Cuando se trata de educación, siempre intentamos hacer hincapié en los aspectos positivos, fomentando las mejores prácticas. Promover algo bueno parece aceptable y, por lo general, tiene mejores resultados que centrarse demasiado en lo malo.
Cuando se trata de enseñar es importante saber los aspectos que debemos evitar. Hay que sortear los baches que te puedan hacer perder el control y que te estrelles contra un árbol. Y, si este principio es válido para cualquier enseñanza, lo es más para la neurociencia.
LOS ERRORES MÁS COMUNES DE LOS INSTRUCTORES SON:
- Enseñar al cerebro sin tener atención, motivación ni conocimientos.
- Sugerir a los alumnos que saben más de lo que saben.
- Hacerles creer que obtendrán unos beneficios determinados.
- Decirles que el acercamiento a la ciencia les hará ser unos privilegiados.
- Creer que la neurociencia puede ser enseñada o aprendida dentro del contexto de un aprendizaje clásico conceptual y formal, y no como una práctica experimental.
- Presentar la práctica como algo mágico, y no sujeta a una disciplina.
- Asumir que la práctica de la ciencia significa que ya solo decirlo hace que seas consciente automáticamente: el síndrome de la varita mágica.
¿QUÉ ESTAS ENSEÑANDO?
Tu presencia como docente, es más importante que cualquier instrucción o enseñanza específica que puedas dar.
CADA PROFESOR DEBE TENER EN CUENTA LAS SIGUIENTES PAUTAS A LA HORA DE ENSEÑAR:
- Sé honesto acerca de tu propia experiencia. No es lo mismo si practicas la neurociencia en el aula desde hace un mes, un año, una vida… Reconoce si tienes o no familiaridad con ciertas técnicas.
- Recuerda que la ciencia es una práctica. Comienza cuando tú quieras empezar; cuanto antes inicies tu entrenamiento, antes obtendrás resultados. Pero necesitas, al menos, un año de preparación previa y planificación de la materia.
- Respeta de dónde viene el conocimiento. Si aprendiste la práctica en un entorno laico, por ejemplo, mediante un acercamiento clínico, está muy bien
- Subraya la importancia de la experiencia personal. Al final, cada uno de nosotros tiene que hacerse responsable de sus decisiones, eso implica disciplinar la mente y ver qué pasa y cómo pasa.
- Reconocer la realidad de tu mente. Cuando intentamos asomarnos a la mente, antes de iniciar las prácticas, parece que todo da vueltas sin control en un torbellino de pensamientos, emociones y sensaciones.
- Recuerda que la práctica de la neuropedagogía es práctica y pragmática. No es esotérica ni mágica. La investigación nos otorga muchas ventajas.
El tema fundamental de la neuropedagogía es favorecer la esencia del aprendizaje. Enseñar es una práctica profunda, pero aprender es para toda la vida. Es exponerte a tu ignorancia permanentemente.
Un estudio publicado recientemente sobre los educadores y el secreto de una disciplina efectiva, mostró que la resiliencia es una de las bases fundamentales para la construcción de relaciones privativas. Sin reaccionar, sin castigar o sin enfadarse, se consigue aminorar la mala conducta de los estudiantes. Entre los hallazgos más significativos del informe, destaca la necesidad de que los profesores realicen un enfoque positivo sobre el aprendizaje social y emocional. El castigo no funciona.
Estaría bien abrir un diálogo positivo sobre cuáles son los métodos en la resolución de conflictos. No existe una receta mágica para un tema tan complejo, pero deseamos que este estudio sea un punto de partida. Porque sabemos que la mente no es permanente y las estrategias que funcionan hoy pueden dejar de hacerlo mañana.
ALGUNAS SUGERENCIAS:
- Tómate un tiempo para consensuar las reglas de la clase.
- Consulta a tus alumnos.
- Sé consciente de las expectativas.
- Refuerza el comportamiento positivo.
- Mantén la dignidad de la neurodiversidad.
- Sé ecuánime, no acuses, no tomes partido.
- Busca la causa raíz, no te centres en los síntomas.
- Haz comités de las cosas que importan: justicia, equidad, progreso, etc.
Es imprescindible trabajar para la reducción del estrés y el establecimiento de un clima emocional positivo en el aula, siendo este posiblemente uno de los componentes esenciales de la enseñanza.
ALGUNAS ESTRATEGIAS PARA AYUDAR A LOS ESTUDIANTES Y A SUS CEREBROS A QUE SE SIENTAN CÓMODOS:
- Liberar el estrés del aula
- Fomentar la participación y no la perfección
- Practicar la escucha activa
Si bien los docentes no pueden combatir toda la injusticia ni el estrés que llevan los estudiantes al aula, sí que pueden tomar medidas para que el contenedor de aprendizaje sea lo más propicio posible para aprender. La corteza prefrontal del cerebro es el área relacionada con prestar atención, calmarse y centrarse, así como también el área de la memoria a corto y a largo plazo. Entonces, necesitas estar centrado para conectarte con tu memoria.
El combustible que el cerebro genera para motivarse y retroalimentarse es la experiencia relacionada con el placer, la dopamina, una hormona que regula la felicidad.
Aprender cómo la neurociencia puede ayudar a los profesores a comprender el proceso educativo, tratando de ayudarles a resolver trastornos del aprendizaje tanto a nivel neurológico como neurofisiológico, mejorando los procesos de cómo enseñan e incrementando las posibilidades de la inteligencia en el aula. Todos estos procedimientos son validados desde la ciencia, pero elaborados por la pedagogía. Los pedagogos tienen que aprender aquello que es útil de los para mejorar sus programas y los neurocientíficos han de trabajar con los pedagogos y educadores para validar sus tesis.
Precisamente porque el cerebro no está totalmente formado en esta edad temprana es importante saber cómo funciona y preocuparnos qué hacer con esta plasticidad y sus ventanas de aprendizaje. El cerebro se cambia a sí mismo, así que, entrenándolo y educándolo, podemos dirigir la conducta y utilizar mejor las emociones, haciendo que nuestra inteligencia facilite el proceso de desarrollo de las operaciones.
Fuente: ceupe.com