María Antonieta Fisher González
Consultora Internacional de REDEM en CHILE
Claramente la presencia masiva del coronavirus ha puesto en jaque a los diversos países que han evidenciado su presencia en cuanto a los sistemas de salud, la capacidad hospitalaria y la oferta de abordaje de las medidas preventivas y paliativas. Hemos visto desde incapacidades gubernamentales, decisiones tardías, aprovechamiento económico de los sectores farmacéuticos (por lo menos en Chile) y por sobre todo una falta de claridad respecto de informar de manera adecuada y fidedigna a la población. La prensa amarillista y alarmista convive con la imprecisión, la carencia de orientación y la grandilocuencia que genera aún más incerteza en la población. Todo este clima reactivo hace que las personas estemos también más alertas, más atentas y también con mayor miedo e inseguridad. Sumándole a todo lo anterior la perdida de rutina ya sea en los espacios escolares como laborales, como interfiere directamente en la capacidad de planear y generar logros.
¿Qué podemos hacer entonces para afrontar esta situación?
Claramente como señala Sigmund Baugman (Bauman, 2004) vivimos en una modernidad liquida, donde el cambio y la transitoriedad es permanente y afecta todas nuestras dinámicas sociales, culturales, y ambientales. El coronavirus no es otra cosa que el resultado de una sociedad globalizada, interconectada, con múltiples vínculos que ha hecho que 159 países presenten al día de hoy 189.000 casos, contagios producidos por desplazamientos y contactos, donde las variables de intervención son reactivas y las posibilidades de manejar los eventos ya se han visto que son limitados. Este escenario lábil es antagonista con una sociedad que busca el control y el orden; y también con un cerebro humano donde la certeza es fundamental para un buen funcionamiento orgánico. Entonces que debemos hacer para abordar esta emergencia de la manera más adecuada para nuestra salud cerebral y mental. Desde el conocimiento que he generado desde la neurociencia aplicada y la psicología he recopilado algunas ideas fuerzas que estimo son pertinentes de compartir para proteger la salud mental y cerebral:
1.- Implementar las medidas preventivas orientadas por la Organización Mundial de la Salud (https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019/advice-for-public/q-a-coronaviruses, 2019) (Bauman, 2004) en términos de lavarse las manos de manera efectiva después de estar en contacto con personas, alimentos y espacios cerrados, protegerse con el antebrazo si se va a toser o estornudar y reportarse a un centro de salud si ha tenido contacto con personas en riesgo de contagio. Lo anterior genera certeza y seguridad y cuando eso ocurre no nos estresamos porque sentimos que tenemos grados de control de lo que ocurre, cuando eso pasa el cerebro enfoca su energía y somos más eficientes.2.- Disminuir el impacto de las comunicaciones alarmistas que se pueden entregar en medios de comunicación masiva. Una mala tendencia de los medios es agudizar el umbral de malestar y angustia, eso genera creencia limitante y afecta el funcionamiento emocional y cognitivo. Debemos buscar fuentes fidedignas de información.
3.- Mantener los vínculos sociales de la manera más óptima posible, sobre todo si hay aislamiento social o cuarentena, haciendo un buen uso de las redes sociales, de los medios telefónicos o digitales. El cerebro es social y necesita de la presencia de los afectos, por ende, no debemos relegarnos emocionalmente.
4.- Desarrollar actividades que sean de nuestro agrado, y que podamos realizar en los espacios de cuarentena, si es el caso, o en los espacios laborales. Cuando estamos bajo estrés nuestra amígdala cerebral (órgano que regula nuestras emociones) libera cortisol y noradrenalina, produciendo una serie de afecciones a nuestro cuerpo (malestares musculares, dificultades digestivas, problemas cardiacos) y eso hace que aumenten la sensación de malestar. Para inhibir este impacto químico debemos liberar dopamina, que esta asociada al placer inmediato. Generalmente liberamos dopamina por el impacto de acciones de terceros (futbol, cine, música, eventos.etc) hoy nuestra responsabilidad es liberar dopamina por nuestros propios medios. Y ese debe ser un desafío personal. Recordar y hacer lo que nos gusta, en primera persona.
5.- Por últimogenerar una rutina, nuestra vida laboral y educativa esta ordenada por horarios y actividades repetitivas, hoy estamos expuestos a grados de flexibilidad; que, en muchos casos, pudiesen ser considerados “tiempos muertos”. Lo importante es generar una serie de actividades que sean relevantes para tu salud mental, que evidencien motivaciones y logros. Nuestro cerebro necesita cumplir metas, ya que así se enfoca su energía y le genera sensación de recompensa. Estas sencillas medidas pueden aportar a la salud mental y cerebral y aportar también a nuestras reservas preventivas frente a esta contingencia de salud.
Bibliografía
Bauman, Z. (2004). Modernidad liquida. Argentina: Fondo de la Cultura Economica .
https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019/advice-for-public/q-a-coronaviruses. (01 de Noviembre de 2019). Recuperado el 17 de marzo de 2020.