La escena se repite a diario en miles de clases en escuelas de Estados Unidos: maestros que sólo hablan inglés deben enseñar lectura, escritura y otras materias a estudiantes que aún no dominan ese idioma. Aunque el problema parece insoluble, las nuevas tecnologías ofrecen esperanza.
El enfoque tradicional de contratar a un consultor para capacitar a los maestros, además de costoso, resulta ineficaz por la enorme variedad de niveles educativos que existe en el país entre los estudiantes multilingües, y también por el escaso tiempo con que cuentan los docentes para completar una capacitación adicional.
La doctora Kara Viesca, de la Universidad de Nebraska en Lincoln (UNL), ha creado como respuesta un modelo de talleres virtuales con tecnologías pedagógicas aplicadas a la educación multilingüe.
«Usamos varias tecnologías, de las más básicas a las más avanzadas, para que los maestros aprendan en una comunidad de aprendizaje autoguiado (…). Después de todo, ellos son los expertos en sus estudiantes», dijo Viesca a Efe.
Esas tecnologías, que incluyen realidad virtual, foros interactivos y seminarios en línea, permiten que maestros del todo el país aprendan en su propio tiempo y contexto a valorar el idioma y la cultura de sus estudiantes, cerrando la brecha de comunicación que frecuentemente separa a los docentes de aquellos alumnos que no hablan su mismo idioma.
Durante el entrenamiento, los maestros no interactúan con alumnos reales, sino virtuales, y no escuchan a un presentador o facilitador, sino se enfrentan a situaciones como las que luego encontrarán en las aulas.
Estas situaciones van desde cómo hacer una pregunta en inglés y que el alumno responda en otro idioma, a que el estudiante responda con un bajo nivel de inglés o que incluso no responda.
«Ofrecemos cientos de estos talleres y nos enfocamos en que los maestros dejen de ver el no hablar inglés como una deficiencia, porque entonces se ignora la rica habilidad y los conocimientos de quienes hablan otro idioma, o de quienes hablan múltiples idiomas», puntualizó la educadora.
Cada módulo dura unos 60 minutos y se divide en tres secciones: exploración teórica, implementación práctica y debate de lo aprendido (en persona o en línea).
Los participantes pueden separarse en tres grupos: los docentes que simplemente no aprenden o no quieren aprender, aquellos que no aprenden porque prefieren adherirse a una narrativa antinmigrante, y aquellos que aprenden a valorar otros idiomas y, como consecuencia, son más sensibles al desarrollo académico de quienes no hablan inglés como idioma natal.
Los maestros de este tercer grupo logran que sus estudiantes «aprendan con mayor efectividad, reafirmen sus identidades culturales y se sientan seguros en la escuela», de acuerdo con Viesca.
Esta técnica también permite que los maestros queden inmersos en un contexto multicultural, en el que surgen otras barreras de comunicación provocadas por la marginalización y pobreza, así como por el trauma que sufren ciertos niños por la situación inmigratoria de sus padres.
Los talleres se inspiraron en la preparación de maestros multilingües en Europa, especialmente en Alemania, Finlandia, Francia, Inglaterra, Austria y Bélgica. Ahora, gracias a esa colaboración, ya son «cientos de maestros en Finlandia y en Alemania» que usan la tecnología y el contenido desarrollado por Viesca.
Gracias a un subsidio de 2,7 millones de dólares otorgado por el Departamento de Educación de Estados Unidos a UNL, Viesca y sus colaboradores (Lauren Gatti, Jessica Mitchell-McCollough y Aaron Johnson) crearon el Consorcio Internacional de Excelencia en Educación Multilingüe (ICMEE, por sus siglas en inglés).
La meta del ICMEE es simple: posicionar a maestros monolingües para crear un ambiente de aprendizaje efectivo con estudiantes multilingües.
Aunque el proyecto se enfoca en maestros sin experiencia en aulas multilingües, los profesores que cuentan con esa experiencia también pueden participar. Generalmente, y de acuerdo con la especialista, el 70 % de los docentes que completan el entrenamiento indica que les resulta de gran beneficio.
El proyecto de Viesca ya se usa ampliamente en Colorado y en Nebraska y ha sido aplicado en distritos escolares en otros nueve estados.
Un acuerdo entre ICMEE y el Consorcio WIDA (que agrupa a los departamentos de educación estatales), permitirá que los talleres virtuales de Viesca lleguen a 40 estados este año.
La urgencia de cerrar la brecha idiomática entre maestros y alumnos no es un problema menor. Según el Departamento de Educación federal, unos cinco millones de estudiantes en las escuelas públicas del país no hablan inglés, un millón más que en el año 2000.
Estos alumnos quedan académicamente rezagados al compararlos con estudiantes que hablan inglés nativo, de acuerdo con el Centro Nacional de Estadísticas Educativas.
Para Viesca, los logros de su técnica pedagógica aplicada a la educación multilingüe podrían pasar como modelo a otro contexto, el de conectar a más maestros con una realidad social que afecta a muchos de sus estudiantes debido al racismo, la xenofobia y las familias divididas por deportaciones.
Fuente: EFE
1 comentario
Pingback: Barreras del idioma en la enseñanza en EE.UU., en manos de la realidad virtual – INNOVAPEDIA – UCSC