Estamos más integradas a la educación superior como tendencia global. Hoy por hoy, hay más mujeres que hombres estudiando educación superior en el mundo. De acuerdo con el índice de paridad de género de la tasa bruta de matriculación de la UNESCO, la puntuación de 192 países es de 1.1 – ligeramente a favor de las mujeres. La puntuación de América Latina es un poco más alta, con 1.2. Para el caso de México es de 1.04, lo que refleja una paridad casi perfecta hombre-mujer en matriculación a nivel superior.
Ahora bien. No se puede entender una realidad compleja, a partir de un sólo dato. La comparación hombre-mujer en matriculación a nivel superior no refleja la persistencia en las brechas significativas de la matriculación de hombres y mujeres en diferentes disciplinas, y en particular en las carreras de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés).
¿Por qué es relevante?
Existen disciplinas que son mejor pagadas que otras y que a su vez generan mayores niveles de equidad económica y riqueza para toda la población. La integración de la mujer a la educación superior no necesariamente se traduce en igualdad de ingreso económico.
Según los datos del Banco Mundial, de 118 economías -entre los años 2015 a 2018- en promedio sólo el 14.1% de los egresados de las carreras STEM son mujeres. Además, únicamente cinco países reportan que más del 30% de egresados de las carreras STEM son mujeres
Las brechas en STEM entre hombres y mujeres se construyen desde temprana edad, ¿cuáles son las causas? De acuerdo con un estudio de la OCDE (2015), un factor es la internalización en las propias mujeres del viejo estereotipo pasado de moda que cree que “las mujeres no son tan buenas para las matemáticas en comparación con los hombres”. A pesar de que las habilidades cognitivas se desarrollan en igual grado para hombres y mujeres, este estudio concluyó que la brecha de género en el examen internacional PISA sobre el desempeño en matemáticas se debe, en gran parte, a los bajos niveles de confianza de las niñas.
Los beneficios son para todos. Más mujeres integradas a la educación y a la fuerza laboral en STEM se traduce directamente en hijos con mejores oportunidades educativas y laborales. Además, ayuda al crecimiento económico a nivel mundial. ¿Qué estamos esperando?
Fuente: Eleconomista.com.mx