El filósofo José Antonio Marina ha causado un gran revuelo en la comunidad educativa con su conjunto de propuestas para mejorar la profesión docente. Pero las medidas que plantea el pedagogo a quien el Gobierno español ha encargado la elaboración de un libro blanco coinciden al milímetro con las presentadas en la Cumbre Mundial de Educación, celebrada en Doha (Qatar).
El informe Políticas docentes: las mejores prácticas mundiales para desarrollar la profesión de la enseñanza, redactado por Tan Oon Seng, director del Instituto Nacional de Educación de Singapur, comparte con Marina que hay que poner un MIRdocente; reclutar profesores entre los estudiantes más brillantes; ofrecerles más posibilidades de prosperar en su carrera; dar incentivos a los que mejor lo hacen; apostar por la formación continua, y evaluar todas las prácticas.
El trabajo, de 120 páginas, está avalado por la Fundación Qatar, organizadora de la cumbre. Sus propuestas son compartidas también por expertos internacionales que acudieron al encuentro a explicar cómo lo hacen los sistemas educativos de más éxito para tener a los mejores profesores en sus escuelas:
RECLUTAR A CANDIDATOS DE CALIDAD. En Finlandia los programas de formación de profesores son muy selectivos y rigurosos. Hay una especie de MIR educativo nacional que se completa con un segundo proceso que requiere entrevistas y un test de personalidad. Singapur también exige un MIR. «Hay que seleccionar muy cuidadosamente a aquellos profesores que tienen pasión por la enseñanza», recalcó Tan Oon Seng el jueves en una ponencia titulada Profesores cualificados para una enseñanza de calidad.
Marina reclama este MIR educativo y que se reclute al profesorado entre el 30% de los estudiantes más brillantes del sistema. Fernando Reimers, profesor de la Harvard Graduate School of Education discrepa: «En Singapur los profesores no son ni los mejores ni los peores. Yo creo que es posible hacer un buen sistema educativo con profesores promedio», explica a ELMUNDO. «¿Cómo se hace?Creando buenos sistemas de apoyo. Los nuevos maestros, que tienen cargas horarias reducidas, se dejan aconsejar por los más experimentados, que son sus mentores. Y las aulas deben estar abiertas a que las visite cualquier docente», añade.
PAGAR MÁS A LOS MEJORES. El economista Eric A. Hanushek, profesor de la Universidad de Stanford (EEUU), es partidario de recompensar a los que más se esfuercen y penalizar a los que no trabajen. En una entrevista a este periódico, opina -como Marina- que «la normativa laboral en España es muy rígida». Es partidario de dar más «flexibilidad» al sistema público de contrataciones para que los docentes de la escuela pública no sean sólo funcionarios. «A los malos profesores hay que ponerlos en otros trabajos», dice.
El informe de Tan Oon Seng presentado en Doha señala que «asegurar salarios competitivos para los profesores es esencial», aunque aumentar los sueldos por encima de la media del mercado «no necesariamente repercute en un incremento de los resultados». Los mejores sistemas educativos ponen sueldos más o menos normales, pero se las arreglan para que los mejores maestros ganen más en función de sus méritos. También se reparten otros incentivos, como bonus, complementos de responsabilidad y posibilidad de ascender en la carrera.
Mario Deriquito, subsecretario del Departamento de Educación de Filipinas, cuenta en conversación informal con este periódico que su Gobierno ha subido el sueldo a los docentes y esto ha producido «mejores resultados académicos» y también «un problema»: la fuga de docentes de la escuela privada a la pública.
REFORZAR LA IDENTIDAD. El informe insiste en que los profesores «deben tener el rol de líderes del pensamiento pedagógico, de modelos de inspiración de los alumnos, de expertos en respeto y de guardianes de los valores sociales».
Tan Oon Seng: «Deben ser detectives e investigadores, porque investigan para mejorar. Tienen que ponerse en valor, atraer a los adolescentes, creerse que forman parte de una liga selecta. Es muy importante la identidad de los profesores y cómo se ven a sí mismos. Tienen una repercusión muy importante en los estudiantes». En otras palabras, hay que empoderar al maestro. Una posible vía es haciendo campañas para recuperar el prestigio que han perdido. En Corea del Sur se les sigue teniendo en un alto concepto.
Jörg Dräger, miembro del Comité Ejecutivo de la Fundación Bertelsmann, en Alemania, opina que «la figura del profesor sería la de un coach». El informe considera que ya no son «meros transmisores de conocimientos», sino que se les ve más bien como «facilitadores del aprendizaje» que «conocen las nuevas pedagogías», «encuentran nuevas formas de aprender a través de las nuevas tecnologías», «fomentan el pensamiento crítico, el trabajo en equipo, la creatividad y, sobre todo, los valores». De todo esto habla mucho Marina siempre.
DEJAR LAS PUERTAS ABIERTAS. Hay consenso entre los expertos educativos de Doha en que «hay que evaluar». Esto no significa valorar sin más las notas que saca el centro. Algunas herramientas que cita el informe de Doha son las aulas abiertas para que las clases sean vistas por otros colegas -Marina lo mencionó y lo compararon con el Gran Hermano-; el portfolio digital; las autoevaluaciones y «la evidencia de que los estudiantes han aprendido, pero sobre todo mejorado».
CREAR UNA RED DE APOYO. En el futuro va a haber más personas que se encarguen de la enseñanza: habrá profesores que impartan sus cátedras y otros que no estén tan bien pagados, que serán tutores o evaluadores. En Shanghai los profesores más jóvenes tienen como mentores a profesores más veteranos. Unos y otros se pasan toda la vida formándose.
«Los profesores no deben trabajar solos», defiende Mervi Jansson-Aalto, directora de Omnia Educación, una empresa finlandesa que desarrolla programas de formación para profesores. «La escuela debe estar cerca de los padres y de la sociedad».