La idea de una semana escolar de cuatro días, en vez de los cinco a los que estamos acostumbrados, no es nueva. Desde los años treinta, y a raíz de las diversas crisis económicas que hemos sufrido cada cierto tiempo, la idea ha reflotado una y otra vez. La premisa es que una reducción del 20% en la jornada semanal supone un ahorro en el coste.
El concepto está volviendo a ponerse de moda tras saber que Colorado va a adoptar este tipo de jornada, lo que afectará a más de 18.000 escolares. Además de lo económico, a la reducción también se le ha atribuido un beneficio educativo y varias ventajas más. Sin embargo, esta medida tiene también fuertes detractores. ¿Qué sabemos sobre ella? ¿Realmente funciona? ¿Podríamos aplicarla en todas partes?
¿Qué son las escuelas de cuatro días?
La idea es relativamente sencilla: acortar la semana escolar hasta el jueves aumentando unos cuarenta minutos de jornada lectiva. El viernes quedaría libre para trabajar en casa o realizar las tareas que cada uno crea oportuno. Como explicábamos, esto se realizaría en busca de un ahorro económico procedente de reducir los servicios de mantenimiento, materiales y sueldos necesarios en un supuesto 20% de todo el cómputo global.
Al aumentar esos cuarenta minutos diarios, no se reduce el tiempo lectivo total
A la vez, al aumentar esos cuarenta minutos diarios, no se reduce realmente la jornada lectiva total, pero se promueve una educación más abierta, dicen sus defensores. Las escuelas con jornada de cuatro días no son un mero hecho anecdótico. Desde los años treinta han sido varios los intentos de implantarlas a lo largo del tiempo. Especialmente en las escuelas rurales de Estados Unidos, que son los «inventores» y principales abogados de este tipo de educación.
Desde el año 2000, el número de escuelas que han aplicado este sistema ha crecido hasta alcanzar a 550 distritos por todo Estados Unidos. Solo seis estados no tienen ninguna escuela que haya tratado de aplicarla. La gran mayoría de centros son de carácter rural, aunque en estas últimas décadas algunas pequeñas ciudades parecen haberlo implantado también.
A pesar del interés y el éxito, también existe el ejemplo contrario. Según el último informe del Centro para la Reinvención de la Educación Publica, o CRPE, por sus siglas en inglés, varios distritos han retomado la educación basada en semanas de cinco días en los últimos años, algunos de los cuales lo ha hecho tras más de una década de enseñar bajo este régimen. Las razones principales, explican, son la baja tasa de éxito académico o el descontento de los padres.
Además del sistema de cuatro días con cuarenta minutos más y el viernes de descanso, otras escuelas utilizan horarios flexibles, algo que también hemos visto en España, donde las jornadas se reducen bajo otros criterios o se alternan las vacaciones con los días escolares de manera más dinámica. Actualmente hay varios países europeos como Francia, Holanda o Reino Unido, que están coqueteando con la idea de una escuela de cuatro días. ¿Realmente merece la pena?
¿Sirve para ahorrar dinero?
El argumento principal de este tipo de sistema es el económico. ¿Qué sabemos al respecto? La reducción de un 20% de la jornada lectiva total parece anunciar un ahorro sustancial en cuanto a servicios y sueldos, por ejemplo.
Sin embargo, la Education Commission of the States (o ECS), una entidad independiente pero con mucho peso en el análisis educativo del panorama estadounidense, alertó en 2011 que esta idea es falsa ya que los gastos no son totalmente dependientes de la jornada, sino que existen gastos fijos ineludibles, variaciones y gastos indirectos. Eso, además, por no hablar de que cada colegio tiene sus propias necesidades, por lo que hace muy difícil hacer una estimación realista.
Los estudios económicos muestran que el ahorro máximo que puede esperarse es de un 5,43%
Aun así, explican en el informe que presentaron, el ahorro máximo que puede esperarse de la reducción es de un 5,43%, oscilando entre el 0,4% y un 2,5% en los casos reales de colegios que habían conseguido ahorrar aplicando las semanas de cuatro días (hasta 2011). Un informe más reciente publicado por el condado de Oklahoma parece ratificar estos datos, en los cuales de todos los colegios analizados solo menos de la mitad consiguieron ahorrar dinero. El 60% de los mismos gastaron más que en los años anteriores a la aplicación de las semanas de cuatro días.
Este informe apunta a que realmente no se sabe la razón de este aumento del gasto o del ahorro, sino que es meramente informativo, y que hace falta estudiarlo más a fondo. No obstante, parece coincidir con el análisis de la ECS, por lo que no podemos decir que el argumento económico se sostenga. Es decir, la premisa de que una semana de cuatro días ayuda a ahorrar es cuestionable y, en el mejor de los casos, depende de muchos otros factores importantes.
Entonces, ¿ayuda a mejorar la educación?
Aunque en los últimos cinco años se ha incrementado el número de estudios relacionando la calidad educativa y este sistema de las escuelas de cuatro días, el compendio global no arroja datos claros al respecto. A pesar de que varios estudios han tratado de atribuirle ventajas en cuanto al aprendizaje a nivel pedagógico y organizativo, lo cierto es que los resultados no son concluyentes.
Sí que podemos encontrar estudios que afirman que existen resultados positivos. El más famoso es el realizado por Mark Anderson y Mary Beth Walker que apuntaba a una mejora en matemáticas y capacidad lectora para niños de cuarto y quinto grado (según el sistema americano). Sin embargo, este es muy concreto para estas edades y materias. Estudios posteriores, además, comprobaron que esta progresión no se sigue, por lo que no es extrapolable a todos los cursos.
En general, explican desde el CRPE, aunque hay resultados prometedores, por el momento no hay evidencias sólidas con las que defender el sistema. Esto podría cambiar en base a nuevos estudios, pero no con lo que hay publicado hasta la fecha. Los resultados, explican, dependen demasiado de los colegios y distritos debido a multitud de factores, muchos de los cuales jamás han sido utilizados para hacer el análisis.
Aunque hay resultados prometedores, por el momento no hay evidencias sólidas con las que defender el sistema
Por otro lado, este sistema presenta una desventaja que ha determinado su rechazo en algunos distritos: la jornada laboral de los padres. El dejar a los niños un día libre, si esto no coincide con el tiempo laboral de los padres, puede poner a la familia en una situación complicada, algo que se soluciona en algunos distritos con servicios de cuidado infantiles. Por otro lado, algunos expertos apuntan a que este tipo de educación podría suponer un aprendizaje menos cercano, aunque tampoco existen estudios que avalen esta afirmación ni sus supuestas consecuencias.
Por el momento, no parece que aplicar de forma general el sistema de escuela de cuatro días sea una medida eficiente ni positiva. ¿Puede que le funcione bien a ciertos colegios? Sin duda, pero los resultados son muy heterogéneos y parecen demasiado dependientes del sitio donde se aplican. ¿Llegaremos a entender mejor este sistema? ¿Podremos usarlo para mejorar el sistema educativo? Tras varias décadas de existencia, parece que los resultados son todavía demasiado débiles para llegar a una conclusión a su favor.
Fuente:magnet.xataka.com