en el desarrollo cognitivo.
Algunas investigaciones previas habían observado una asociación entre la exposición a la contaminación del aire procedente del tráfico y un menor crecimiento en las capacidades de aprendizaje. “Sin embargo, se ha investigado muy poco el papel en el desarrollo cognitivo de los componentes de la materia particulada (PM, por sus siglas en inglés) o de otras fuentes diferentes al tráfico”, comenta Xavier Basagaña, investigador del CREAL (España) y el primer autor del estudio.
Los investigadores han hallado que el tráfico es la única fuente de partículas finas que se asocia con una reducción en el desarrollo cognitivo. “Por tanto, la reducción de la contaminación atmosférica procedente del tráfico en las escuelas primarias puede tener efectos muy beneficiosos sobre la cognición”, concluye Jordi Sunyer, codirector de CREAL y coordinador del estudio.
En el estudio se siguió a una cohorte de 2.618 niños de 39 escuelas de Barcelona con una edad media de 8,5 años. A lo largo de cuatro visitas espaciadas en el tiempo, los escolares completaron pruebas computerizadas para evaluar la memoria de trabajo, que es la función ejecutiva del cerebro que trata múltiples piezas de información de forma transitoria, la memoria de trabajo superior, que es aquella que involucra procesos más complejos, y la falta de atención.
En paralelo, los investigadores midieron la materia particulada de menos de 2,5 micrómetros de diámetro (PM2.5) tanto en el aula como en el patio y a lo largo de dos campañas de una semana.
Los resultados de la investigación mostraron que un incremento de 4 microg/m3 de las PM2.5 en el interior de las escuelas debido al tráfico cercano se asoció con reducciones del crecimiento anual del 22% en el caso de la memoria de trabajo y del 30% en la memoria de trabajo superior. En lo que se refiere a la escala de falta de atención, las diferencias a lo largo de un año alcanzaron el 11%. “Ninguna de las otras fuentes de PM2.5 se asoció con efectos adversos sobre el desarrollo cognitivo”, concluye Basagaña. (Fuente: CREAL/ISGlobal)