Uno de los objetivos educativos europeos es fomentar la competencia multilingüe, tanto en idiomas locales como extranjeros. El aprendizaje del inglés, el idioma más hablado del mundo y utilizado como lengua franca en muchos ámbitos como el académico o el profesional, es sin duda uno de los principales objetivos de la educación multilingüe.
En España, destacan dos estrategias clave de entre los esfuerzos realizados para fortalecer el aprendizaje del inglés en las escuelas:
- Impulsar el inicio de la adquisición de la lengua inglesa a edades cada vez más tempranas (siguiendo la idea de que los idiomas se aprenden mejor cuanto más temprano se haga).
- Adoptar la implementación de enfoques educativos como el Aprendizaje Integrado de Contenidos y Lenguas Extranjeras (AICLE).
Ambas estrategias pueden usarse complementariamente. La primera consiste en el enfoque tradicional de inglés como lengua extranjera (ILE), mientras que la segunda integra la lengua extranjera (el inglés en la mayoría de casos de nuestro contexto) como medio de instrucción para contenidos no lingüísticos, como ciencias.
En los centros donde se imparte AICLE en inglés también se imparten clases de inglés como lengua extranjera, por lo que sus estudiantes tienen más oportunidades (y más variadas) para usar el inglés. Al mismo tiempo, una mayor exposición al inglés en la escuela implica necesariamente reducir la exposición a las lenguas sociales. Aprovechamos para aclarar que una lengua social es la lengua o lenguas habladas en la comunidad.
¿Funcionan estas estrategias igual en todas las edades?
La investigación existente sobre los efectos de la exposición al inglés se ha centrado principalmente en la educación secundaria y, en general, se han encontrado ventajas para los estudiantes con una exposición al inglés más intensiva . Sin embargo, todavía existen tres lagunas principales en estas investigaciones.
En primer lugar, no está claro si un aumento en las horas de instrucción de inglés en la escuela primaria, ya sea a través de enfoques ILE o AICLE, genera ganancias en diferentes áreas del desarrollo del inglés de los niños al inicio de la escuela primaria (de 5 a 7 años).
Estos estudiantes tan jóvenes tienen una menor consciencia metalingüística que los estudiantes de secundaria y no pueden transferir conocimientos de una lengua a otra con tanta facilidad, ya que están desarrollando al mismo tiempo las estructuras metalingüísticas en sus primeras lenguas.
En segundo lugar, no sabemos si la exposición al inglés a través de un enfoque AICLE puede ser más beneficiosa para los alumnos de primaria que a través de un enfoque ILE (enseñar inglés como materia aparte).
Finalmente, se sabe poco acerca de cómo el desarrollo de las lenguas sociales puede verse afectado por la reducción de la exposición en el aula a estas lenguas cuando se incrementa la instrucción en inglés. Esta última laguna es especialmente urgente en las sociedades bilingües, donde se espera que los estudiantes desarrollen niveles adecuados de competencia en las dos lenguas sociales para tener éxito académico y profesional.
Impacto del inglés cuando hay dos lenguas sociales
Para intentar dar respuesta a estas lagunas, llevamos a cabo un estudio longitudinal de un año y medio en Cataluña, una comunidad autónoma donde el catalán, la lengua minoritaria regional, comparte estatus oficial con el español.
Evaluamos el vocabulario receptivo, la gramática y las habilidades de narrativa y comprensión lectora de 190 participantes que comenzaron primaria en 2021 en tres momentos diferentes: al comienzo de primero de primaria, al final de este curso y al final del segundo curso. Además, entrevistamos a familias y maestros dos veces para obtener información importante sobre el entorno lingüístico de los participantes dentro y fuera de la escuela.
Los 190 participantes provenían de 14 escuelas públicas o concertadas con la gran mayoría de profesorado no nativo en inglés. Todas impartían ILE y algunas AICLE, pero diferían en la intensidad de la instrucción en inglés: algunas ofrecían apenas el 10 % del tiempo total de instrucción (3 horas por semana) y otras hasta un 50 % (alrededor de 13 horas por semana).
Horas adicionales de inglés: mejoras en vocabulario, pero no en otras habilidades
Tres hallazgos relevantes para la política lingüística surgieron de este estudio. En primer lugar, una mayor exposición al inglés en la escuela, ya sea a través de clases de inglés como lengua extranjera o de AICLE, sí supuso mayores ganancias en el vocabulario inglés durante el año y medio. Es decir, los participantes que habían acumulado más horas de clases de inglés entre el inicio de primero y el final de segundo podían entender más palabras en inglés que aquellos con menos horas de exposición.
Sin embargo, no tenían una ventaja con respecto al desarrollo de la gramática, la narrativa o comprensión lectora.
En segundo lugar, no encontramos evidencia de que el enfoque AICLE proporcionara una ventaja adicional en el desarrollo de la adquisición de inglés. El hecho de que los estudiantes siguieran AICLE no estaba relacionado con el desarrollo de las habilidades de inglés durante el período de año y medio.
¿Demasiado pronto?
De ahí se pueden extraer dos posibles conclusiones. O bien que los niños de seis y siete años son demasiado pequeños para beneficiarse de este enfoque, o bien que dos cursos es poco tiempo para ver los beneficios del AICLE y necesitamos un estudio que siga a los participantes durante más años (algo que ya estamos haciendo con niños de tercero y cuarto de primaria).
Finalmente, no encontramos evidencia de que el desarrollo del español y el catalán se vieran afectados negativamente por el aumento de la exposición al inglés en la escuela. Los niños expuestos a menos catalán en la escuela debido a seguir un enfoque AICLE lograron avances similares en catalán (y español) que los niños en escuelas con más exposición al catalán.
¿Es mejor empezar cuanto antes?
Dado que las escuelas y los padres expresan con frecuencia preocupaciones sobre la edad de la primera exposición al idioma inglés y de si la creencia común de que “cuanto más joven, mejor” se aplica al aprendizaje de idiomas extranjeros, investigamos específicamente esta pregunta.
Nuestros hallazgos indican que los niños expuestos al inglés en una edad más temprana de su vida tenían una ventaja general al inicio del primer curso comparado con aquellos niños que comenzaron a aprender inglés más tarde. Específicamente, los niños con una exposición más temprana al inglés (en educación infantil) tenían mejor vocabulario y habilidades gramaticales en inglés en la evaluación inicial.
Sin embargo, esta diferencia fue significativamente menor al final del segundo curso, cuando los niños que habían estado expuestos al inglés más tarde “les alcanzaron”. Este resultado muestra que las ventajas iniciales de la exposición temprana se disipan gradualmente con el tiempo. Esto sugiere un efecto insignificante de la exposición temprana al inglés a largo plazo en contextos de no inmersión para los niños que adquieren el inglés como lengua extranjera en Cataluña.
Inglés a partir de tercero de primaria
Nuestros resultados respaldan la idea de que una exposición temprana al inglés no es ventajosa a largo plazo para los niños educados en entornos de no inmersión, es decir, contextos en los que el inglés está poco presente y es una lengua extranjera.
Además, los hallazgos de este estudio también proporcionaron evidencias de que entornos escolares de inglés más intensivos, ya sea a través de más AICLE o ILE, no parecen resultar en ganancias cuantificables en el idioma extranjero entre primero y segundo de primaria que no sea en vocabulario, o en una desaceleración significativa en el desarrollo de las lenguas sociales.
Finalmente, la falta de evidencia de una ventaja AICLE en primero y segundo de primaria (de los 5 a los 7 años de edad) sugiere que la implementación de este enfoque puede ser más beneficiosa en etapas posteriores de la educación.
A la luz de estos hallazgos, los resultados generales de este estudio sugieren que los estudiantes de primero y segundo de primaria pueden ser demasiado jóvenes para beneficiarse significativamente de enfoques más intensivos en inglés en los que se les expone a dos o tres horas más de este idioma a la semana.
Fuente: Helena Roquet Pugès, Adriana Soto Corominas, Marta Segura Mollà, Noelia Navarro Gil y Yağmur Elif Met / theconversation.com