A medida que se acerca el nuevo año académico, un desafío común que enfrentamos todos los que enseñamos es la identificación e implementación de estrategias efectivas de desarrollo de la enseñanza . Todos queremos mejorar nuestros métodos de enseñanza, pero con una cantidad abrumadora de talleres, artículos e ideas, saber por dónde empezar puede resultar abrumador. Después de más de una década de experiencia ayudando al personal académico a desarrollar sus habilidades de enseñanza, he adquirido conocimientos invaluables sobre lo que funciona y lo que no. En este recurso, he seleccionado cuatro estrategias consagradas que puede usar ahora mismo para mejorar su enseñanza .
1. Participa en algún entrenamiento formal y luego aplica lo que has aprendido.
Cada día nos enfrentamos a retos en la enseñanza: falta de compromiso, alumnos que no entregan las tareas correctamente, charlas en clase, trampas, etc. Intenta anotar brevemente al final de cada semana los retos a los que te enfrentas en un momento determinado y, a continuación, visita el centro de enseñanza y aprendizaje de tu institución e inscríbete en una formación. Crea una nueva estrategia basada en algo que hayas aprendido y pruébala en clase. Después, pide a los alumnos que te den su opinión en una encuesta anónima para medir el éxito de tu nueva estrategia. De este modo, podrás sacar el máximo partido a tu aprendizaje y mejorar tu enseñanza al mismo tiempo.
2. Observa a otra persona enseñar y luego intenta algo que haga en tu clase.
El método de enseñanza “observar, hacer con ayuda, hacer solo” es popular en muchas disciplinas diferentes. Este modelo funciona mejor cuando se enseña una habilidad discreta que encaja en el conjunto más amplio de habilidades necesarias para realizar un trabajo. La enseñanza no es diferente. Elija un colega de su departamento o de fuera de él y obsérvelo enseñar. Tome nota de una o dos estrategias nuevas que le llamen la atención y pídale que le oriente sobre cómo implementarlas si son realmente nuevas para usted. Luego, pruébelas en su propia clase. Mida las reacciones de sus estudiantes observando cómo responden a su nueva estrategia. Si están comprometidos y disfrutan de la clase, ¡ha elegido un ganador!
3. Lea, escuche o mire algo sobre la enseñanza y luego discuta sobre ello con otro docente.
Expóngase a nuevas ideas, filosofías y conceptos en la enseñanza leyendo algo, viendo videos o escuchando un podcast. Tómese unos días para digerir lo que ha aprendido y luego programe un tiempo para hablar sobre lo que ha aprendido con otro educador o alguien de su facultad. Explique lo que ha aprendido, cómo podría integrarlo en su enseñanza y qué impacto prevé que tendrá. Al pensar en nuevas ideas de enseñanza y luego discutirlas con otra persona, le dará sentido a lo que ha aprendido a través de la reflexión y la interacción social: dos cosas que aman los cerebros. Para comenzar, aquí hay algunos podcasts y libros:
- El blog El culto a la pedagogía , por Jennifer González
- Small Teaching Online: Aplicación de la ciencia del aprendizaje en clases en línea, por Flower Darby y James M. Lang
- Cómo funciona el aprendizaje: siete principios basados en investigaciones para una enseñanza inteligente, por Susan A. Ambrose.
Si necesita a alguien con quien comprender estos nuevos conceptos, su centro institucional de enseñanza y aprendizaje debe contar con personal dispuesto a reunirse con usted para hablar sobre la enseñanza.
4. Grábate mientras enseñas y luego míralo para identificar algo en lo que trabajar.
Mirarse a uno mismo en cámara y añadir subtítulos puede resultar incómodo, pero es una excelente manera de detectar fácilmente áreas de mejora y asegurar la accesibilidad para todos tus estudiantes. Por ejemplo, puede que notes que hablas frente a la pizarra cuando escribes y hablas al mismo tiempo. Puede que decidas evitar esta acción a propósito en tu próxima clase. Puede que notes que cuando haces una pregunta a la clase, respondes inmediatamente sin darles tiempo a los estudiantes para que procesen lo que has dicho, así que puedes optar por añadir un «tiempo de espera» al hacer la pregunta. Mientras miras el vídeo, anota tres o cuatro puntos en los que sentiste que las oportunidades de aprendizaje no eran óptimas o que lo que pretendías que sucediera no funcionó. Luego, elige un problema y haz una nota mental intencional para rectificarlo. Gradualmente, estos pequeños ajustes se convertirán en hábitos y mejorarán tu enseñanza.
En mi experiencia, mejorar la enseñanza no es un proceso que se logra de la noche a la mañana. No es el resultado de una única sesión de formación ni implica abandonar por completo los métodos actuales en favor de las últimas tendencias de enseñanza. Es más bien un proceso gradual de reflexión, ajustes y perfeccionamiento. Los cuatro consejos que se ofrecen en este artículo son el punto de partida de este viaje. De cara al futuro, a medida que evolucionen las tendencias y las tecnologías de la enseñanza, el uso de estos métodos puede mantener actualizada su práctica docente.
Fuente: Rebecca Wakelin / timeshighereducation.com