Desde la pandemia, el panorama educativo se ha alterado de manera irrevocable e innegable. La dinámica de la escuela, el aprendizaje y la enseñanza hoy en día son más complejas que nunca. Mientras las escuelas lidian con los efectos continuos de la pandemia en el aprendizaje y los innumerables datos, ¿cómo podemos devolverles a los docentes más tiempo para que se concentren en la enseñanza y en la interacción de calidad con los estudiantes?
Es ese momento que los estudiantes necesitan.
Por qué necesitamos simplificar el trabajo de los docentes
La última investigación de NWEA destaca que, en promedio, los estudiantes necesitan aproximadamente de cuatro a cinco meses de instrucción adicional para ver avances y logros académicos que coincidan con los niveles previos a la pandemia. Una forma importante de brindar más tiempo es simplificar el entorno de trabajo que rodea a un docente, especialmente las herramientas que utiliza cada día para tomar decisiones educativas esenciales.
La realidad actual de muchos docentes es la abrumadora cantidad de puntos de datos y herramientas curriculares a su disposición. En promedio, los educadores tienen acceso a cientos de herramientas dispares y desconectadas que funcionan de manera diferente, requieren inicios de sesión diferentes y capturan diferentes partes de la salud académica de sus estudiantes en lugar de una imagen completa. Esta abundancia de herramientas puede generar confusión y frustración, ya que los educadores se encuentran examinando información contradictoria y navegando por interfaces complejas, a menudo perdiendo tiempo haciendo clic en varias pestañas, imprimiendo varias hojas de datos y tratando de darle sentido a todo para determinar qué es lo próximo para sus estudiantes.
En cuanto a las evaluaciones, los educadores navegan entre los puntos de datos de las pruebas intermedias, las pruebas de fin de año y los controles en el aula, denominados evaluaciones formativas. Estos datos pueden estar en varios lugares, y cada uno utiliza una forma diferente de navegar y una visión limitada de la información. Esto hace que comprender qué es lo próximo para un estudiante sea una tarea abrumadora y que requiere mucho tiempo.
Los proveedores de tecnología educativa necesitan optimizar el uso de datos e innovar
Aquí es donde la tecnología educativa puede dar un paso adelante de manera innovadora. Estos puntos de datos dispares pueden conectarse, analizar y destacar áreas de apoyo adicionales y hacia dónde ir a continuación con la instrucción, todo dentro de una plataforma optimizada. Pero puede ir más allá de una simple conexión directa. Con la innovación y la integración de estos puntos de datos críticos, las evaluaciones pueden cambiar en tiempo real qué contenido evaluar a continuación o qué puede no necesitar ser evaluado en absoluto si el estudiante ya muestra evidencia de competencia en esa área.
Pensemos en un estudiante que demuestra competencia en matemáticas, como fracciones, en una evaluación formativa o un proyecto de clase sobre ese tema. Los datos de estos puntos de contacto se incorporan a un sistema conectado, que informa a la próxima evaluación intermedia sobre lo que el niño sabe o no sabe. El maestro ahora tiene la información en un solo lugar, lo que ayuda a determinar cuál es la mejor manera de diferenciar la instrucción para seguir impulsando el crecimiento académico de ese estudiante. Y, cuando llega el momento de la prueba intermedia, esa evaluación está mejor adaptada a ese niño y se basa en lo que realmente está sucediendo dentro del aula. Esto la convierte en una medida más eficaz de cómo le está yendo a ese estudiante y le proporciona al maestro información de calidad sobre la mejor manera de avanzar.
Agregar una vista más amplia con puntos de datos optimizados
Además de que los datos de evaluación estén más conectados, los educadores también deben tener una visión integral que abarque varias dimensiones de la experiencia académica de un estudiante, incluidos el currículo, la participación, el bienestar socioemocional y el progreso individualizado. Esta visión integral haría que la planificación de las clases y las decisiones instructivas fueran claras y viables.
No necesitamos más herramientas ni nuevos y atractivos dispositivos. Necesitamos herramientas eficaces que funcionen juntas para ofrecer una experiencia fluida a ese docente. Al priorizar plataformas cohesivas y fáciles de usar, podemos crear un ecosistema educativo basado en datos que realmente sirva a los educadores en su trabajo de satisfacer las necesidades de todos los estudiantes.
A medida que avanzamos en esta era post-COVID en la educación, no se puede exagerar la importancia de innovar. La tecnología, cuando se aprovecha de manera eficaz, tiene el potencial de agilizar los procesos y mejorar las experiencias de aprendizaje. Se acabaron los días en que los datos provenían de un lugar u otro, mientras que el plan de estudios se encontraba en una plataforma diferente. Es hora de poner fin a la abrumadora tarea de armar el complejo rompecabezas de comprender la trayectoria académica de un estudiante.
Estamos entrando en una nueva era de tecnología al servicio de los docentes que reduce las frustraciones, la confusión y las distracciones que generan las herramientas que no funcionan en conjunto. Las innovaciones apenas están comenzando porque nuestros docentes merecen todo nuestro apoyo para mejorar, simplificar sus vidas y, en última instancia, empoderarlos para que logren resultados increíbles con sus estudiantes.
Fuente: Chris Minnich / smartbrief.com