Yeslando de J. González B.
Consultor REDEM – Venezuela
RESUMEN
El siguiente artículo versa sobre el papel de la educación actual venezolana y sus instituciones. Propone un nuevo modo de hacer y construir el proceso educativo, de respeto, solidaridad y calidad de vida. A través del método dialéctico el autor nos lleva hacia los nuevos rumbos que deberá tomar el proceso educativo en Venezuela.
Palabras claves: contextualizada, justicia social, utopía.
ABSTRACT
The following article discusses the role of Venezuela´s current education and its institutions. It proposes a way to make and build the educational process, respect, solidarity and quality of life. Through the dialectical method the author takes us into new directions to be taken by educational process.
Key words: contextualized, social justice, utopia.
“La posibilidad de ser humano sólo se realiza efectivamente por medio de los demás, de los semejantes, es decir de aquellos a los que el niño hará enseguida todo lo posible por parecerse” Es decir, necesitamos formar a los niños, a los jóvenes, a las generaciones futuras porque en sus manos está el destino del planeta”.
Fernando Savater.
1. INTRODUCCIÓN
Las sociedades que luchan por su desarrollo dependen de su educación para destacar, las personalidades de sus ciudadanos. Así la idea del hombre universal, del ciudadano, del profesional tiende a la perfección porque de ello dependerá el adecuado funcionamiento de las instituciones como lo mencionaba Prieto Figueroa (1997). En términos generales, los fines así como los objetivos, tuvieron, tienen y tendrán alcances para el adecuado funcionamiento de las sociedades, de las instituciones educativas (públicas o privadas). Son aspiraciones de las comunidades porque rebasan o superponen la individualidad del sujeto, lo que está más allá de él.
Estas aspiraciones, logros, adelantos y visiones de las comunidades se logran sólo con educación. Así como el propósito para el que se educa un individuo es una aspiración de cada miembro dentro de una sociedad. Se trata de formar su personalidad, un ser justo, concienzudo pero no permeable ante los vicios de la sociedad.
2. MATERIALES Y MÉTODOS
Por otra parte, la personalidad como fin de la educación debe sumársele a la comunidad porque dentro de esta última se integra como un todo, y se menciona que el objetivo de la misma, desde el punto de vista del individuo, es la personalidad autónoma, contextualizada en el quehacer diario, por la participación en la vida colectiva histórica, lo que significa que el concepto de educación, generalmente, en casi todos los países del mundo está ligado a la formación integral del hombre. Por su puesto, esta concepción se origina en la necesidad de las sociedades de transmitir su tesoro cultural, histórico, ancestral y de difundir todo un cúmulo de conocimientos, de hábitos, de ideas y cualidades a las generaciones futuras, que las distinguirán y las unirán en sus diferencias.
De igual manera, la educación siendo el hilo conector con las generaciones del futuro, le permite a los individuos el ascenso dentro de las sociedades y percibida como quehacer formador de las capacidades, de las nociones para el desarrollo social; su excesivo carácter normativo debería corresponderse con las realidades que rodean al ser humano, tan utópicas y alcanzables, como la tecnología, el ciberespacio, las redes sociales, el espionaje electrónico convertidas en la realidad tangible que a los jóvenes actuales, les toca vivir y enfrentar mientras que, los adultos, perplejos, vacilantes no logramos entender el cambio de época inventando conceptos y estrategias educativas para tratar de reestructurar su realidad y solapar la ya debilitada existencia. No por ausencia de conocimientos sino para tratar de entender el modo de vida que creó, la contemporaneidad, y sus consecuencias.
Los discursos educativos actuales, los proyectos educativos integrales de aula, los comunitarios, los políticos, la idea de crear un nuevo sistema educativo, “las consultas inconsultas”, el vacío lingüístico, la transformación universitaria para transformar el vacío, prometer y no cumplir llenan las generaciones futuras de recelo y los convierten en el precio que tiene que pagar la historia de la humanidad, de la cual han sido muy pocos “los protagonistas” en el papel del otro.
Los viejos discursos; democráticos-demagógicos, surgen de realidades alucinadas. Por eso, Si no cambiamos y seguimos haciendo las cosas del mismo modo, viviremos equivocados y pagaremos las consecuencias. . Es evidente que la educación es el medio acertado para la formación de la personalidad e identidad de los seres humanos pero esta debe estar basada en la verdad y no el holograma inventado de una felicidad que no existe, que resulta vaga y es imprecisa. No se puede seguir señalando, en favor de los grupos de poder, al capitalismo ni al comunismo porque terminaran siendo inculpados: si es que existen, “los espíritus” en términos de superstición. Ante tal panorama, la educación verdadera, del hombre por, para y con el hombre adquiere un papel relevante en la sociedad. Aún es posible formar individuos institucionalmente que respondan a las necesidades del sistema económico, de desarrollo socio-productivo político y social pero los sistemas también tienen que cambiar. Solo el hombre y su educación, el respeto por el otro y su dignidad, y el amor por la naturaleza serán los responsables de un mundo mejor.
En este orden de ideas, la diversidad de posturas filosóficas y la pluralidad de ideologías que coexisten en el mundo, son factores importantes para una verdadera discusión sobre el aspecto académico y para repensar el futuro de nuestros hijos. Son la antesala para una definición de la vida actual, colocando en peligro la continuidad académica y laboral, en el momento en que las instituciones educativas tratan de formular planteamientos particulares sobre lo que se ha dado a llamar “justicia social” y que se ha mencionado ya de manera particular en unas cuantas conversaciones, generando actitudes y reacciones tan diversas, que en algunos casos se corre el riesgo de pasar interminables años de discusiones, sin lograr la deseada concertación sobre la concepción de un modo de vivir que le permita al individuo su realización y obtener una mejor calidad de vida.
Las instituciones educativas venezolanas no escapan a ello. Se cree fielmente, que los estados en donde la educación es gratuita como la del venezolano, al financiar gran parte de los estudios desde los primeros años hasta el pregrado universitario y brindar la posibilidad de ostentar un cargo público, ya realiza suficientes esfuerzos por sus ciudadanos. Albornoz (2013). Si no es así, qué queda por los que aún no tienen la posibilidad de estudiar, los que aún no han conseguido un trabajo digno y deambulan por las calles entre las páginas de una carpeta amarilla gastada y sucia de tanto ir y venir. Sin embargo, para el crecimiento humano, los educadores, no los meros profesores y mucho menos los militantes de un determinado partido, son más importantes y decisivos que los políticos, los técnicos, los ingenieros o los economistas.
Se trata y como se ha mencionado en diversas discusiones entre el que enseña y recibe educación, de hacer corresponder el pensamiento con la acción, comprenderlas, internalizarlas, adaptarlas pero siendo el ejemplo y no estar en el lugar equivocado, contradiciendo lo que se dice con lo que el cuerpo realiza, muchas veces con un discurso que raya entre la mentira creída y el desencanto. Se necesita un acercamiento real, encarnar un estilo de vida, de ideal, de con-nacer con el otro, de pensar en nosotros, de pensar en la escuela, en la universidad, en la universidad del pueblo. De ese pueblo que se levanta todos los días tratando de reconstruir el espacio social de sus saberes. Pero para eso necesitamos ser pueblo, identificarnos con él, el que huele a tierra, el que sufre, ríe y llora, el que no tiene una justificación para que le impidan andar sin mantas. Pero que anda.
La acción de enseñar lo que es una verdadera educación escolar y universitaria, necesita estar vinculada con la finalidad de la educación en general, en correspondencia con el producto que se desea obtener, al establecer un modelo que con-lleve al perfil del educador ideal, reflejando lo óptimo del ser humano y acorde con la necesidad de la sociedad. Sin olvidar que él es parte de la sociedad. Al mismo tiempo, poseer una base académica y filosófica, amplia y bien estructurada, que le permita conformar su propia ideología.
La adquisición de estos fundamentos estará en una formación académica pertinente; sin diferir de los saberes espontáneos, los ancestrales ni los populares y en consecuencia resultará imposible trabajar en educación sin adquirir las técnicas adecuadas y el vocabulario acorde… para discernir sobre las cuestiones humanas y la problemática actual. Freire (1966) expresaba:
“… quién se está formando, desde el principio mismo de su experiencia , al asumirse también como sujeto de la producción del saber, se convenza definitivamente que enseñar no es transferir conocimientos, sino crear las posibilidades de su producción o de su construcción. Quién enseña aprende al enseñar y quién aprende enseña al aprender”. No hay docencia sin discencia. (pág.26).
El individuo cada día necesita ser educado, formado e instruido de manera holística-cognitiva, como bases fundamentales para la vida, esto sería el reflejo de una enseñanza proactiva, dinámica y visionaria, sustentada por la adquisición de los conocimientos que permitan ir de la reflexión a la acción. Pero, se necesita incluir a los obreros, no brindándole dádivas de ascensos, oportunidades y privilegios a unos sobre otros, porque comienza la exclusión. Brindémosle la posibilidad de disfrutar vacaciones completas con planes totalmente gratuitos, resárcemos su trabajo, encomendémosle la tarea de ser mejores cada día pero también expliquemos cuál es su papel dentro de las instituciones educativas.
3. RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Sobre la base de las ideas expuestas, el reto actual del país, Venezuela, de nuestras escuelas, universidades, del continente completo, está en llenar de sentido la democracia, cambiar los modelos antagónicos, egoístas, exportados “outsight”, errados, excluyentes, de “verdes y colorados”, tribus urbanas, carestía de imágenes ejemplares, de perdedores y rentistas por un modelo productivo y de autoproducción, generación de conocimientos, libres, sin pasiones ni miedos con todo un proyecto sustentado en un enfoque territorial, ambiental, rural, sistémico, de lucha, pertenencia y asumiendo responsabilidades. “Se solicita, se busca…”: la alfabetización emocional.
Se necesita que las instituciones educativas latinoamericanas caminen, que caminen solas. Solas pero con nosotros. Los del Sur. Inventamos o erramos. Pero reconociendo que nuestro interés más que cualquier posición de gobiernos, repito, es América del Sur, eso sí, sin despotricar ni ofender a los del norte porque también son americanos. Distintos pero humanos al fin. Aplíquese diplomacia, no neo- política, diplomacia relacional, para acortar las brechas y no engrandecerlas.
No se trata de volver a Simón Rodríguez ni a Freire, ellos ya pertenecen al imaginario social de nuestra historia americana y son referentes obligatorios cuando se mencione el concepto del hombre y la educación como patrimonio común de la humanidad. El momento del ser individual, no es el del colectivo, ni se desea hacer que la forma de vivir y sentir sean las mismas para todos, pero se necesita ver con meridiana claridad que no es posible tener ciudadanos sin educación. Pareciera que los lugares para impartir educación se convirtieron en gendarmes, calculadores, repetitivos, débiles, limitados, un quince y último, politiqueros, parásitos y otros, sin pensar que el producto que se lanza a las calles lleva el germen de nuestra contaminación.
No logran llenar el espíritu. Estos “no lugares” funcionan, en la mayoría de los casos con “lineamientos”, de gerentes de maletín, “gente que comercializa su comodidad, su pensamiento, su libertad, su modo de ser y su autonomía: centrados en el ausentismo y el presentismo, del que asiste a una escuela, un liceo o a una universidad porque su imagen adorna las entradas de los sindicatos, los programas, los perfiles, el horario y la supervisión, el trabajo comunal. Por supuesto, es la dama de hierro o el hombre de acero. Resultado: desanimo, desaliento, deserción que pulula en nuestras aulas, tristeza, pobreza y demasiada violencia que ahora es dueña de las calles, saltó las barandas de las escuelas, recorre los pasillos de las universidades y se hace en los cementerios.
4. CONCLUSIÓN
Pudiera ser una utopía, instituciones libres con centros educativos de calidad, donde se viva y se construya vida, donde brote la inocencia y la juventud, la sexualidad y el respeto, donde se construya comunidad, la otra parte, le corresponde a los padres, al hogar y a la familia ,. Y a quienes tenemos como formadores del ámbito que sea, ayudar a rescatar.
Las instituciones educativas, sin excluir alguna, deben ser lugares de producción integral, de expresión y celebración de la vida, espacios diarios para la capacitación, permanencia y participación de los ciudadanos, para la producción intelectual, la extensión y la verdadera docencia. Si son tan irrelevantes, las instituciones educativas tradicionales, tediosas y aburridas, utilicemos la casa-aula, provoquemos la integración familiar. Transformemos las escuelas, las universidades en centros educativos que se propongan seriamente convertirse en lugares para el disfrute de la comunicación, el trabajo, la creatividad la amistad, el amor y el respeto por la naturaleza.
En momentos en que impera la cultura de la muerte y la mayoría de los estudiantes experimentan la vida como inseguridad, miedo, violencia, frustración, anomia y soledad. Las instituciones educativas, sin dejar alguna de lado deben ser lugares donde se vive y permite la com-unión de saberes, siempre que se puedan observar las verdaderas dimensiones de la educación y comiencen a derrumbarse los muros de la ceguera individual; donde el verdadero quehacer ya no sea más en las aulas y desde las aulas sino en el corazón del pueblo y para el pueblo que representa la esencia de una verdadera propuesta educativa. Es una quimera.
En consecuencia, se intenta desde nuestra posición como educadores, sobre la base de opiniones débiles y esqueléticas y en contraposición a los argumentos examines, también de educadores, la explicitación razonada de saberes compartidos pero fundamentados en el estudio y la reflexión. Aspectos que pudieran ser tomados en cuenta, por las diferencias de conceptos que subyacen en este artículo y no por las divergencias políticas que a veces se dejan entrever en sus palabras. No ha sido nuestra intención. Las instituciones educativas pertenecen al pueblo; son propiedad colectiva. Mal se haría, si las palabras y los pensamientos se dirigieran sobre quienes hoy, detentan la autoridad oficial en todos los cargos de gobierno del continente hispanoamericano porque nos haríamos, sobre las universidades y sobre la tierra que pisamos. Esa es una responsabilidad de cada uno. Tarde o temprano los ríos se desbordan por donde menor es el caudal. Todo depende de nosotros.
5. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.
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Freire, P. (1966). Pedagogía de la autonomía. México. Editorial siglo XXI.
Delors, J. (1966). La Educación Encierra un Tesoro. Ediciones de la UNESCO. Santillana.
Esclarín, A. (1999). Educar en el Tercer Milenio. Ensayos San Pablo. Caracas. Venezuela.
Prieto, L. B. (2007). Principios Generales de la Educación. Ediciones Conjuntas: IESELAC-UNESCO-IPASME. Caracas. Venezuela
Esclarín, A. (2011). Los Padres: Primeros y Principales Educadores de los hijos. Ensayos San Pablo. Caracas. Venezuela.
Albornoz, A. (2013). La Universidad ¿Reforma o Experimento? IESELAC-UNESCO. CLACSO. Caracas-Venezuela.