¿Cuántas veces hemos sentido la preocupación como docentes, o incluso como padres, por aprovechar y optimizar las condiciones y el potencial de aprendizaje de nuestros estudiantes e hijos? Esta preocupación es permanente, máxime cuando nos encontramos con niños que presentan necesidades educativas especiales.
En un capítulo que acabamos de publicar en el Manual de investigación en desarrollo neurocognitivo de funciones ejecutivas e implicaciones para la intervención nos adentramos en este aspecto y en cómo la tecnología puede tener un impacto diferencial en un fenómeno clave para la mejora cognitiva como es la neuroplasticidad.
La neuroplasticidad implica cambios dinámicos y adaptativos en nuestro cerebro. Es posible producir estos cambios con la aplicación sistemática de programas de enriquecimiento cognitivo y de optimización de las habilidades de pensamiento. Una especie de entrenamiento del cerebro para compensar o mejorar problemas o funciones cognitivas.
Los entrenamientos cognitivos computarizados tienen ciertas ventajas sobre otros tipos de entrenamiento. Algunas de ellas son su interactividad y adaptabilidad durante el desarrollo de tareas, así como una mayor eficiencia. Además, permiten analizar el proceso y los resultados de la ejecución de las tareas.
Tecnología y funciones ejecutivas
Existen diversas herramientas tecnológicas computarizadas desarrolladas durante estas últimas décadas. Su eficacia ha sido demostrada para optimizar una serie de funciones cognitivas que son cruciales para el desarrollo y el aprendizaje de actividades de la vida diaria, así como de aquellas más ligadas a la escuela o el trabajo.
Se trata de las denominadas funciones ejecutivas que, como su propio nombre indica, constituyen una serie de funciones cognitivas que permiten la ejecución y regulación de distintas acciones que son demandadas en el transcurso y realización de una determinada tarea, y que dependen principalmente de determinadas áreas frontales de nuestra corteza cerebral.
Varios recursos tecnológicos computarizados han mostrado buenos resultados en niños, adultos y personas mayores, y también en aquellos casos que presentan distintas condiciones clínicas o trastornos del neurodesarrollo (trastorno del espectro autista, trastorno por déficit de atención e hiperactividad, daño cerebral adquirido…).
Algunos de estos recursos consisten en plataformas web que ofrecen al usuario la posibilidad de enfrentarse a retos que le permiten progresivamente optimizar los procesos cognitivos que necesite mejorar. Entre estas podemos mencionar: COGMED, CogniFit y Lumosity.
Además, existen otras opciones que abren más vías para abordar las funciones ejecutivas. Entre ellas encontramos la realidad virtual, los videojuegos activos (o también conocidos como exergames) y la robótica educativa.
Evaluación dinámica
Durante el proceso evaluativo, podemos introducir elementos de mediación e intervención para acceder al potencial de aprendizaje del estudiante. Es lo que se conoce como evaluación dinámica.
Este tipo de evaluación busca información sobre lo que el alumno es capaz de realizar por sí mismo con sus conocimientos actuales, pero también sobre qué tipo y cantidad de ayuda sería necesaria para optimizar su aprendizaje y resolver con éxito la tarea. De este modo, la evaluación dinámica busca sacar el mayor provecho de una situación de evaluación.
Las mayores posibilidades que ofrecen la digitalización y la aplicación de la inteligencia artificial permiten configurar tareas adaptativas computarizadas a través de plataformas web para la evaluación dinámica y la optimización del funcionamiento ejecutivo.
Algunos estudios muestran efectos significativos de este tipo de entrenamiento sobre funciones ejecutivas complejas como el razonamiento analógico y el razonamiento inductivo, así como sobre la planificación.
Una de estas plataformas, desarrollada a través de un proyecto europeo Erasmus+, es la plataforma web Adaptive Learning Project, una herramienta diseñada para estudiantes que presentan necesidades especiales.
La aplicación de estos modelos de evaluación dinámica computarizada facilita la recogida y análisis de los datos, posibilita el uso de estímulos y tareas más atractivas, ofrece diferentes posibilidades de respuesta, permite graduar el nivel de las ayudas, contribuye a reducir la ansiedad frente a las pruebas y puede mejorar la motivación y la ejecución.
Asimismo, el análisis de los datos del proceso de resolución de las tareas permite obtener información cualitativa sobre las ayudas que resultaron eficaces, lo que puede ser especialmente valioso de cara a la intervención.
La importancia de las expectativas
Javier, un estudiante de 10 años con dificultades en tareas que requieren planificación, obtuvo una puntuación de 40 puntos al enfrentarse a la actividad en un formato no adaptativo y sin ayudas.
Dado que la máxima puntuación posible en la tarea es de 160 puntos, y que el promedio para los estudiantes de su edad es de 110, podríamos concluir que su puntuación fue muy baja.
La observación del estudiante al enfrentarse a la tarea podría revelar además que a medida que se encuentra con ítems más difíciles aumentan sus errores y su frustración, al tiempo que disminuyen sus expectativas de obtener buenos resultados.
Sin embargo, si analizamos la ejecución de la tarea incluyendo un formato de aplicación adaptativo y dinámico, nos encontramos con que su puntuación final ha pasado a ser de 72 puntos. De ellos, 32 han sido obtenidos a raíz de las ayudas graduadas ofrecidas cuando fallaba en alguno de los ejercicios.
Mejoras cualitativas y cuantitativas
Más allá de la diferencia cuantitativa, lo relevante en este caso ha sido conocer qué tipo de ayudas han resultado eficaces para optimizar su rendimiento. Esta información nos resultará especialmente valiosa para diseñar programas específicos de intervención que mejoren sus competencias en planificación.
Además, la adaptabilidad del sistema ha permitido que Javier se enfrentara paulatinamente a ejercicios que se encuentran en su nivel de desarrollo actual y en la llamada zona de desarrollo próximo. De este modo, disminuye su frustración y se elevan sus expectativas de éxito.
Transferencia limitada
No podemos olvidar que, aunque muchas de estas herramientas son efectivas en la mejora del proceso trabajado, podría ser limitada su generalización al entorno cotidiano.
Uno de los retos fundamentales para la investigación consiste en incorporar sistemáticamente actividades puente para facilitar esta transferencia.
Se trata de ampliar el alcance de estas herramientas de modo que posibiliten que las mejoras observadas en determinados procesos se vean también reflejadas en otras tareas, demandas y situaciones que vayan más allá de los procesos entrenados.
Fuente: Prof. Juan Carlos Bustamante/ Prof. Juan-José Navarro/theconversation.com