Al momento de orientar a los adolescentes sobre qué carrera estudiar, debemos acompañar también desde el aspecto emocional. Hay que trabajar la paciencia, la reflexión y la idea de fracaso.
A lo largo de nuestra vida, tomamos diferentes decisiones. Quizás, una de las más importantes es la de elegir qué estudios continuar. En la mayoría de los casos, para los jóvenes es casi como la primera decisión en ese paso hacia el mundo adulto. Sin embargo, no se trata de un asunto sencillo: entre las propias dudas y emociones, también hay una gran influencia social. Veamos cómo orientar a los adolescentes que no saben qué estudiar.
Sigue estos consejos para orientar a los adolescentes que no saben qué estudiar
A continuación, te brindamos algunas recomendaciones para orientar a los adolescentes que no saben qué estudiar y pueden resultar prácticas.
Consulta con un profesional
En ocasiones, la orientación educativa, desde un abordaje más integral, puede servir como una herramienta para que los jóvenes piensen en diferentes opciones.
Abre un espacio de diálogo con preguntas amplias
Junto con el adolescente, podemos pensar en aquellas cosas que le gustaba hacer de chico, en las actividades que disfruta en su tiempo libre o en los temas de conversación que le llaman la atención. Muchas veces, el campo de interés se ve acotado por la orientación escolar y terminan por optar por disciplinas tradicionales al desconocer el amplio universo que existe.
Invítalo a participar de proyectos y actividades
Muchos centros educativos suelen organizar jornadas de puertas abiertas para dar a conocer sus opciones académicas. A su vez, hay institutos que tienen proyectos en donde, más que un contenido, se busca enseñar habilidades específicas, como planificación o gestión del tiempo, entre otras.
Recomienda que hable con referentes
Además de contar con el programa de asignaturas, es conveniente que el adolescente converse con alguien que ya está interiorizado con el tema. Por ejemplo, un estudiante de años avanzados o un profesional en actividad.
Sugiere que busque información de distintas fuentes
Es bueno que el joven emplee fuentes oficiales o formales -como puede ser el Instituto o la Universidad- para tener opciones concretas y una idea más clara. Sin embargo, también se puede guiar por búsquedas más informales, como acceder a blogs y foros de opinión.
Trabaja los estereotipos asociados a determinadas profesiones
Es muy común pensar que las niñas y las mujeres se desempeñan mejor en las llamadas «disciplinas blandas», mientras que las matemáticas o las ingenierías suelen reservarse para los hombres. Sin dudas, esto impacta en la forma en que dichas mujeres se ven a sí mismas como capaces de desenvolverse en ciertos ámbitos profesionales.
Cuéntale tu experiencia
Hablar de lo que nos sucedió a nosotros a esa edad ayuda a trabajar las emociones y a empatizar con los adolescentes. De este modo, el joven podrá conectar con aquello que siente y encontrar ideas y soluciones, así como ideas sobre sus preocupaciones.
Elegir en el contexto actual
Esta recomendación merece un apartado especial, ya que muchas veces perdemos de vista que el contexto condiciona nuestras elecciones. Hace algunos años el escenario era diferente. Por ejemplo, se seguían las tradiciones familiares, las opciones académicas eran más acotadas, pensar que una carrera de 4 o 5 años de formación no era un conflicto y la presencialidad en las clases era un hecho.
Hoy todo eso ha cambiado. Ahora, los adolescentes piensan en viajar y trabajar desde cualquier lugar el mundo. Es importante tener en cuenta este cambio en el escenario global. Además, al momento de orientar a los jóvenes también hay que animarlos a pensar si les gustaría tener una experiencia en otro país, entre otras cosas.
Por último, el salario tampoco debe ser dejado de lado, ya que también impacta en otros planes y proyectos futuros que podamos tener. En este sentido, también hay que ayudarlos a pensar en términos de competitividad.
Llevar tranquilidad sobre la toma de decisiones
Un denominador común que debe estar presente es la tranquilidad. Es decir, debemos acompañar a los jóvenes a que tomen decisiones con conciencia, con reflexión y que dediquen tiempo para conectar con su propósito. Sin embargo, también debemos compartir con ellos que, incluso cuando estamos convencidos de algo, puede haber escenarios inesperados y las cosas pueden no ser como imaginamos.
El aspecto emocional tiene un rol muy importante en la toma de decisiones. En este sentido, debemos suavizar la idea sobre el fracaso. Si eligen un estudio y luego no les gusta, no habrán fracasado si lo abandonan. Por el contrario, debe valorarse como una instancia de aprendizaje y de autoconocimiento.
Por último, al orientar a los adolescentes, debemos pensar en las creencias y prejuicios desde donde hablamos. Al hacerlo, podemos descubrir que nuestros consejos están más orientados por nuestros miedos e incluso por el desconocimiento.
Fuente: Maria Fátima Seppi Vinuales / eresmama.com