Otoniel Alvarado Oyarce
Consultor REDEM – Perú
Motivado porque desde hace algún tiempo, no tan lejano, se viene afirmando con cierta frecuencia, en particular por políticos y economistas, que la educación es la base para el desarrollo, es que nos proponemos formular algunas reflexiones que pretendan demostrar que dichas afirmaciones, dichas tan ligeramente, devienen en falacias o por lo menos en expresiones sin sustento en la realidad, intencionados o destinados a determinado tipo de auditorio o con algún propósito exprofeso.
Para fundamentar la afirmación precedente, permítaseme presentar en primer lugar un par de anécdotas, muy antiguas y muy significativas, que analizadas desde una perspectiva epistemológica dicen mucho y contrastan los argumentos manidos antes referidos:
1ra.- Cuando Víctor Raúl le consulta a su amigo y compañero del Grupo Norte, de Trujillo, al filósofo Antenor Orrego, acerca de su deseo de formar un partido político, este le contesta sin ambages Partido No, Escuela Si, es decir primero la educación, después la política.
2da.- Cuando Augusto Salazar Bondy fue designado profesor del Colegio Guadalupe, ingresa a su salón para esperar el ingreso de sus alumnos con la palabra “Pensar” en el pizarrón. Al ingresar los alumnos a clase se sorprenden al ver al profesor solo en el aula y mas aun al leer la palabra del pizarrón. Para romper el hielo el profesor les pregunta cual es el curso que les toca, y como nadie sabe que contestar les indica que con este curso les va a enseñar a pensar, es decir a filosofar.
Pero a que vienen estas previas y aleccionadoras anécdotas. Esbocemos algunas inferencias:
- Tanto la educación, como el desarrollo, son fenómenos complejos, multifactoriales y sistémicos, razón por la cual deviene en la preocupación académica de los pensadores y filósofos, como los anteriormente referidos y otros tantos más dentro de los cuales destacan los todavía vigentes Mario Bunge y Edgar Morín.
- Por la misma razón, la formulación de las respectivas teorías de la educación, como del desarrollo, corresponden a este tipo de pensadores, sin embargo, a la luz de la experiencia de cada uno de ellos, podemos decir que en estos casos la praxis de sus teorías que también fue preocupación de los mismos, como sucedió con Orrego en el Partido Aprista, en el Parlamento y en el Rectorado de la U de Trujillo y de Salazar Bondy al fundar el Movimiento Social Progresista y al conducir la Reforma Educativa, cada uno en su respectivos espacio y tiempo históricos.
Es decir lograron hacer una feliz simbiosis entre la filosofía y la política. Entre la teoría (de la educativa y del desarrollo) y la práctica (la aplicación) aunque ambas experiencias o proyectos fueron truncas. Lamentablemente esta estuación, en estos tiempos, está muy lejos de ser una posibilidad y menos aun una realidad, puesto que cada una sigue cauces totalmente divergentes o por lo menos paralelos, con escasos episodios convergentes.
Mas allá de las anécdotas, la historia de la educación nos demuestra, que ésta ha sido una constante preocupación de filósofos desde épocas remotas y lugares distintos, ahí están los aportes de los griegos y de una pléyade de filósofos europeos como Kant, Stuart Mill, Mounier, Rosseau, Comte, Illich, Makarenko, etc. cuyas formulaciones aun siguen vigentes.
Otras reflexiones que nos motivan el presente comentario que surgen de los análisis efectuados en un trabajo realizado para un libro reciente (*) sobre el mismo tema, las podemos sintetizar en las siguientes:
1ra.- En América Latina, quienes asumieron ambas facetas, de pensadores y de políticos a la vez, fueron inicialmente los precursores de la Independencia de sus respectivos países, tales como José Martí, en Cuba y José María Hostos en Puerto Rico y de alguna manera Simón Rodríguez en Venezuela que, como se sabe, fue el mentor de los ideales de Simón Bolívar. Posteriormente, ya en épocas republicanas sobresalen las ideas emancipadores de los dominios imperiales de parte de Sarmiento en la Argentina, Vasconcelos en México, Mariátegui y Haya en el Perú y Paulo Freire en el Brasil, entre otros.
2da.- La observación mas significativa que encontramos en el trabajo antes indicado se refiere a los autores de las teorías del desarrollo, todas ellas formuladas por economistas, por cuya razón existe una fuerte tendencia a expresar todas las formulaciones teóricas en términos cuantitativos, básicamente en índices (Indice de Desarrollo Humano, Indice de Desigualdad, Indice de Capital Humano, Indice de Felicidad, etc.) como si estos fueran tan potentes y capaces de poder cubrir todas las dimensiones del bienestar humano, al cual se debería orientar toda teoría del desarrollo. Será por esta razón que Sábato decía que actualmente estamos viviendo en la civilización del cuanto, porque todo se expresa en números, inclusos los pensamientos, los sentimientos y los valores.
Esta aseveración cobra relevancia en el campo estrictamente pedagógico si tenemos en cuenta que las mediciones PISA de los rendimientos en algunas áreas pedagógicas lo efectúa la OCDE, organismo económico, mediante el trabajo de sus economistas, posiblemente sus econometristas.
3ra.- Desde una perspectiva fundamentalmente epistemológico-curricular podemos observar que actualmente, bajo los moldes de la globalización, que nos parece mas bien un nuevo fenómeno – muy sutil – de otra forma de dominación, se han incorporado modelos educativos educativos basados en un par de categorías de carácter eminentemente economicista, el de la competitividad y el emprendedurismo , dejando por fuera o por lo menos descuidando otras categorías que en conjunto pretenden lograr el desarrollo humano integral. ¿No será acaso que producto de estos enfoques, y dada la falta de correlación entre la educación, los valores y el trabajo, es que actualmente estamos viviendo una sociedad tremendamente convulsa y delictiva?
4ta.- Por otro lado y desde un punto de vista de la educación comparada, a la luz de los avances sostenidos de Finlandia y los países asiáticos desde los años ochenta , aproximadamente, no es ajeno afirmar que estos avances tienen sustento en las formulaciones teóricas previas y las aplicaciones consecuentes, tanto de sus sistemas educativos como de sus modelos sociales, respectivos. Obviamente nos eximimos de juzgar el sentido y orientación de dichos modelos, lo único que nos queda, como peruanos, es lamentar las experiencias perdidas y la casi nula probabilidad de llegar a tener alguna vez un modelo educativo y modelo social aplicable a nuestra realidad.
5ta.- Finalmente, debemos indicar que es indudable que para llevar adelante los modelos teóricos es indispensable que estos se deban operativizar a través de los respectivos planes, pero el caso es que en nuestro país la planificación macro y de largo plazo es inexistente, tan es así que el organismo (INP) orientador de este proceso ha sido recesado desde la década de los 80, y recientemente ha sido reemplazado por el denominado CEPLAN, cuyos trabajos creo que no existen o nadie los conoce. Será por ello que aun tengo vividos los recuerdos que en la década de los sesenta y setenta se hablaba con mucho énfasis de la Planificación del Desarrollo. Este concepto en la actualidad se ha institucionalizado bajo la denominación de la Planificación Estratégica cuyo producto Proyecto de Desarrollo Institucional si bien se orienta al largo plazo pero tiene una orientación mas empresarial por tanto es mas rentista y centrada en lo que denominan los factores estratégicos de la cadena de valor.
Como se puede colegir, estamos viviendo en una etapa de pragmatismo puro, pues mas interesan las cosas monetarias y materiales antes que los valores morales que son las que generan la calidad de vida a la que tenemos derecho todos los seres humanos, es decir a un verdadero desarrollo.
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(*) Alvarado Oyarce, Otoniel (2015). La Educación y el Desarrollo. Relaciones conceptuales. Edición EPG UNE – La Cantuta. Editora Magisterial. Lima.