La pandemia suscitada en el Perú a partir de la detección del primer caso de coronavirus en el país (el 6 de marzo del 2020), llegó para demostrarnos que, a pesar del galopante avance económico de los últimos años, los peruanos no contamos con seguridades sociales que nos brinden una vida de calidad (o por lo menos no a todos), ello debido a que nuestras instituciones se encuentran todavía débiles después de tres décadas de abandono. Institucionalmente fue el sector salud el que cargó a cuestas la mayor responsabilidad de los estragos de la enfermedad (sin desmerecer a policías y trabajadores del servicio público), por ello toda la población, como era evidente, centraron su atención a las postas y hospitales, así como a los médicos y enfermeros que trabajan en ellas; pero, debido a las disposiciones tomadas a partir del 6 de marzo del presente año por el Gobierno central, todas las demás instituciones nacionales debieron adaptar su labor, lo cual demostró lo realmente necesario para lograr sus objetivos.
En cuanto al sector educativo, la respuesta para brindar clases a todos los estudiantes del país fue interesante, se trabajó usando medios de comunicación que llegaran a todos los niños (internet, televisión nacional y radio), además de atenderse la Educación básica regular, se desarrollaron programas de educación especial y en lenguas originarias; sobre la respuesta para no detener la educación hay mucha tela por cortar como para desarrollar en otro artículo. Pero, es importante remarcar que la contestación estuvo a la altura de la circunstancia y el MINEDU demostró en tiempo record una eficacia que hace años había perdido frente a la opinión pública, a pesar, de llevar un par de años demostrando un mediano y constante avance en la prueba internacional (PISA 2018). Pero, además de la respuesta educativa “Aprendo en casa”, debido a la cuarentena decretada se logró visualizar algunos puntos importantes a tocar sobre el sector educativo, aquí algunos de ellos:
Primero, para llevar a cabo la elaboración y puesta en marcha de las escuelas en tiempos de cuarentena, fue directamente el MINEDU que elaboró e inició el programa “Aprendo en casa” a nivel nacional. La UGEL y la GREA, ambas instituciones públicas, necesarias para la descentralización pedagógica tienen en su misión las palabras “integrar y desarrollo”, pero a pesar de ello han demostrado en más de una oportunidad procesos burocráticos y mensajes confusos de cómo llevar a cabo las buenas prácticas pedagógicas. Esta es una gran oportunidad para repensar ambas instituciones y adaptarlas al nivel de eficacia y alcance descentralizado para una educación para todos.
Segundo, desaparición de los colegios de bajo costo. Era ya una verdad escondida que las escuelas privadas de bajo costo (muchas improvisadas en casas) se armaban de buenas intenciones, pero malos resultados. En la Evaluación Censal de Estudiantes (ECE) eran estas instituciones las que tenían los más pobres desempeño, a pesar, de cobrar por sus servicios.
Tercero, a mayor carga horaria no, necesariamente, hay mejores resultados. El adaptar el aparato presencial al virtual, hizo reflexionar a más de un especialista en educación (no a todos, pues hay escuelas privadas que a la fuerza han trasladado el aparato virtual presencial al físico) que las horas de calidad son las que hacen significativo el aprendizaje, no la mayor carga de tiempo en educación. Son innumerables los casos de estrés y rechazo a las clases debido a que se piensa que mientras más horas tenga en clases un estudiante, aprende más.
Finalmente, cuerpo de docentes comprometidos, que en ningún momento pusieron excusas para mantener la educación a las futuras generaciones, como ocurrió en otros países. En el Perú, tanto en el ámbito público como privado, la respuesta de los maestros ha sido de: adaptarse a esta nueva circunstancia, capacitarse como cada uno pudo, y asegurarse que ningún estudiante quede fuera de esta nueva etapa de la educación virtual.
Actualmente, más de 110 000 estudiantes han solicitado pasar del sector privado al público, ellos son una nueva oportunidad para que el Estado se encargue de la educación de la población que por años ha dejado, en gran parte, al sector privado. La crisis sanitaria y económica vivida en estos momentos, en el sector educativo ha dejado reflexiones que, de llevarse a la práctica, la vuelta a clases en esa post pandemia, podemos estar viendo una renovación de la educación que por años el país necesita, nuestra inversión y renovación debe centrarse en una educación que forme ciudadanos responsables, además de profesionales líderes que guíen al país del mañana, que siempre tendrá trenes que esquivar.
Por: Alberto Bernilla Meneses- Colaborador REDEM en Perú.
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