“Todavía no he podido abrazar a mis amigas. Siempre nos abrazábamos en los recreos y hacíamos las tareas juntas. Luego todo cambió con el virus. Me da miedo sí, pero quiero volver a la escuela. Quiero que la pandemia se acabe. Quiero estudiar para ser mejor y tener una vida normal”, cuenta Keisy Villalta, una niña costarricense de 11 años.
Más de un millón de estudiantes regresan a clases en Costa Rica en un modelo que combina la educación presencial segura y la remota. Con el apoyo de las Naciones Unidas, Costa Rica se convierte en uno de los primeros países en abrir a tiempo sus escuelas y colegios para evitar el abandono y la exclusión de miles de niños, niñas, adolescentes y jóvenes.
Felicidad, angustia y regreso
Keisy estaba muy nerviosa pero feliz. Le sudaban las manos, pero su sonrisa era más fuerte que cualquier preocupación. Tímida y muy brillante, la chica de 11 años es una alumna destacada de la Escuela León XIII, ubicada en una zona de exclusión y vulnerabilidad social en San José, la capital de Costa Rica.
Hizo fila al entrar y en el portón fue recibida por una funcionaria de la escuela. Se aseguró que portara su mascarilla y luego la pasó al lavatorio para el lavado de manos. Pasó entonces a la toma de temperatura: 36,5º. ¡Estaba autorizada a entrar!
Un maestro la recibió en el segundo portón y así comenzó su travesía por el curso lectivo 2021, en medio de protocolos de seguridad e higiene para evitar el contagio de COVID-19.
Quiero ser científica
Keisy quiere ser una mujer de ciencia. Sueña con ser ingeniera, diseñar grandes proyectos y desde ya practica en su casa. Dedica mucho tiempo a hacer dibujos y diseños Ella sabe que el regreso a clases es fundamental para seguir a paso firme con su meta: ser una gran profesional y apoyar a su familia.
“Yo extrañaba mucho a mis profesores y compañeras. Tuve días difíciles, especialmente cuando tenía que hacer tareas de matemáticas y no entendía”, susurra la niña con voz suave y cortada.
Katherine, jefa de hogar y madre de Keisy y otros dos niños, cuenta que la suspensión de clases presenciales en 2020 generó muchas dificultades y angustia en su hija, porque no tenía acceso a computadora, tabletas y mucho menos internet. Para superar ese obstáculo tuvieron que dedicar una parte importante de su presupuesto familiar, cerca de 18 dólares por mes, para contratar un plan de telefonía celular para adaptarse a las Guías de Trabajo Autónomo que desarrolló el Ministerio de Educación de Costa Rica y poder atender la educación a distancia, lo que implicaba el uso de WhatsApp para hacer consultas y enviar trabajos.
“Mi hija fue la niña más feliz del mundo cuando se enteró que iba a regresar a la escuela. En la casa se aburría, se estresaba y se sentía muy aislada sin ver a sus maestros y compañeras con quienes perdió el contacto desde el inicio de la pandemia”, comentó.
Una escuela preparada, pero con grandes desafíos
Marco Flores es el director de la Escuela León XIII que da educación y oportunidades a más de 1300 niños y niñas, la mayoría en condición de vulnerabilidad social. Ha sido director escolar durante 24 años y dice que nunca ha tenido que enfrentar retos y dificultades tan grandes y persistentes como las que deja la pandemia de COVID-19.
“El Ministerio de Educación Pública nos entregó los protocolos y materiales para el regreso seguro, nos ha dado el acompañamiento que necesitamos. Pero somos nosotros en la escuela, el personal, los que debemos asumir la responsabilidad para que los estudiantes tengan un regreso seguro”, destacó el director.
El curso lectivo del 2020 fue caótico para el centro educativo. De un día para otro las clases presenciales se suspendieron y llegó la enorme preocupación por continuar con el proceso educativo, con la gran dificultad que la gran mayoría de niños y niñas no tenían los medios tecnológicos ni de conectividad para poder seguir con la educación virtual.
Fue así como el centro tomó la decisión de entregar las guías a estudiantes para que cada uno avanzara desde su hogar y a través de WhatsApp pudieran enviar avances y contactar a sus maestros y maestras en caso de dudas.
La escuela también entregó cerca de 12500 paquetes con alimentos a las familias de estudiantes, como parte de la decisión del MEP de continuar con el apoyo alimentario a estudiantes en riesgo. Cada paquete contenía frutas, verduras, arroz, frijoles, huevos y leche.
“Cuando entregamos los paquetes, las familias debían entregarnos las guías educativas completadas por sus hijos e hijas y debían llevarse las nuevas. Fue así como logramos detectar a 57 estudiantes que estaban en riesgo de abandono y que no estaban realizando sus trabajos”, explicó Marco.
En ese momento el centro educativo activó su sistema de alarma temprana y movilizó a un equipo constituido por orientadores, trabajadores sociales, miembros de la comunidad y personal de instituciones para ubicar y lograr su regreso al sistema escolar. “Logramos rescatar a los 57 estudiantes”, cuenta el director con una sonrisa de satisfacción que pese al uso de la mascarilla sí se logró notar.
Evitar el absentismo
Para evitar el absentismo este 2021 ya el plan está listo. Compararán cada nombre de la lista de 2021 con la de los estudiantes matriculados el año anterior y se asegurarán de que cada estudiante continúe con “su derecho a estudiar y si es necesario enviamos a la policía a la casa de los padres para recordarles que la educación es un derecho y es obligatoria; pero los primeros días hemos tenido un 100% de asistencia”, explicó el director.
El personal de la escuela se ha mostrado muy sorprendido por la información, el conocimiento y la aplicación de los protocolos de las y los estudiantes, lo que demuestra el buen trabajo que las autoridades han realizado para llevar el mensaje de prevención y seguridad a la población.
La escuela de León XIII no solo se preocupa por brindar seguridad y educación de calidad, sino que diariamente reparte cerca de 2000 raciones de comida a sus estudiantes, pues la mayoría no tiene los medios para realizar su alimentación completa en el hogar.
Cada año el centro educativo requiere cerca de 320.000 dólares para asegurar su funcionamiento y asegura su director que con la pandemia los costos se han elevado por lo que todavía deben identificar mecanismos para solventar sus déficits presupuestarios.
La ministra de Educación de Costa Rica, Giselle Cruz Maduro, destacó que, a partir del 8 de febrero, el Ministerio de Educación Pública mostró sus esfuerzos efectivos en la implementación de la estrategia Regresar con el claro objetivo de gestar una apertura segura, paulatina y monitoreada. “Con educación combinada, presencial y a distancia, en el servicio educativo, con cumplimiento estricto de los protocolos de salud y con el seguimiento continuo, avanzamos en el propósito de que ¡nadie se quede atrás!»
La ONU al servicio de estudiantes, comunidades y el país
La ONU destacó que a lo largo de pandemia por COVID-19, Costa Rica ha realizado enormes esfuerzos para asegurar la continuidad educativa, así como para establecer, conforme a la Estrategia Regresar, las condiciones sanitarias y pedagógicas para el retorno a una educación presencial con protocolos para las distintas actividades en los espacios educativos.
También ha reconocido el compromiso del país, desde las autoridades, a las comunidades, centros educativos, padres, madres, cuidadores y los propios estudiantes, para lograr el reinicio a tiempo del curso lectivo 2021.
Allegra Baiocchi, coordinadora de la ONU en Costa Rica, destacó que el regreso a la educación presencial es clave para superar las desigualdades y es un paso firme para luchar contra la desigualdad y la discriminación que el país trata de erradicar.
“Nos llena de esperanza el compromiso de Costa Rica para iniciar el curso lectivo 2021 y nos complacen los esfuerzos anunciados por el presidente y el Gobierno de la República para impulsar la ley para la creación del Programa Nacional de Alfabetización Digital y la inversión de más de 166 millones de dólares para la construcción y mejoramiento de condiciones educativas de 165 escuelas y colegios”, dijo.
Asimismo, la organización ha acompañado al país en la atención y respuesta a las principales necesidades para la reapertura de los centros educativos.
Por ejemplo, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia ha apoyado técnica y financieramente al Ministerio de Educación Pública durante la pandemia de COVID19, tanto para facilitar la educación virtual, como en la Estrategia Regresar para el retorno seguro y progresivo a clases presenciales.
Durante el año 2020, mientras la educación se realizó de forma remota, apoyaron la reproducción de guías de aprendizaje autónomo, se entregaron kits de materiales para educación preescolar y primer ciclo, para impulsar el desarrollo cognitivo. Además, con el soporte de USAID y la Embajada de Estados Unidos, fueron entregados suministros de higiene crítica como alcohol en gel, desinfectante, jabón líquido para manos y termómetros, a 642 centros educativos del país priorizados según sus condiciones de vulnerabilidad.
En términos de comunicación, UNICEF elaboró una sistematización audiovisual y escrita de buenas prácticas e historias de vida sobre innovaciones educativas, acceso a servicios y prevención de la exclusión educativa en el marco de la pandemia.
También con apoyo de USAID, la agencia de la ONU colaboró en la estrategia “Aprendo en casa”, mediante la creación de contenidos y materiales educativos diseñados para dar continuidad a la estimulación y desarrollo en la primera infancia y el aprendizaje en niños y niñas desde los hogares, con un enfoque lúdico y participativo.
Además, apoyaron con la campaña “Yo me cuido, yo te cuido, la comunidad se cuida” con el objetivo de divulgar una serie de medidas incluidas en los protocolos sanitarios del Ministerio para la prevención y protección de la población estudiantil, sus familias y el personal del centro educativo. En total esta cooperación supera el millón de dólares.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) también apoyó el desarrollo de la Estrategia Regresar del Ministerio de Educación, así como la creación e implementación de recomendaciones técnicas para la reapertura de clases.
Además, donó recursos como tabletas a estudiantes en condición de riesgo para acceder a clases virtuales y ha impulsado el cumplimiento de normas de bioseguridad mediante la dotación de mascarillas a estudiantes de escasos recursos. También está impulsando esfuerzos para asegurar agua y saneamiento en centros educativos clave.
Si bien cerca del 92% de estudiantes en Costa Rica pudo seguir con su educación a pesar de las dificultades, no todos lo lograron.
Durante el 2020, según datos oficiales, cerca de 91.000 estudiantes, el 8%, hasta completar el cien por cien, había visto su educación interrumpida, por lo que se hace necesario traerlos a la educación nuevamente en este 2021.
Los datos del Ministerio también señalan que, de una población escolar de alrededor de un millón, solo cerca del 60% ha tenido acceso a su plataforma educativa, el resto ha tenido que seguir su proceso por WhatsApp, recursos digitales offline e impresos.
Asimismo, solo el 34% de estudiantes tiene equipo y conectividad plena, 29% tiene acceso limitado a ambos y el resto no cuenta con ninguno de ellos.
Patricia Portela de Souza, representante de UNICEF en el país centroamericano señaló que “además de abrir las escuelas que es sumamente importante, es necesario también que Costa Rica acelere sus esfuerzos para llevar las nuevas tecnologías y la conectividad al hogar de cada niña, niño y persona joven. La tecnología les abre la oportunidad de continuar sus estudios y el aprendizaje en cualquier emergencia o situación adversa, así como desarrollar sus capacidades y habilidades para la vida y la empleabilidad futura”.
Esther Kuisch Laroche, representante de la UNESCO, dijo que la apertura del año escolar genera un gran optimismo, “pero también debemos generar conciencia de que existen grandes desafíos para superar los fuertes impactos de la pandemia en la educación y el desarrollo de las personas más jóvenes, en especial aquellas en situación de vulnerabilidad”.
Según indican los nuevos datos publicados en el mapa de seguimiento interactivo de la UNESCO, un año después del inicio de la pandemia, más de 800 millones de estudiantes alrededor del mundo, es decir más de la mitad de la población mundial estudiantil, siguen enfrentando interrupciones en su educación.
América Latina, la región más afectada
América Latina es la región del mundo más afectada por los cierres de escuelas y colegios: mientras en esta zona los cierres completos promedian cinco meses, en Europa han sido hasta dos meses y medio y un mes en Oceanía.
Las últimas estimaciones de UNICEF revelan también que 24 millones de niños en edad escolar están en peligro de abandonar su educación debido a la pandemia, lo cual anularía los avances en materia de matriculación escolar de las últimas décadas.
El regreso a la educación presencial es clave para superar las desigualdades. El último censo del país pone al descubierto las desigualdades que enfrentan diversas poblaciones:
solo un 13% de las personas indígenas se gradúa del colegio, el 60% asiste a centros educativos y cerca del 41% tiene rezago escolar.
La población afrodescendiente es el grupo poblacional con mayor nivel de secundaria incompleta (49,1% versus 45,4% de la población total) así como con menor nivel de educación universitaria completa (9,3% versus 15,2%), con una escolaridad promedio de 7,7 años.
“Reafirmamos nuestro compromiso para acelerar los avances en la educación y la implementación de todas las medidas necesarias para garantizar un retorno seguro a las aulas y que ningún niño, niña, adolescente o joven, se quede atrás”, subrayó la coordinadora de ONU en el marco del inicio del curso lectivo 2021 en Costa Rica.