Según las cifras de los políticos franceses, más del 90% de los niños entre 12 y 17 años tienen un teléfono móvil y acuden con él al colegio. De ahí que el presidente Emmanuel Macron prometiera durante su campaña electoral que prohibiría los smartphones para los niños en guarderías, escuelas primarias y secundarias. Pues está promesa está cerca de hacerse realidad.
A partir de septiembre de este 2018, los estudiantes franceses de hasta 15 años tendrán prohibido usar teléfonos móviles en cualquier lugar de la escuela, esto como parte de la nueva ley aprobada para la «desintoxicación» de los jóvenes, con la que buscan impulsar una generación sin adicción a las pantallas.
Ley para la «desintoxicación» de los jóvenes
Esta nueva ley, que en realidad es una extensión de una de 2010 que prohibía el uso de smartphones en clase, establece que ningún estudiante, bajo ninguna circunstancia, podrá hacer uso de un dispositivo móvil ya sea en clase, patios, durante el recreo o descansos, ni en ningún otro lugar de la escuela. Vamos, los estudiantes no deberán presentarse al colegio con smartphone.
Durante el debate parlamentario de esta nueva ley, los partidos de oposición plantearon dudas importantes acerca de esta nueva prohibición, ya que no se dieron detalles de cómo harán los colegios para hacer cumplir esta ley, por lo que al final se decidió que cada institución implementaría sus propios métodos y reglas.
Los legisladores del partido ‘La République En Marche’, a donde pertenece el presidente Macron, mencionaron que con esta ley, los jóvenes ahora poseían el «derecho a desconectarse» durante el día escolar. Algunos miembros de este partido incluso intentaron ir un paso más allá, al proponer que la prohibición aplicará también a los profesores y todos los adultos del plantel, lo que ayudaría a dar el ejemplo a los estudiantes.
La idea inicial era que los niños llegarán sin smartphones al colegio, mientras que los adultos deberían dejarlos en un sitio por determinar dentro del mismo colegio. Jean-Michel Blanquer, ministro de educación, quitó a los adultos del debate y mencionó que esto no era necesario.
Asimismo, Blanquer propuso que todos los colegios tuvieron casilleros para que los estudiantes dejaran ahí sus móviles al llegar al colegio, tal y como se hace hoy día con los ministros antes de las reuniones del gabinete. Ante esto, la mayoría de los colegios no estuvieron de acuerdo, ya que el colocar casilleros para cada uno de sus estudiantes «sería costoso, poco práctico y difícil de controlar».
El objetivo de esta ley es que las personas reflexionen sobre el uso de smartphones en la sociedad, incluidos los adultos, ya que aseguran que los niños se han vuelto extremadamente adictos a los móviles y no pueden concentrarse en sus estudios. Respecto a esto, algunos grupos de derechos humanos buscan que se dé marcha atrás a esta ley, advirtiendo que las escuelas no tienen el derecho legal de prohibir teléfonos.
Fuente: xataka.com