“Excuse me, I don’t understand Spanish. Can you say that in English?”. Esta frase es habitual en muchas clases de inglés, y está basada en la idea de crear para los estudiantes un ambiente de inmersión: evitar su lengua materna para que el esfuerzo por comunicarse en inglés, en este caso, sea imprescindible.
Es un planteamiento que parte de la idea de que los hablantes no nativos son copias imperfectas de los hablantes nativos. Por eso, deben esforzarse para intentar alcanzar los niveles de competencia de los nativos. Pero, a menudo, usar la lengua extranjera nos hace sentir inseguros y muy nerviosos.
En los últimos años, este “sesgo monolingüe” se ha ido superando. Varios estudios han probado que usar la lengua materna en el aula cuando se aprende una lengua extranjera no sólo no perjudica el aprendizaje, sino que puede ayudar a aprender mejor. Por ejemplo, al usar el idioma materno en clase podemos mejorar nuestra capacidad de gestión de tareas. También mejora la relación entre estudiantes y profesores. Los expertos estamos empezando a ver la lengua materna con otros ojos.
Los hablantes nativos no son copias imperfectas de los nativos, sino que son personas capaces de comunicarse en varios idiomas. Es lógico aprovechar todo nuestro potencial lingüístico.
La supuesta ventaja cognitiva del bilingüismo
Existe una ventaja cognitiva asociada al bilingüismo. Los expertos nos animan a no sobreestimar sus efectos, pero podemos estar seguros de los beneficios cognitivos y sociales de una educación bilingüe.
Sin embargo, aunque en nuestro cerebro “haya” dos (o más) lenguas, no significa que las usemos igual. Los bilingües suelen expresar sus emociones en su lengua dominante con más comodidad. Esto no significa que no podamos usar una lengua extranjera para hablar de nuestros sentimientos, pero sí es verdad que solemos sentirnos más cómodos si usamos la lengua extranjera para otras cosas: organizar el trabajo, asegurarse de que la tarea va avanzando, aclarar preguntas de vocabulario y socializar, por ejemplo.
Cuando los estudiantes recurren a la lengua materna, puede ser una señal hacia el docente de que el nivel de las actividades no es el adecuado.
La enseñanza comunicativa y el aprendizaje integrado
Las metodologías centradas en el alumno han revitalizado el enfoque de “enseñanza comunicativa” de lenguas. Es un enfoque que se centra en los aspectos sociales del uso del idioma, y usan un enfoque orientado a la acción con tareas del mundo real. Estas tareas mejoran el pensamiento crítico y la toma de decisiones en el idioma extranjero.
Un ejemplo sería proponer a estudiantes de Turismo hacer un vídeo de divulgación sobre los efectos del la actividad turística. Los estudiantes tienen que buscar información, crear y editar el vídeo. También tienen que asegurarse que su mensaje está adaptado a un grupo determinado; por ejemplo, estudiantes de secundaria. Y su vídeo estará, lógicamente, en inglés.
Otro enfoque de enseñanza de un idioma es el aprendizaje integrado de contenidos y lenguas, el que se usa en los centros bilingües, donde se enseñan contenidos disciplinares en la segunda lengua.
En esta nueva metodología se trabaja el pensamiento crítico, las habilidades de liderazgo y el trabajo en equipo. Los estudiantes trabajan en grupo para aplicar lo aprendido a situaciones reales. El fin último es construir nuevos conocimientos de forma cooperativa.
Ambos enfoques, la enseñanza comunicativa y la que integra contenidos con la segunda lengua, han fomentado la idea de no usar la lengua materna durante las clases. Pero ¿es imprescindible que sea así?
Una comparación entre métodos
Para entender mejor cómo el uso o no del idioma materno durante el aprendizaje de un idioma extranjero afecta al aprendizaje, hemos realizado un estudio en el que analizamos la interacción entre compañeros durante una actividad en el aula.
Contamos con dos grupos de estudiantes: uno seguía la instrucción integrada de contenidos en una asignatura de Tecnologías de la Información en alemán. El otro estudiaba alemán como lengua extranjera con un método tradicional. Durante el estudio, grabamos cómo se relacionaban durante una actividad de clase. Después evaluamos el tipo de interacción que mantuvieron además de cuándo y para qué usaron su lengua materna.
Los grupos que seguían el aprendizaje integrado de contenidos en la clase de Tecnología en alemán invirtieron más tiempo en hablar de cómo organizar el trabajo que aquellos estudiantes que seguían un método más tradicional. Esto fue así porque se veían obligados a organizar el trabajo de equipo en alemán en lugar de en su lengua materna.
Los métodos tradicionales permiten usar más nuestra lengua materna, especialmente cuando queremos asegurarnos de que nuestros compañeros nos entienden. Y para eso traducimos y hablamos nuestra lengua materna.
Los estudiantes que siguen el método tradicional dependen más de la lengua materna para organizar el trabajo en grupo. Por otra parte, cuando trabajamos en equipo, es más fácil que la lengua materna surja con más facilidad. Por eso, está bien permitir e incluso animar a los estudiantes a que puedan también usar su lengua materna en clase.
El uso indistinto de una u otra lengua (la nuestra y la que estamos aprendiendo) en clase es lo que llamamos translingüismo. Es algo positivo que puede ayudarnos a aprender idiomas, pues nos ayuda a reconocer y utilizar todas nuestras capacidades lingüísticas.
Fuente: Iria Bello Viruega / theconversation.com