Desde priorizar la educación emocional hasta permitir que expresen sus conocimientos sin coartarlos. Las docentes Inés Cabezas y Susana García-Moya explican las estrategias educativas más efectivas para trabajar el alumnado con altas capacidades.
Siempre vamos a encontrar estudiantes con altas capacidades a los que dar respuesta, estén identificados o no. Como cada uno de ellos es único y no se ajusta a un perfil específico, resulta esencial conocerles individualmente para identificar así sus necesidades concretas y atenderlas de manera correcta. Aunque es posible aplicar pautas específicas como pasar de curso, existen otras de carácter ordinario o general que conviene tener en cuenta también. Son las siguientes:
- Ofrecer actividades abiertas a diferentes niveles que les permitan avanzar a su ritmo propio. Lo ideal es que estas actividades les ayuden a investigar de forma autónoma acerca de sus intereses, además de desafiarlos con un nivel superior de dificultad.
- Eliminar aquellas actividades que no tengan un objetivo didáctico ni evidencia de aprendizaje como el copiado de enunciados, de textos del libro u otro tipo de ejercicios mecánicos. El motivo no es que no copien, sino que trabajen con un sentido o utilidad. En este contexto, se recomienda emplear las situaciones de aprendizaje con un objetivo claro y la Taxonomía de Bloom para diseñarlas en diferentes niveles.
- Conocer sus debilidades, no para destacarlas, sino para ayudar a mejorarlas. No se busca conseguir que sean estudiantes perfectos, sino encontrar herramientas que les permitan avanzar en su desarrollo y superar sus dificultades. Y desde aquí potenciar sus fortalezas.
- Permitir que expresen sus conocimientos sin coartarlos. Si rebaten una idea que hay en el libro con el que trabajando una explicación en clase, se puede proponer un debate para que la clase también opine e investigue. El profesorado debe enfatizar la importancia de desarrollar el pensamiento crítico.
- Antes de asignar actividades es importante cuestionar su necesidad y relevancia. Lo mejor es buscar alternativas que impacten positivamente en su aprendizaje.
- Atender la educación emocional del aula y permitir cierta autonomía y confianza, con pautas de comportamiento en las que se conozcan las consecuencias de su acción o inacción.
- Escuchar a la familia y conocer el rol del alumnado en casa aporta una visión muy importante para la planificación posterior en el aula.
Posibles dificultades asociadas
Además de tener en cuenta estas pautas, también es importante conocer las dificultades que pueden aparecer durante el proceso de aprendizaje del alumnado con altas capacidades:
- Dificultad para sintetizar. El docente debe ayudarles a discernir las ideas principales de las secundarias y a resumir la información.
- Problemas de coherencia en la expresión. En este caso, es recomendable trabajar la oratoria y la expresión escrita con esquemas previos y límites de tiempo.
- Falta de técnicas de estudio. Ajustar el nivel académico y aportar métodos de aprendizaje y gestión del tiempo les ayuda a superar la frustración. Además, mejoran su concentración y la capacidad para organizarse.
- Para los casos de disgrafía asociada se recomienda ofrecer alternativas para mejorar la presentación de los trabajos, valorando retos que estimulen su rendimiento. Igualmente, la dificultad motriz no debe penalizar donde no sea aplicable.
- Abordar la autoexigencia extrema con refuerzos positivos, rendimiento eficiente y trabajando el síndrome del impostor. Esto se consigue trabajando aspectos como el tiempo pautado, la aceptación propia y la autoestima.
Tras estas consideraciones, es importante, por otro lado, que los docentes adapten estrategias según las necesidades individuales de este alumnado y fomentar un ambiente de aprendizaje inclusivo.
Fuente: educaciontrespuntocero.com